16/04/2016, 23:27
¿Que lo aprendió mientras entrenaba la técnica de la que le había hablado anteriormente?...
Kaido intentó maquinar rápidamente y pensar en alguna habilidad que pudiera conocer, que se asemejase a lo que él había visto. Fuuton, quizás, teniendo en cuenta que hizo que los ingredientes diesen vuelta por sí solo, aunque pronto desechó la idea teniendo en cuenta que creía poco probable que una técnica de viento pudiera revolver y mezclar los ingredientes sin hacer un desastre por toda la cocina.
Se rindió poco después, quizás no tenía la inteligencia suficiente como para descifrarlo por sí mismo. Y Daruu ya había dejado en claro que no le iba a mostrar la técnica. Le miró con mala cara y continuó.
Parecía estar haciéndolo bien. El chef no intervenía en su procedimiento más que para arrojarle a las manos un poco de harina de vez en cuando, y pronto daría luz verde según la consistencia que su propia masa había tomado. Kaido le dio un vistazo rápido a la de Daruu para comparar y pudo ver que la de él lucía un poco más fuerte.
Y cuando creyó que ya estaba lista, su interlocutor le instó a continuar con un nuevo procedimiento. Uno más tedioso, ¿es que nunca iba a poder comer?
—Más o menos bien. Ahora tienes que coger la masa e intentar integrarla en una bola. La coges, y la mezclas, y la aplastas un poco, y la vuelves a apretar, y a hacer una bola, y la doblas y la vuelves a doblar hasta que sea consistente como si se tratase de arcilla dura. Puedes ponerla en la mesa, ya no mancha tanto. Te seguiré echando harina por si acaso.
—¿No tendrás una técnica para esto también, de casualidad?—comentó grosero—. ahora entiendo por qué cobran tanto en Amegakure por una pizza, joder.
Tomó su masa y la puso en la mesa. Se desparramó sobre el tablero e intentó juntarla toda de nuevo para crear la bola que Daruu había pedido, para luego aplastarla nuevamente a fin de que fuera tomando mayor consistencia. Como arcilla, pidió el maestro, y amasó con fuerza hasta que sintiera que la misma había alcanzado el punto deseado.
—Creo que ya está.
Miró a Daruu, esperando su respuesta. De no estar lista le metería una ostia, de seguro.
Kaido intentó maquinar rápidamente y pensar en alguna habilidad que pudiera conocer, que se asemejase a lo que él había visto. Fuuton, quizás, teniendo en cuenta que hizo que los ingredientes diesen vuelta por sí solo, aunque pronto desechó la idea teniendo en cuenta que creía poco probable que una técnica de viento pudiera revolver y mezclar los ingredientes sin hacer un desastre por toda la cocina.
Se rindió poco después, quizás no tenía la inteligencia suficiente como para descifrarlo por sí mismo. Y Daruu ya había dejado en claro que no le iba a mostrar la técnica. Le miró con mala cara y continuó.
Parecía estar haciéndolo bien. El chef no intervenía en su procedimiento más que para arrojarle a las manos un poco de harina de vez en cuando, y pronto daría luz verde según la consistencia que su propia masa había tomado. Kaido le dio un vistazo rápido a la de Daruu para comparar y pudo ver que la de él lucía un poco más fuerte.
Y cuando creyó que ya estaba lista, su interlocutor le instó a continuar con un nuevo procedimiento. Uno más tedioso, ¿es que nunca iba a poder comer?
—Más o menos bien. Ahora tienes que coger la masa e intentar integrarla en una bola. La coges, y la mezclas, y la aplastas un poco, y la vuelves a apretar, y a hacer una bola, y la doblas y la vuelves a doblar hasta que sea consistente como si se tratase de arcilla dura. Puedes ponerla en la mesa, ya no mancha tanto. Te seguiré echando harina por si acaso.
—¿No tendrás una técnica para esto también, de casualidad?—comentó grosero—. ahora entiendo por qué cobran tanto en Amegakure por una pizza, joder.
Tomó su masa y la puso en la mesa. Se desparramó sobre el tablero e intentó juntarla toda de nuevo para crear la bola que Daruu había pedido, para luego aplastarla nuevamente a fin de que fuera tomando mayor consistencia. Como arcilla, pidió el maestro, y amasó con fuerza hasta que sintiera que la misma había alcanzado el punto deseado.
—Creo que ya está.
Miró a Daruu, esperando su respuesta. De no estar lista le metería una ostia, de seguro.