17/04/2016, 19:34
Tatsuya estaba cansado, aunque no había terminado tan mal parado como Mogura, este último recibió un pequeño regalito de parte del jefe. Riko por su lado se le notaba desgastado por el encuentro, a juzgar de Tatsuya, por la forma de pelear de Riko dedujo que se trataba de un especialista en Taijutsu. Como fueron interrumpidos cuando estaban hablando sobre el tema Riko nunca llegó a contestar la pregunta, pero sus actos habían resuelto la incógnita.
Taro estaba empezando a incorporarse, y sus ojos brillaron ante la amabilidad de Mogura, dió una probadita al pastelito mientras unas lagrimas de alegría rodaban en sus mejillas. Era lo más rico que había probado en su vida, o al menos eso era lo que dejaba ver. Sin embargo el ambiente lejos de estar tranquilo estaba muy tenso debido a las alegatas del dueño.
-¡Esperen!, yo no cargo ni un centavo, y estaba con esa pandilla por aparentar ser mas rudo, sólo quería ser popular- Afirmó Taro.
-Pues a mi me da igual quién inicio la pelea, ustedes tres estuvieron involucrados y deben pagar por los daños- Dijo enojado con su mirada clavada en Riko.
Tatsuya no sabía que hacer, se suponía que el dinero que le había dado su padre era para su estadía en los dojos, si se lo gastaba ahorita todo de golpe le caería un fuerte regaño de seguro, estaba entre la espada y la pared. Aquello se volvería casi literal cuando vió a dos samurai entrar al local, probablemente el mesero los había mandado a llamar en el momento en que empezó la trifulca.
-No es justo, lo hicimos por ayudar- Alegó.
-Pues ayudarán a pagar la pared, la cuenta de los maleantes y la cuenta de los comensales que salieron huyendo- Bufó el dueño.
-¿QUÉ?-
-Ya me escucharon, ¿o prefieren que estos caballeros los lleven a dar una vuelta?- Dijo mientras los samurai se paraban cerca de los tres ninjas.
-¡No puede estar hablando en serio!-
Una cosa era segura, estaban en problemas, por haber ayudado ahora estaban siendo culpados del incidente, era cierto que Mogura había roto la pared pero no eran responsables de todo lo demás. Justos pagan por pecadores. O pagaban, o seguramente los samurais se los llevarían a algún lugar no muy agradable.
Taro estaba empezando a incorporarse, y sus ojos brillaron ante la amabilidad de Mogura, dió una probadita al pastelito mientras unas lagrimas de alegría rodaban en sus mejillas. Era lo más rico que había probado en su vida, o al menos eso era lo que dejaba ver. Sin embargo el ambiente lejos de estar tranquilo estaba muy tenso debido a las alegatas del dueño.
-¡Esperen!, yo no cargo ni un centavo, y estaba con esa pandilla por aparentar ser mas rudo, sólo quería ser popular- Afirmó Taro.
-Pues a mi me da igual quién inicio la pelea, ustedes tres estuvieron involucrados y deben pagar por los daños- Dijo enojado con su mirada clavada en Riko.
Tatsuya no sabía que hacer, se suponía que el dinero que le había dado su padre era para su estadía en los dojos, si se lo gastaba ahorita todo de golpe le caería un fuerte regaño de seguro, estaba entre la espada y la pared. Aquello se volvería casi literal cuando vió a dos samurai entrar al local, probablemente el mesero los había mandado a llamar en el momento en que empezó la trifulca.
-No es justo, lo hicimos por ayudar- Alegó.
-Pues ayudarán a pagar la pared, la cuenta de los maleantes y la cuenta de los comensales que salieron huyendo- Bufó el dueño.
-¿QUÉ?-
-Ya me escucharon, ¿o prefieren que estos caballeros los lleven a dar una vuelta?- Dijo mientras los samurai se paraban cerca de los tres ninjas.
-¡No puede estar hablando en serio!-
Una cosa era segura, estaban en problemas, por haber ayudado ahora estaban siendo culpados del incidente, era cierto que Mogura había roto la pared pero no eran responsables de todo lo demás. Justos pagan por pecadores. O pagaban, o seguramente los samurais se los llevarían a algún lugar no muy agradable.