18/04/2016, 07:51
El camarero se sentía abrumado, por una parte Mogura le inquiría su opinión respecto a que pudo haber sido de él y por otra Riko lo señalaba con el dedo mientras discutía con el dueño del local. El mesero parecía asustado, miro a los ojos de su jefe y supo que no debía hablar de más. Si los ninjas no se hubieran metido su jefe de seguro le estaría descontado del sueldo los gastos de las cuentas de los comensales.
-Yo... Yo... Yo no... no pedí su ayuda- Dijo el sinvergüenza con tal de evitar que su jefe le echara la bronca, aunque sabía que los ninjas tenían la razón.
-Ahí lo tienen, si hubieran dejado que golperan a mi empleado no habría pasado a mayores, pero por su culpa ahora tengo muchas pérdidas- Comentó el jefe.
Tatsuya hizo una cara de total indignación, no daba crédito a lo que sus oídos acababan de escuchar, pensaba que ambos tipos eran unos malagradecidos. Habían ayudado con buena intención y los sujetos con todo el descaro del mundo les decían que hubiera sido mejor haber dejado que los maleantes se salieran con la suya. Aquella fue la gota que derramó el vaso, le dió rabia y poco faltó para que intentase darle un puñetazo en la cara al tipo, pero se contuvo, no era como cuando golpeaba a su hermano pues en este caso si podría traerle serias consecuencias.
-No pienso pagar lo que no nos toca a nosotros- Dijo ya con tono molesto. -Idiota...- Murmuró entredientes.
Por otro lado Taro estaba feliz de la vida con el pastelito de frutilla, estaba realmente agradecido con Mogura por haberle compartido de su postre. Aquel actobcon dulce sabor le hizo arrepentirse de sus malas acciones, quería disculparse con los shinobis pero no encontraba la oportunidad, levantó la mano y abrió la boca pero nadie hacía caso de él medio de la discusión, no le daban lugar a que pudiera dar su opinión.
-Olvídenlo- Bajó la mano resignado.
Uno de los samurai se mostraba airado por la situación, por un momento parecía haberse dejado convencer por las palabras del ninja de Amegakure, pero en cuanto escuchó como Riko los acusaba de hacer mal su trabajo se mostró totalmente ofendido por sus palabras. Rápidamente se agachó para agarrar por el brazo al shinobi de Uzushio y jalonearlo para llevárselo arrestado, pero su compañero con un movimiento de su mano le indicó que lo soltara. El tipo no tuvo mas remedio que liberar al chico de las rastas, mientras el otro con semblante serio le dirigió la palabra a los presentes.
-Ustedes, shinobis que vinieron de tierras lejanas- Habló el samurai con un tono solemne. -Deben saber que desde que Noka-sama organizó este torneo muchos extranjeros han venido a ver la competición, pero esto a su vez también a incrementado los crímenes en menor medida, no podemos estar en todos lados resguardando las ciudades cuando debemos vigilar las áreas del evento- El hombre miró a cada uno de los presentes antes de seguir con su discurso. -Tendrán que pagar los daños que les corresponda, mientras el bandido que se quedó deberá trabajar hasta que salde su deuda... ¿de acuerdo?- Terminó de decir el guerrero.
El dueño del negocio asintió con la cabeza, el sólo quería el dinero para evitar pérdidas importantes. El mesero simplemente se limitó a imitar el gesto de su jefe, Taro en un inicio se mostraba indeciso, pero luego de unos instantes movió la cabeza de arriba para abajo para mostrarse positivo.
-Que los ninjas paguen la pared y sus cuentas; el llorón trabajará para cubrir los demás gastos- Indicó el dueño.
-No me queda de otra, es mejor que una celda- Dijo un resignado Taro.
Sólo faltaban las opiniones de los tres shinobis.
-Pues... Por mí no hay problema...- Respondió Tatsuya ya tranquilizado. -¿Qué dicen ustedes?- Preguntó dirigiéndose a los ninjas de Uzushio y Ame respectivamente.
-Yo... Yo... Yo no... no pedí su ayuda- Dijo el sinvergüenza con tal de evitar que su jefe le echara la bronca, aunque sabía que los ninjas tenían la razón.
-Ahí lo tienen, si hubieran dejado que golperan a mi empleado no habría pasado a mayores, pero por su culpa ahora tengo muchas pérdidas- Comentó el jefe.
Tatsuya hizo una cara de total indignación, no daba crédito a lo que sus oídos acababan de escuchar, pensaba que ambos tipos eran unos malagradecidos. Habían ayudado con buena intención y los sujetos con todo el descaro del mundo les decían que hubiera sido mejor haber dejado que los maleantes se salieran con la suya. Aquella fue la gota que derramó el vaso, le dió rabia y poco faltó para que intentase darle un puñetazo en la cara al tipo, pero se contuvo, no era como cuando golpeaba a su hermano pues en este caso si podría traerle serias consecuencias.
-No pienso pagar lo que no nos toca a nosotros- Dijo ya con tono molesto. -Idiota...- Murmuró entredientes.
Por otro lado Taro estaba feliz de la vida con el pastelito de frutilla, estaba realmente agradecido con Mogura por haberle compartido de su postre. Aquel actobcon dulce sabor le hizo arrepentirse de sus malas acciones, quería disculparse con los shinobis pero no encontraba la oportunidad, levantó la mano y abrió la boca pero nadie hacía caso de él medio de la discusión, no le daban lugar a que pudiera dar su opinión.
-Olvídenlo- Bajó la mano resignado.
Uno de los samurai se mostraba airado por la situación, por un momento parecía haberse dejado convencer por las palabras del ninja de Amegakure, pero en cuanto escuchó como Riko los acusaba de hacer mal su trabajo se mostró totalmente ofendido por sus palabras. Rápidamente se agachó para agarrar por el brazo al shinobi de Uzushio y jalonearlo para llevárselo arrestado, pero su compañero con un movimiento de su mano le indicó que lo soltara. El tipo no tuvo mas remedio que liberar al chico de las rastas, mientras el otro con semblante serio le dirigió la palabra a los presentes.
-Ustedes, shinobis que vinieron de tierras lejanas- Habló el samurai con un tono solemne. -Deben saber que desde que Noka-sama organizó este torneo muchos extranjeros han venido a ver la competición, pero esto a su vez también a incrementado los crímenes en menor medida, no podemos estar en todos lados resguardando las ciudades cuando debemos vigilar las áreas del evento- El hombre miró a cada uno de los presentes antes de seguir con su discurso. -Tendrán que pagar los daños que les corresponda, mientras el bandido que se quedó deberá trabajar hasta que salde su deuda... ¿de acuerdo?- Terminó de decir el guerrero.
El dueño del negocio asintió con la cabeza, el sólo quería el dinero para evitar pérdidas importantes. El mesero simplemente se limitó a imitar el gesto de su jefe, Taro en un inicio se mostraba indeciso, pero luego de unos instantes movió la cabeza de arriba para abajo para mostrarse positivo.
-Que los ninjas paguen la pared y sus cuentas; el llorón trabajará para cubrir los demás gastos- Indicó el dueño.
-No me queda de otra, es mejor que una celda- Dijo un resignado Taro.
Sólo faltaban las opiniones de los tres shinobis.
-Pues... Por mí no hay problema...- Respondió Tatsuya ya tranquilizado. -¿Qué dicen ustedes?- Preguntó dirigiéndose a los ninjas de Uzushio y Ame respectivamente.