21/04/2016, 23:55
A pesar del ataque sorpresa, el larguirucho parecía conocer la técnica y reaccionó de inmediato al escuchar su nombre. «Mierda, debí haberle hecho otro tipo de señal...»
Consiguió encerrar a los otros dos, pero con el otro libre, no se quedaba tranquilo, de modo que se encaró a él y se preparó para lo que pudiera pasar.
—Oh, pero qué tenemos aquí... ¡El otro chico de Amegakure! ¿Os acordabais de él? —soltó uno de los matones.
—Yo sssí. Me hizo perder una buena cantidad de dinero en la primera ronda del torneo... —replicó el larguirucho, que hablaba como una serpiente—. ¡Nuesssstro Uchiha empató con esssste jodido mequetrefe! ¿Qué classsse de locura essss essssa?
Daruu lo miró y entrecerró los ojos.
—Volvería a joderte otra apuesta si pudiera. Y a lo mejor te jodo más cosas —bufó, cabreado.
—No os vais a salir con la vuestra. Os llevaremos ante las autoridades del valle y... ¡AH!
—¡Ayame, cuidado! —advirtió Daruu, cuando la vio caer al suelo sin remedio. Intentó correr hacia ella, pero el suelo se requebrajó y se levantó, y tuvo que saltar al techo de la jaula.
Techo de la jaula que no tardó en romper el más bajito de los presentes. Saltó hasta caer al lado de Ayame y apoyó la palma de la mano sobre su espalda.
—¿Estás bien? —Aunque era obvio que no.
El hombre de los tatuajes se giró hacia ellos, y sacó de su gabardina una peligrosa porra de metal. Daruu chasqueó la lengua. «Esto se ha puesto difícil demasiado rápido.»
—¡Siempre nos obligáis a hacer las cosas por las malas! Luego decís que somos unas malas personas... ¡Pero no me mires con esos ojillos, dulzura! Para que veas que sigo teniendo corazón sólo te romperé dos o tres huesos.
—¡Oye, gracias por llamarme dulzura, marica! —dijo Daruu, escupiendo a un lado—. Pero me temo que no eres mi tipo.
Observó sus posibilidades. Un tío con una porra enorme. Un hombre que tenía una fuerza admirable a pesar de su corta estatura. Del larguirucho, no sabía nada, pero era el primero que había evitado la trampa.
—Escucha, ¿qué vas a hacer después de esto? Te garantizo que Amekoro Yui no se va a tomar nada bien esto. Y ya has oído de lo que es capaz.
Daruu se estaba refiriendo, precisamente, a la destrucción de Kusagakure. Era imposible que no se hubiera enterado de eso, hacía días que era motivo de chismorreos y maldiciones por todo el valle. Daruu era parte de las maldiciones, pero lo hacía para sí.
Por supuesto, la versión oficial era que la sustituta de Yui había ordenado todo. Pero después de todas las leyendas que circulaban en torno a las maneras de la Arashikage, el muchacho imaginaba que sería capaz de eso, y mucho más.
Tenía un debate moral interno desde hacía días. ¿Estaba bien lo que había hecho? ¿Estaba mal? Le había estado dando bastantes vueltas, pero no había sido capaz de encontrar una respuesta. ¿No iba Kusagakure a traicionar el Pacto? Y aún así, ¿no hubiera sido mejor estudiar otra manera de enfrentarse a esa traición?
Como no estaba seguro de cual era el lado bueno de la historia, se aferró al de los suyos, que al menos, tenía grabado el símbolo de la lluvia en la frente.
Al fin y al cabo, era posible que la leyenda y la exageración les sirviesen de algo aquél día.
Consiguió encerrar a los otros dos, pero con el otro libre, no se quedaba tranquilo, de modo que se encaró a él y se preparó para lo que pudiera pasar.
—Oh, pero qué tenemos aquí... ¡El otro chico de Amegakure! ¿Os acordabais de él? —soltó uno de los matones.
—Yo sssí. Me hizo perder una buena cantidad de dinero en la primera ronda del torneo... —replicó el larguirucho, que hablaba como una serpiente—. ¡Nuesssstro Uchiha empató con esssste jodido mequetrefe! ¿Qué classsse de locura essss essssa?
Daruu lo miró y entrecerró los ojos.
—Volvería a joderte otra apuesta si pudiera. Y a lo mejor te jodo más cosas —bufó, cabreado.
—No os vais a salir con la vuestra. Os llevaremos ante las autoridades del valle y... ¡AH!
—¡Ayame, cuidado! —advirtió Daruu, cuando la vio caer al suelo sin remedio. Intentó correr hacia ella, pero el suelo se requebrajó y se levantó, y tuvo que saltar al techo de la jaula.
Techo de la jaula que no tardó en romper el más bajito de los presentes. Saltó hasta caer al lado de Ayame y apoyó la palma de la mano sobre su espalda.
—¿Estás bien? —Aunque era obvio que no.
El hombre de los tatuajes se giró hacia ellos, y sacó de su gabardina una peligrosa porra de metal. Daruu chasqueó la lengua. «Esto se ha puesto difícil demasiado rápido.»
—¡Siempre nos obligáis a hacer las cosas por las malas! Luego decís que somos unas malas personas... ¡Pero no me mires con esos ojillos, dulzura! Para que veas que sigo teniendo corazón sólo te romperé dos o tres huesos.
—¡Oye, gracias por llamarme dulzura, marica! —dijo Daruu, escupiendo a un lado—. Pero me temo que no eres mi tipo.
Observó sus posibilidades. Un tío con una porra enorme. Un hombre que tenía una fuerza admirable a pesar de su corta estatura. Del larguirucho, no sabía nada, pero era el primero que había evitado la trampa.
—Escucha, ¿qué vas a hacer después de esto? Te garantizo que Amekoro Yui no se va a tomar nada bien esto. Y ya has oído de lo que es capaz.
Daruu se estaba refiriendo, precisamente, a la destrucción de Kusagakure. Era imposible que no se hubiera enterado de eso, hacía días que era motivo de chismorreos y maldiciones por todo el valle. Daruu era parte de las maldiciones, pero lo hacía para sí.
Por supuesto, la versión oficial era que la sustituta de Yui había ordenado todo. Pero después de todas las leyendas que circulaban en torno a las maneras de la Arashikage, el muchacho imaginaba que sería capaz de eso, y mucho más.
Tenía un debate moral interno desde hacía días. ¿Estaba bien lo que había hecho? ¿Estaba mal? Le había estado dando bastantes vueltas, pero no había sido capaz de encontrar una respuesta. ¿No iba Kusagakure a traicionar el Pacto? Y aún así, ¿no hubiera sido mejor estudiar otra manera de enfrentarse a esa traición?
Como no estaba seguro de cual era el lado bueno de la historia, se aferró al de los suyos, que al menos, tenía grabado el símbolo de la lluvia en la frente.
Al fin y al cabo, era posible que la leyenda y la exageración les sirviesen de algo aquél día.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)