26/04/2016, 15:15
Solté una carcajada al ver que había dado de lleno y que incluso su alma estaba dolorida. Tanto fue así que su antifaz cavernicola no quiso presenciar la derrota y cayó repiqueteando contra el suelo. Incluso sus lágrimas no querían ser participes de ello y fueron cayendo por su atónito rostro. Antes de que pudiera reincorporarme el bacalao apresó de nuevo a Shinzo, esta vez dispuesto a terminar con la tarea por la vía rápida. Puso su kunai justo encina de su yugular.
—Qué dicen: ¿le rajamos el cuello?
La proposición del escualo era tentadora. debo reconocerlo, estuve a casi nada de posicionarme de su lado. Es más, estuve muy cerca de perforar su corazón de gilipollas con su propia arma. Pero la peliazul se me adelantó.
-¡No! - Exclamó rápidamente la única fémina del lugar. -Un momento, ¡él puede ser un bandido, pero no es un verdugo! Creo... - dudó por un momento llevándose su dedo índice al mentón, pensativa. -Aún así, no creo que rajarle el cuello sea la mejor decisión... ¿Qué tal si le dejamos la responsabilidad a la gente de Yachi? Ellos son los que han sufrido los ataques de este hombre... ¡Deberían ser ellos los que decidiesen eso! - como si fuese la idea más brillante que tenía en mucho tiempo - y la verdad es que lo era, seamos sinceros - todo lo decía con un tono de voz alegre. - Venga, Kaido-niisan, llevémosle con las autoridades del lugar y terminemos nuestro cometido aquí.
Chasquee la lengua y guardé el kunai que había empuñado previamente en mi mano diestra.
-Lo habéis hecho genial, hacéis muy buen equipo
-¡Oh, claro que no! En todo caso hacemos un equipo muy bueno. Pero lo cierto es que contra este gilipollas era imposible que saliéramos derrotados-
Di la vuelta para quedarme en la espalda del tipo que había intentado arrancarme la vida hacía tan solo unos instantes y suspiré para dejar salir mis instintos asesinos en lugar de tomarme la justicia por mi mano, agarre sus manos, las junté y con una telaraña se las aprisioné.
Veamos, veamos... Tu proposición es muy tentadora, Kaidete. Pero esta vez haré caso a mi camarada, que sea Yachi quien juzgue si merece seguir viviendo, de lo contrario lo ejecutaremos ante todo el pueblo- afirmé mirando a mis compañeros -Que sufra hasta el último suspiro, tal y como ha hecho sufrir a Yachi-
Aparte el brazo del de Ame y tiré del hombre de Shinzo.
-Andando, gilipollas- dije mirando de reojo y con desprecio aquel hombre que había sembrado el terror por aquellas tierras.
—Qué dicen: ¿le rajamos el cuello?
La proposición del escualo era tentadora. debo reconocerlo, estuve a casi nada de posicionarme de su lado. Es más, estuve muy cerca de perforar su corazón de gilipollas con su propia arma. Pero la peliazul se me adelantó.
-¡No! - Exclamó rápidamente la única fémina del lugar. -Un momento, ¡él puede ser un bandido, pero no es un verdugo! Creo... - dudó por un momento llevándose su dedo índice al mentón, pensativa. -Aún así, no creo que rajarle el cuello sea la mejor decisión... ¿Qué tal si le dejamos la responsabilidad a la gente de Yachi? Ellos son los que han sufrido los ataques de este hombre... ¡Deberían ser ellos los que decidiesen eso! - como si fuese la idea más brillante que tenía en mucho tiempo - y la verdad es que lo era, seamos sinceros - todo lo decía con un tono de voz alegre. - Venga, Kaido-niisan, llevémosle con las autoridades del lugar y terminemos nuestro cometido aquí.
Chasquee la lengua y guardé el kunai que había empuñado previamente en mi mano diestra.
-Lo habéis hecho genial, hacéis muy buen equipo
-¡Oh, claro que no! En todo caso hacemos un equipo muy bueno. Pero lo cierto es que contra este gilipollas era imposible que saliéramos derrotados-
Di la vuelta para quedarme en la espalda del tipo que había intentado arrancarme la vida hacía tan solo unos instantes y suspiré para dejar salir mis instintos asesinos en lugar de tomarme la justicia por mi mano, agarre sus manos, las junté y con una telaraña se las aprisioné.
Veamos, veamos... Tu proposición es muy tentadora, Kaidete. Pero esta vez haré caso a mi camarada, que sea Yachi quien juzgue si merece seguir viviendo, de lo contrario lo ejecutaremos ante todo el pueblo- afirmé mirando a mis compañeros -Que sufra hasta el último suspiro, tal y como ha hecho sufrir a Yachi-
Aparte el brazo del de Ame y tiré del hombre de Shinzo.
-Andando, gilipollas- dije mirando de reojo y con desprecio aquel hombre que había sembrado el terror por aquellas tierras.
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa