2/05/2016, 17:56
El aspecto de Shinzo era de lo más penoso. Vencido y derrotado por 3 malditos niños extranjeros del demonio. Había caído más bajo que la mismísima mierda. Seguramente estaría suplicando que le matásemos rápidamente en vez de tener que soportar más esa vergüenza. Pero esa decisión no estaba en sus manos, desafortunadamente para él.
Le agarre del hombro dispuesto a caminar y aunque en primera instancia se estaba resistiendo solo tenía que hacer presión sobre dicho hombro para causarle algo de dolor, que soltase algún que otro débil gemido, tratando de mantener su supuesta hombría y que acabase haciendo lo que le estaba pidiendo.
—¡Uy pero que rencoroso que eres Yota!
Hice caso omiso a la provocación del bacalao con patas y simplemente empezamos a caminar con Eri por detrás de nosotros. No le dí mayor importancia a aquello, deseaba terminar con aquellas horas extras cuanto antes.
Pronto la gente empezó a salir de sus casas pero no lo hacía con aquella máscara de miedo y terror que obligaba a vestir el preso y sus seguidores. No señor. Ahora mostraban una sonrisa de oreja a oreja, un rostro relajado y radiante. La felicidad y la alegría inundaba cada uno de aquellos pacíficos seres que habitaban Yachi que habían visto como su verdugo había sido detenido por 3 críos entrenados en el arte de la guerra.
Uno de ellos se acercó hasta nosotros.
—Os agradezco que hayáis tenido el valor de plantar cara a ese hombre. Muchos de los nuestros lo intentaron pero como podrán ver aquí la mayoría somos simples cultivadores de calabazas. ¡Pero ustedes, que portan la bandana de dos de las grandes aldeas!
»¡Gracias, os habéis desecho de un gran tormento para nuestra ciudad!
—Gracias mis cojones, con eso no como nada —espetó grosero—. son mil ryos. Por cabeza.
Resople ante la respuesta del escualo.
—Es broma hombre, relájate —luego señaló a Yota e hizo un gesto con la mano—. lo único que tenéis que hacer ahora es decidir sobre lo que va a pasar ahora con vuestro atormentador. He querido encargarme de él yo mismo pero mis compañeros están convencidos de que es vuestra decisión, así que... ¿qué va a ser?
—Le llevaremos a las autoridades feudales para que sea encerrado por sus crímenes. Es lo más indicado, ¿no creen?...
Aquella era la sentencia de aquel hombre que parecía haberlo consultado con una simple mirada con su gente. Estaba flipando pepinillos. Había que acabar con ese desgraciado cuanto antes. No me importaba que Eri quisiese salvarle la vida, vete tu a saber por qué, pero... ¿Quién podía asegurar que nos e escapaba de su prisión y volvía a Yachi para seguir con su tiranía? Era una posibilidad que si fuese un habitante de Yachi no estaría dispuesto a correr, pero no era mi decisión, nosotros ya habíamos cumplido con nuestra parte.
-Si eso es lo que queréis...- contesté incrédulo -Pero pensadlo bien, ¿Y si se escapa de la prisión y vuelve?-
Era algo muy posible. Nunca una prisión iba a ser más segura que la propia muerte. Jamás.
Le agarre del hombro dispuesto a caminar y aunque en primera instancia se estaba resistiendo solo tenía que hacer presión sobre dicho hombro para causarle algo de dolor, que soltase algún que otro débil gemido, tratando de mantener su supuesta hombría y que acabase haciendo lo que le estaba pidiendo.
—¡Uy pero que rencoroso que eres Yota!
Hice caso omiso a la provocación del bacalao con patas y simplemente empezamos a caminar con Eri por detrás de nosotros. No le dí mayor importancia a aquello, deseaba terminar con aquellas horas extras cuanto antes.
Pronto la gente empezó a salir de sus casas pero no lo hacía con aquella máscara de miedo y terror que obligaba a vestir el preso y sus seguidores. No señor. Ahora mostraban una sonrisa de oreja a oreja, un rostro relajado y radiante. La felicidad y la alegría inundaba cada uno de aquellos pacíficos seres que habitaban Yachi que habían visto como su verdugo había sido detenido por 3 críos entrenados en el arte de la guerra.
Uno de ellos se acercó hasta nosotros.
—Os agradezco que hayáis tenido el valor de plantar cara a ese hombre. Muchos de los nuestros lo intentaron pero como podrán ver aquí la mayoría somos simples cultivadores de calabazas. ¡Pero ustedes, que portan la bandana de dos de las grandes aldeas!
»¡Gracias, os habéis desecho de un gran tormento para nuestra ciudad!
—Gracias mis cojones, con eso no como nada —espetó grosero—. son mil ryos. Por cabeza.
Resople ante la respuesta del escualo.
—Es broma hombre, relájate —luego señaló a Yota e hizo un gesto con la mano—. lo único que tenéis que hacer ahora es decidir sobre lo que va a pasar ahora con vuestro atormentador. He querido encargarme de él yo mismo pero mis compañeros están convencidos de que es vuestra decisión, así que... ¿qué va a ser?
—Le llevaremos a las autoridades feudales para que sea encerrado por sus crímenes. Es lo más indicado, ¿no creen?...
Aquella era la sentencia de aquel hombre que parecía haberlo consultado con una simple mirada con su gente. Estaba flipando pepinillos. Había que acabar con ese desgraciado cuanto antes. No me importaba que Eri quisiese salvarle la vida, vete tu a saber por qué, pero... ¿Quién podía asegurar que nos e escapaba de su prisión y volvía a Yachi para seguir con su tiranía? Era una posibilidad que si fuese un habitante de Yachi no estaría dispuesto a correr, pero no era mi decisión, nosotros ya habíamos cumplido con nuestra parte.
-Si eso es lo que queréis...- contesté incrédulo -Pero pensadlo bien, ¿Y si se escapa de la prisión y vuelve?-
Era algo muy posible. Nunca una prisión iba a ser más segura que la propia muerte. Jamás.
![[Imagen: K1lxG4r.png]](https://i.imgur.com/K1lxG4r.png)
![[Imagen: dlinHLO.png]](https://i.imgur.com/dlinHLO.png)
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa