8/05/2016, 07:56
El muchacho no lució muy convencido de la propuesta del tiburón, o eso pensó Kaido al ver su rostro poco animado. El escualo pensó que Daruu, probablemente, estaba más preocupado en llegar en perfectas condiciones a las fechas del torneo que de lo que el propio Kaido pudiera enseñarle en el campo de batalla; por lo que existía la posibilidad de que finalmente declinara su idea. No obstante, Hanaiko comentó que podría estar divertido el hacer un pequeño combate siempre y cuando no se dejaran todo en el campo de batalla pues, evidentemente, para él habían otros compromisos mucho más importantes que el de ganarle al maleducado pescado que tenía en frente.
La malicia de Kaido, que yacía perdida durante su amistoso encuentro con Hanaiko, pareció florecer repentinamente. Porque pensó que estaría interesante el joderle una pierna al pánfilo de Daruu para que no pudiera pelear en el torneo de los Dojos. Y se lo debatió seriamente en su cabeza...
Pero no era tan mal chaval. No cuando le brindaban una pizza, al menos.
Vamos allá, espetó Daruu; y el tiburón dio un par de saltos en su posición mientras movía reiteradamente los brazos.
—Prometo no romperte nada —comentó con malicia, no sin antes esprintar hacia su más reciente contrincante e iniciar la arremetida con lo que suponía él era el movimiento más básico en una batalla: un puñetazo—. !golpe dinámico marino!
El puñetazo no tenía nada en especial ni mucho menos, pero le pareció gracioso darle un nombre a ver cómo reaccionaba Daruu. Pero no le veía tan tonto como para que creyese que de su puño saldrían peces hacia su rostro o algo similar, algo que se podría suponer por el ridículo nombre que le inventó a su ataque en ese instante.
De cualquier forma, aprovechó también, independientemente del resultado de su puñetazo; a arrojar un par de zancadillas con la pierna izquierda, inclinando su cuerpo lo suficiente como para que su mano derecha soportara su peso sobre el suelo.
La malicia de Kaido, que yacía perdida durante su amistoso encuentro con Hanaiko, pareció florecer repentinamente. Porque pensó que estaría interesante el joderle una pierna al pánfilo de Daruu para que no pudiera pelear en el torneo de los Dojos. Y se lo debatió seriamente en su cabeza...
Pero no era tan mal chaval. No cuando le brindaban una pizza, al menos.
Vamos allá, espetó Daruu; y el tiburón dio un par de saltos en su posición mientras movía reiteradamente los brazos.
—Prometo no romperte nada —comentó con malicia, no sin antes esprintar hacia su más reciente contrincante e iniciar la arremetida con lo que suponía él era el movimiento más básico en una batalla: un puñetazo—. !golpe dinámico marino!
El puñetazo no tenía nada en especial ni mucho menos, pero le pareció gracioso darle un nombre a ver cómo reaccionaba Daruu. Pero no le veía tan tonto como para que creyese que de su puño saldrían peces hacia su rostro o algo similar, algo que se podría suponer por el ridículo nombre que le inventó a su ataque en ese instante.
De cualquier forma, aprovechó también, independientemente del resultado de su puñetazo; a arrojar un par de zancadillas con la pierna izquierda, inclinando su cuerpo lo suficiente como para que su mano derecha soportara su peso sobre el suelo.