21/05/2016, 16:05
El hombre de la máscara apenas sufrió un pequeño temblor con la patada de Daruu. Se agachó, lo cogió por el cuello de la ropa y lo levantó como si estuviera hecho de papel.
—¡Ja! He visto a cachorros más pequeños como tú pegar patadas más fuertes. —Daruu gimoteó, pero le pareció percibir algo familiar en el tono de voz del extraño y abrió los ojos. Observó su máscara, y a través de ella, y vio dos ojos dorados.
—¿Se...re...?
El enmascarado arrojó al joven con fuerza, tanto que surcó cinco metros antes de caer al suelo. Daruu rodó y se levantó a duras penas, intentando ponerse en guardia. Pero el extraño corría hacia él a toda velocidad con el puño el alto.
—¡Confiaba en ti, cachorro!
¡Espera! —Dos shuriken pasaron a ambos lados del hombre y lo ataron con un hilo que no había conseguido percibir. Se enroscaron alrededor de él, y apenas le hicieron dos magulladuras cuando intentaron clavarse, sin éxito, en su carne—. ¡Esos hombres intentaban matarnos! ¡Estábamos defendiéndonos!
El extraño echó a reir.
Daruu conocía esa risa.
Pareció estallar en una nube de humo, y el tintineo metálico de los shuriken anunció su caída al suelo. Chocaron entre sí antes de clavarse en la hierba. Cuando la nube de humo se había disipado, allí no había rastro de ningún hombre, sólo de un enorme lobo gris.
—¿Crees que no lo sé, pequeño polluelo? —se dirigió a Ayame—. Sois unos imprudentes. ¿Los dejáis allí, sin más? ¡Pero bueno! ¿Y si hubiera pasado algo así de verdad? Un ninja de Uzushio os habría matado. Lo primero que tendríais que haber hecho es contárselo a algún superior. Esto no es serio.
Daruu bajó la mirada y dio un puñetazo en la hierba. Seremaru giró la cabeza para mirarlo con melancolía.
—¿Todavía tienes ganas de pelear, cachorro?
—No... —Daruu negó con la cabeza y golpeó de nuevo la tierra.
—¡Ja! He visto a cachorros más pequeños como tú pegar patadas más fuertes. —Daruu gimoteó, pero le pareció percibir algo familiar en el tono de voz del extraño y abrió los ojos. Observó su máscara, y a través de ella, y vio dos ojos dorados.
—¿Se...re...?
El enmascarado arrojó al joven con fuerza, tanto que surcó cinco metros antes de caer al suelo. Daruu rodó y se levantó a duras penas, intentando ponerse en guardia. Pero el extraño corría hacia él a toda velocidad con el puño el alto.
—¡Confiaba en ti, cachorro!
¡Espera! —Dos shuriken pasaron a ambos lados del hombre y lo ataron con un hilo que no había conseguido percibir. Se enroscaron alrededor de él, y apenas le hicieron dos magulladuras cuando intentaron clavarse, sin éxito, en su carne—. ¡Esos hombres intentaban matarnos! ¡Estábamos defendiéndonos!
El extraño echó a reir.
Daruu conocía esa risa.
Pareció estallar en una nube de humo, y el tintineo metálico de los shuriken anunció su caída al suelo. Chocaron entre sí antes de clavarse en la hierba. Cuando la nube de humo se había disipado, allí no había rastro de ningún hombre, sólo de un enorme lobo gris.
—¿Crees que no lo sé, pequeño polluelo? —se dirigió a Ayame—. Sois unos imprudentes. ¿Los dejáis allí, sin más? ¡Pero bueno! ¿Y si hubiera pasado algo así de verdad? Un ninja de Uzushio os habría matado. Lo primero que tendríais que haber hecho es contárselo a algún superior. Esto no es serio.
Daruu bajó la mirada y dio un puñetazo en la hierba. Seremaru giró la cabeza para mirarlo con melancolía.
—¿Todavía tienes ganas de pelear, cachorro?
—No... —Daruu negó con la cabeza y golpeó de nuevo la tierra.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)