12/07/2016, 14:53
— Voy a necesitar... Y puede que tal vez... Y no seria mala idea... — Ya habia vuelto a su personal ritual de ignorar a alguien mientras le esta hablando de algo importante, pero como a el ya casi ni le interesban sus respuestas, seguia haciendo su soliloquio.
— ¡Y necesitare algo para comer en el camino de ida! — Cerró sus puños con fuerza mirando al cielo, escapandosele destellos de sus ojos, estaba tan ilusionado por salir de la villa un tiempo que sus ojos parecian estrellas. Le daba igual a donde fueran o que ocurriera, como si un mapache gigante intentase comerselos, o se metiera en un fregado mas que cuestionable.
— En ese lugar hace mas calor que en Amegakure, tenlo en cuenta antes de armar tu bolso. — Le respondió Mogura mientras seguia divagando, parecia preocuparse mas él, que el propio Len de su salud. Casi apenas habia escuchado alguna palabra de lo que habia dicho, cuando el tambien se levantó, disuesto a marcharse a su casa con gran estusiasmo, para poder comenzar a hacer una pequeña mochila o maleta, donde llevar sus cosas.
— ¡De acuerdo, entonces nos vemos por allí! — Agitaba la mano mientras andaba de espaldas para tras recorrer un par de metros, caerse de espaldas. Sin embargo, su emoción no se vio mermada y se recupero en poco tiempo. — ¡Tranquilo, llegare sano y salvo a casa! ¡Y si no me encuentras allí, espero que me mandes flores a la tumba periodicamente!
Finalmente, tras esas "bonitas palabras", el joven albino desapareció entre los edificios y la lluvia de la ajetreada ciudad.
— ¡Y necesitare algo para comer en el camino de ida! — Cerró sus puños con fuerza mirando al cielo, escapandosele destellos de sus ojos, estaba tan ilusionado por salir de la villa un tiempo que sus ojos parecian estrellas. Le daba igual a donde fueran o que ocurriera, como si un mapache gigante intentase comerselos, o se metiera en un fregado mas que cuestionable.
— En ese lugar hace mas calor que en Amegakure, tenlo en cuenta antes de armar tu bolso. — Le respondió Mogura mientras seguia divagando, parecia preocuparse mas él, que el propio Len de su salud. Casi apenas habia escuchado alguna palabra de lo que habia dicho, cuando el tambien se levantó, disuesto a marcharse a su casa con gran estusiasmo, para poder comenzar a hacer una pequeña mochila o maleta, donde llevar sus cosas.
— ¡De acuerdo, entonces nos vemos por allí! — Agitaba la mano mientras andaba de espaldas para tras recorrer un par de metros, caerse de espaldas. Sin embargo, su emoción no se vio mermada y se recupero en poco tiempo. — ¡Tranquilo, llegare sano y salvo a casa! ¡Y si no me encuentras allí, espero que me mandes flores a la tumba periodicamente!
Finalmente, tras esas "bonitas palabras", el joven albino desapareció entre los edificios y la lluvia de la ajetreada ciudad.