17/07/2016, 13:21
Paró y se apoyó en sus rodillas para recuperar el aliento. Se había alejado lo menos cien metros de allí para asegurarse de que Nabi no le seguía, y cuando lo comprobó pudo volver a su apariencia normal. Sus cabellos azulados nublaron su vista por un minuto y sus jadeos era lo único que se escuchaba en aquel lugar, sin a penas un alma.
Cuando recuperó el aliento trepó por la primera casa que encontró y fue saltando de tejado en tejado hasta volver a las Costas del Remolino. Una vez allí entrecerró los ojos para divisar al animal de plumaje blanco que se encontraba paseando por allí, hasta que lo encontró... O los encontró. ''¿Dos?'' Exclamó en su interior para bajar de su escondite. ¿Para esto ideaba un magnífico plan de reencuentro con Nabi? ¿Para encontrarse a dos gallinas? Suspiró mientras se acuclillaba a preguntarle a la primera.
—Disculpe, señora gallina, ¿ha visto usted a un chaval de pelo amarillo y pintas raras? — Preguntó, mientras observaba los ojos desorbitados de aquel animal que seguía moviendo la cabeza de forma rítmica. Eri inclinó su cabeza hacia la izquierda, esperando por una respuesta.
¿Le contestaría la gallina?
—¿Y tú? — Esta vez le preguntó a la segunda. Si no le contestaban lo mejor era llevarlas de nuevo a su granja. ¡Luego la gente se quejaba por la poca producción de huevos en esta villa!
Aunque esperar a que dos gallinas le hablasen era más difícil que un día de sol en Amegakure, pero ya... No le importaba mucho, no tenía nada que hacer.
Cuando recuperó el aliento trepó por la primera casa que encontró y fue saltando de tejado en tejado hasta volver a las Costas del Remolino. Una vez allí entrecerró los ojos para divisar al animal de plumaje blanco que se encontraba paseando por allí, hasta que lo encontró... O los encontró. ''¿Dos?'' Exclamó en su interior para bajar de su escondite. ¿Para esto ideaba un magnífico plan de reencuentro con Nabi? ¿Para encontrarse a dos gallinas? Suspiró mientras se acuclillaba a preguntarle a la primera.
—Disculpe, señora gallina, ¿ha visto usted a un chaval de pelo amarillo y pintas raras? — Preguntó, mientras observaba los ojos desorbitados de aquel animal que seguía moviendo la cabeza de forma rítmica. Eri inclinó su cabeza hacia la izquierda, esperando por una respuesta.
¿Le contestaría la gallina?
—¿Y tú? — Esta vez le preguntó a la segunda. Si no le contestaban lo mejor era llevarlas de nuevo a su granja. ¡Luego la gente se quejaba por la poca producción de huevos en esta villa!
Aunque esperar a que dos gallinas le hablasen era más difícil que un día de sol en Amegakure, pero ya... No le importaba mucho, no tenía nada que hacer.