17/07/2016, 19:42
Prácticamente había pasado un año entero sin saber nada de aquella muchacha, pero habría pasado el tiempo suficiente junto a ella como para no poder olvidarla, ni a ella ni a las experiencias que habían tenido. Lograron que dejara de llover unos segundos en Amegakure en un pequeño lugar no muy lejano a donde estaban, habían compartido una mesa y una cena fantástica, incluso habían compartido sus últimos segundos de vida acompañándose el uno al otro.
Escuchar la voz de la kunoichi fue la razón de su creciente sonrisa, no había razón para desconfiar del sonido de su voz, era ella. Katomi ganaría toda la iniciativa del saludo con aquel abrazo, él no era tan explosivo como la usuario del elemento Fuego, pero se dejó llevar por el momento como buen usuario del elemento Viento que era.
¡Diosa del fuego!
Rodeó con sus brazos a la muchacha pegando ligeramente su frente contra su hombro y haciendo un movimiento con sus piernas daría un giro completo acompañando el abrazo que terminarían dándose y que la Sarutobi finalizaría con un beso.
¡Lo mismo digo, que bueno es verte de nuevo!
Contestó con total sinceridad y sin contener su alegría. No pudo evitar que sus ojos brillaran ligeramente con aquel saludo tan cálido.
Parece que si, tendrás que soportarme en esta ocasión jajaja. ¡Ha sido una eternidad! ¿Qué hay de nuevo? Un montón de cosas sin duda alguna... no se si me alcanzaría el día para contarte todo... ¿Tú dónde has estado metida este último año?
¿Cabras? ¿Misión? ¿Negito-no se cuánto? Nada de eso parecía importarle a Mogura en aquel momento, se había encontrado con una de las personas mas especiales que conocía.
Una vez que dejaran de estar directamente en contacto físico, extendería ligeramente su mano de forma tal que el paraguas que sostenía con esta los cubriese a ambos de la lluvia, no tanto porque la kunoichi lo necesitara sino porque sentía que sería un gesto adecuado. Es lo que hace la gente con paraguas en un día de lluvia.
Tanto la kunocihi como el shinobi escucharon la voz del joven encapuchado que llegaría al poco tiempo. La memoria de Mogura no parecía fallarle ese día, recordaba al dueño de su voz, y para bien y para mal recordaba los acontecimientos de su último encuentro.
Escoltó a la peliblanco hasta el otro peliblanco, Len también sería digno de recibir un beso de la hija del dragón pero no tan digno de recibir un abrazo de esta. Por su parte, el joven medico se paró derecho y realizó una formal y respetuosa reverencia con una ligera sonrisa marcada en sus labios.
Buenos días, Len-san. Tanto tiempo sin vernos.
Dirigió entonces su mirada hacía su compañera y amiga.
No estaba al tanto que ustedes dos se conocían, pero si, nuestros caminos se han cruzado en un par de ocasiones, algunas mas problemáticas que otras...
Escuchar la voz de la kunoichi fue la razón de su creciente sonrisa, no había razón para desconfiar del sonido de su voz, era ella. Katomi ganaría toda la iniciativa del saludo con aquel abrazo, él no era tan explosivo como la usuario del elemento Fuego, pero se dejó llevar por el momento como buen usuario del elemento Viento que era.
¡Diosa del fuego!
Rodeó con sus brazos a la muchacha pegando ligeramente su frente contra su hombro y haciendo un movimiento con sus piernas daría un giro completo acompañando el abrazo que terminarían dándose y que la Sarutobi finalizaría con un beso.
¡Lo mismo digo, que bueno es verte de nuevo!
Contestó con total sinceridad y sin contener su alegría. No pudo evitar que sus ojos brillaran ligeramente con aquel saludo tan cálido.
Parece que si, tendrás que soportarme en esta ocasión jajaja. ¡Ha sido una eternidad! ¿Qué hay de nuevo? Un montón de cosas sin duda alguna... no se si me alcanzaría el día para contarte todo... ¿Tú dónde has estado metida este último año?
¿Cabras? ¿Misión? ¿Negito-no se cuánto? Nada de eso parecía importarle a Mogura en aquel momento, se había encontrado con una de las personas mas especiales que conocía.
Una vez que dejaran de estar directamente en contacto físico, extendería ligeramente su mano de forma tal que el paraguas que sostenía con esta los cubriese a ambos de la lluvia, no tanto porque la kunoichi lo necesitara sino porque sentía que sería un gesto adecuado. Es lo que hace la gente con paraguas en un día de lluvia.
Tanto la kunocihi como el shinobi escucharon la voz del joven encapuchado que llegaría al poco tiempo. La memoria de Mogura no parecía fallarle ese día, recordaba al dueño de su voz, y para bien y para mal recordaba los acontecimientos de su último encuentro.
Escoltó a la peliblanco hasta el otro peliblanco, Len también sería digno de recibir un beso de la hija del dragón pero no tan digno de recibir un abrazo de esta. Por su parte, el joven medico se paró derecho y realizó una formal y respetuosa reverencia con una ligera sonrisa marcada en sus labios.
Buenos días, Len-san. Tanto tiempo sin vernos.
Dirigió entonces su mirada hacía su compañera y amiga.
No estaba al tanto que ustedes dos se conocían, pero si, nuestros caminos se han cruzado en un par de ocasiones, algunas mas problemáticas que otras...