22/05/2015, 12:52
Era un dia importante, o más o menos importante, depende para quien, como todo. Bueno, Nabi necesitaba levantarse a la hora en cuestión, no podia permitirse el lujo de quedarse dormido. Pero eran 14 años de dormir como un tronco contra 1 dia que queria levantarse a voluntad, es decir, tendria que hacer trampas o no lo conseguiria. Tenia un despertador, que sonaba de forma estridente a la hora que él designara, para llevarse una hostia y que se calle mientras seguia durmiendo.
Pero él, habia revolucionado el funcionamiento de aquel precario sistema despertatorio. El despertador tenia atado un hilo shinobi que al tirar de él quitaria una pieza de madera que impedia que un cubo que estaba encima suyo cayera. Y todos os preguntareis, ¿un cubo lleno de agua helada? Claramente no. El contenido de dicho recipiente eran ni más ni menos que piedras del tamaño de su cabeza que sobresalian del mismo. No estaba a tanta altura como para que le explotara la cabeza, a lo justo para llevarse una buena hostia.
Y así fue como apareció en la Academia a la hora acordada con un hilillo de sangre cayendole por la parte de atrás de la cabeza.
Probablemente habia llegado muchisimo más pronto que todos los demás, a la academia claro, al aula.
¿Que pasa mediosmierda?
Diria abriendo de par en par la puerta corrediza del aula 22. O eso creia él, se encontró con un aula vacia y de hecho, casi abandonada. Eso no podia ser, si él habia estado en el aula 22 y era casi nueva, con pupitres limpios y casi sin pintadas ni ralladas, algo muy raro por esa academia, siempre hay alguna oculta y un pene debajo del mismo pupitre. Pene que dibujaba él, pero eso vosotros no lo sabeis.
Salió del aula para fijarse mejor en la placa. 55.
Esto no va en serio...
Se fue de nuevo a la aventura, arrastrando los pies. Por suerte, no habia más clases desde AYER que fue la graduación y aún quedaban DOS SEMANAS para que volvieran a haberlas. Así, la academia estaba a total disposición de los alumnos apuntados al sistema de equipos. Al girar una esquina juraria que vio al marionetista de su clase, se llamaba... esto... ¿Kulo? Se acercó para ver que aula era esa. La 22. VEINTIDOOOOOOOOOOS. Por fin. Se plantó bien ante la puerta y la abrió de un solo y gracil movimiento.
Ya podeis empezar a encender los fuegos artificiales.
Vio a Kulo-chan y a Kazuma-chan. La sonrisa que ya llevaba se ensanchó. Menos mal, al menos era gente algo conocida, y no del todo desconocida como esperaba. Eso le renovaba su euforia natural.
Hombre, si es el gran Ishimura Kazuma y el marionetista, Kulo.
No se quiso arriesgar al apellido del moreno, a saber como se lo tomaba si se equivocaba. Hay gente que no soporta que digan mal su apellido. Nabi no soporta que digan mal su nombre, pero su apellido le da igual. Oh, espera... Que es el mismo.
Se acercó a la pareja y dandole una palmada en la espalda al marionetista se sentó en su sitio, al lado de Kazuma, como en clase, aunque traia su espada. Bueno, él también traia su bastón, que al sentarse sobresalió por encima de su cabeza. Y el tercer integrante del grupo, traeria su marioneta... en algún sitio... esperaba Nabi.
Alegrad esa cara que hoy es un dia de gozo y alegria. Que ya somos Genins, de aqui a invocar dragones hay un paso
Con su desvergüenza natural empezó a aliviar la tensión del aula.
Pero él, habia revolucionado el funcionamiento de aquel precario sistema despertatorio. El despertador tenia atado un hilo shinobi que al tirar de él quitaria una pieza de madera que impedia que un cubo que estaba encima suyo cayera. Y todos os preguntareis, ¿un cubo lleno de agua helada? Claramente no. El contenido de dicho recipiente eran ni más ni menos que piedras del tamaño de su cabeza que sobresalian del mismo. No estaba a tanta altura como para que le explotara la cabeza, a lo justo para llevarse una buena hostia.
Y así fue como apareció en la Academia a la hora acordada con un hilillo de sangre cayendole por la parte de atrás de la cabeza.
Probablemente habia llegado muchisimo más pronto que todos los demás, a la academia claro, al aula.
¿Que pasa mediosmierda?
Diria abriendo de par en par la puerta corrediza del aula 22. O eso creia él, se encontró con un aula vacia y de hecho, casi abandonada. Eso no podia ser, si él habia estado en el aula 22 y era casi nueva, con pupitres limpios y casi sin pintadas ni ralladas, algo muy raro por esa academia, siempre hay alguna oculta y un pene debajo del mismo pupitre. Pene que dibujaba él, pero eso vosotros no lo sabeis.
Salió del aula para fijarse mejor en la placa. 55.
Esto no va en serio...
Se fue de nuevo a la aventura, arrastrando los pies. Por suerte, no habia más clases desde AYER que fue la graduación y aún quedaban DOS SEMANAS para que volvieran a haberlas. Así, la academia estaba a total disposición de los alumnos apuntados al sistema de equipos. Al girar una esquina juraria que vio al marionetista de su clase, se llamaba... esto... ¿Kulo? Se acercó para ver que aula era esa. La 22. VEINTIDOOOOOOOOOOS. Por fin. Se plantó bien ante la puerta y la abrió de un solo y gracil movimiento.
Ya podeis empezar a encender los fuegos artificiales.
Vio a Kulo-chan y a Kazuma-chan. La sonrisa que ya llevaba se ensanchó. Menos mal, al menos era gente algo conocida, y no del todo desconocida como esperaba. Eso le renovaba su euforia natural.
Hombre, si es el gran Ishimura Kazuma y el marionetista, Kulo.
No se quiso arriesgar al apellido del moreno, a saber como se lo tomaba si se equivocaba. Hay gente que no soporta que digan mal su apellido. Nabi no soporta que digan mal su nombre, pero su apellido le da igual. Oh, espera... Que es el mismo.
Se acercó a la pareja y dandole una palmada en la espalda al marionetista se sentó en su sitio, al lado de Kazuma, como en clase, aunque traia su espada. Bueno, él también traia su bastón, que al sentarse sobresalió por encima de su cabeza. Y el tercer integrante del grupo, traeria su marioneta... en algún sitio... esperaba Nabi.
Alegrad esa cara que hoy es un dia de gozo y alegria. Que ya somos Genins, de aqui a invocar dragones hay un paso
Con su desvergüenza natural empezó a aliviar la tensión del aula.
—Nabi—