3/08/2016, 14:01
Una idea llevaba varios días rondando por la cabeza del joven shinobi de rastas, aunque ésta no le convencía del todo, no estaba seguro de estar lo suficientemente preparado como para afrontar llevarla a cabo, quizás todo un año no era suficiente como para que aquella herida dejase de sangrar, aún no lo había hecho, o al menos, eso parecía. A lo mejor realizar aquel viaje le ayudaba a cicatrizar y a poder pasar página, una página muy pesada de un libro no lo suficientemente abultado todavía.
El joven despertó, en mitad de la noche, una tenue luz iluminaba ligeramente la habitación. Riko se incorporó de la cama y caminó con calma hacia el escritorio, en el que se encontraba su bandana, junto a una foto de sus padres. El muchacho agarró la foto, mirándola fijamente, y, de repente, la dejó de nuevo en su sitio, tomando esta vez su bandana, anudándosela al cuello. Preparó una mochila con lo básico para un viaje algo largo, un poco de comida, bebida y algo de ropa limpia y espero al amanecer para salir de la casa, intentando no hacer demasiado ruido, para no alarmar a los criados.
El camino se le hizo bastante largo, prácticamente un día de trayecto que le había permitido llegar a su destino, la estación de ferrocarril de Los Herreros. Había escuchado hablar sobre la construcción de las vías de ferrocarril, y aquel sería un buen medio para llegar a su destino. El tren llegó a la estación, puntual, y Riko subió al mismo, con un objetivo muy claro. El viaje en tren fue algo que sorprendió al muchacho, un método de transporte rápido y cómodo, que era muy útil para viajes de larga distancia como el que estaba realizando el joven Haiso.
Tras un viaje de aproximadamente 6 horas, el tren se detuvo de nuevo, pero esta vez, una voz anunció el nombre del destino, el destino al que Riko quería llegar.
— ¡LAGO DEL RECUERDO! ¡NO OLVIDEN RECOGER SUS COSAS Y TENGAN CUIDADO AL SALIR! —
El moreno agarró su mochila, la colocó a su espalda y bajó del tren, y una bofetada de recuerdos le sacudió la cara, y mira que nada de aquello le era familiar, todo había cambiado, aquella urbe en la que se había disputado el torneo ya era pasado, nada de aquello quedaba allí.
El joven comenzó a caminar, con un destino muy claro, El Lago del Recuerdo.
No tardó apenas nada en llegar a aquel maravilloso lugar, un enorme lago, situado entre montañas, y en el centro del cual se podía avistar una isla, allí es a donde él quería llegar, por lo que se encaminó hacia uno de los puentes que cruzaba el lago en dirección a la islita, y cuando se encontró en ésta, se dedicó a buscar unos nombres en el monolito que tenía delante.
— Hola papá, hola mamá. — Dijo el joven, con los ojos humedecidos mirando fijamente dos nombres, los de sus padres. Y se quedó así un buen rato, mirando la piedra.
El joven despertó, en mitad de la noche, una tenue luz iluminaba ligeramente la habitación. Riko se incorporó de la cama y caminó con calma hacia el escritorio, en el que se encontraba su bandana, junto a una foto de sus padres. El muchacho agarró la foto, mirándola fijamente, y, de repente, la dejó de nuevo en su sitio, tomando esta vez su bandana, anudándosela al cuello. Preparó una mochila con lo básico para un viaje algo largo, un poco de comida, bebida y algo de ropa limpia y espero al amanecer para salir de la casa, intentando no hacer demasiado ruido, para no alarmar a los criados.
El camino se le hizo bastante largo, prácticamente un día de trayecto que le había permitido llegar a su destino, la estación de ferrocarril de Los Herreros. Había escuchado hablar sobre la construcción de las vías de ferrocarril, y aquel sería un buen medio para llegar a su destino. El tren llegó a la estación, puntual, y Riko subió al mismo, con un objetivo muy claro. El viaje en tren fue algo que sorprendió al muchacho, un método de transporte rápido y cómodo, que era muy útil para viajes de larga distancia como el que estaba realizando el joven Haiso.
Tras un viaje de aproximadamente 6 horas, el tren se detuvo de nuevo, pero esta vez, una voz anunció el nombre del destino, el destino al que Riko quería llegar.
— ¡LAGO DEL RECUERDO! ¡NO OLVIDEN RECOGER SUS COSAS Y TENGAN CUIDADO AL SALIR! —
El moreno agarró su mochila, la colocó a su espalda y bajó del tren, y una bofetada de recuerdos le sacudió la cara, y mira que nada de aquello le era familiar, todo había cambiado, aquella urbe en la que se había disputado el torneo ya era pasado, nada de aquello quedaba allí.
El joven comenzó a caminar, con un destino muy claro, El Lago del Recuerdo.
No tardó apenas nada en llegar a aquel maravilloso lugar, un enorme lago, situado entre montañas, y en el centro del cual se podía avistar una isla, allí es a donde él quería llegar, por lo que se encaminó hacia uno de los puentes que cruzaba el lago en dirección a la islita, y cuando se encontró en ésta, se dedicó a buscar unos nombres en el monolito que tenía delante.
— Hola papá, hola mamá. — Dijo el joven, con los ojos humedecidos mirando fijamente dos nombres, los de sus padres. Y se quedó así un buen rato, mirando la piedra.
![[Imagen: tumblr_n4fzpkaZST1rmi71zo1_500.gif]](https://78.media.tumblr.com/ef716a7a224d02d15153150120153d79/tumblr_n4fzpkaZST1rmi71zo1_500.gif)
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