5/08/2016, 19:16
— Es un problema, si las tiene escondidas en un sitio cubierto para que no le encuentren puede provocar todo tipo de trastornos a los animales. Además de dificultar la búsqueda. Lo mejor será usar una gallina de cebo y cuando la roben les seguimos.
—Sí, puede que lo mejor sea usar una gallina como cebo y cuando la roben les seguimos, o bien... — ''No, no, es una estupidez Eri, no lo digas.'' —¿Y si nos convertimos nosotros en gallinas?
Ya había lanzado la bomba, ahora tenía que ser Nabi el que o bien la apoye en la estupidez más grande, además de meterse en la boca del lobo y que no saliese bien, o bien... Esperar a que robase una de las pocas gallinas que le quedaban al pobre señor y anfitrión de aquel inusual encuentro.
Por otra parte, Eri terminó de comer la galleta que le habían ofrecido y, a decir verdad, es que estaba deliciosa. Y justo cuando iba a felicitar al padre apareció la hija con una gallina en la cabeza y sus manos llenas de plumas, su rostro estaba inundado de lágrimas y un hilo le salía por la nariz.
—Papi, papi, he perdido a otra. — Lloriqueó la pequeña, entonces Takeshi se levantó para quitarle la gallina a su hija del pelo.
—¿No será esta? — Y, como si de un milagro se tratase, la niña dejó de llorar y cambió su semblante a uno que irradiaba felicidad. —Si optáis por poner a una gallina de cebo... Podéis usar esta, es la más tranquila de todas. — Sugirió, tendiendo al ave que picoteaba las grandes manos del hombre sin que este sintiese ni el más mínimo dolor.
—Sí, puede que lo mejor sea usar una gallina como cebo y cuando la roben les seguimos, o bien... — ''No, no, es una estupidez Eri, no lo digas.'' —¿Y si nos convertimos nosotros en gallinas?
Ya había lanzado la bomba, ahora tenía que ser Nabi el que o bien la apoye en la estupidez más grande, además de meterse en la boca del lobo y que no saliese bien, o bien... Esperar a que robase una de las pocas gallinas que le quedaban al pobre señor y anfitrión de aquel inusual encuentro.
Por otra parte, Eri terminó de comer la galleta que le habían ofrecido y, a decir verdad, es que estaba deliciosa. Y justo cuando iba a felicitar al padre apareció la hija con una gallina en la cabeza y sus manos llenas de plumas, su rostro estaba inundado de lágrimas y un hilo le salía por la nariz.
—Papi, papi, he perdido a otra. — Lloriqueó la pequeña, entonces Takeshi se levantó para quitarle la gallina a su hija del pelo.
—¿No será esta? — Y, como si de un milagro se tratase, la niña dejó de llorar y cambió su semblante a uno que irradiaba felicidad. —Si optáis por poner a una gallina de cebo... Podéis usar esta, es la más tranquila de todas. — Sugirió, tendiendo al ave que picoteaba las grandes manos del hombre sin que este sintiese ni el más mínimo dolor.