6/08/2016, 22:55
''¿Pero por qué me ignoráis todos?'' Chilló en su interior mientras se llevaba las manos a la cabeza, todo pasaba justo cuando el Uchiha, tan ancho y pancho, abandonaba la estancia cual gallina enfurecida y loca por salir de su cautiverio, subiendo las escaleras de tres en tres y terminando frente al otro chaval, el ladrón.
— Tú, maleante, hemos sido testigos de tu hedionda actitud de ladronzuelo de poca monta. Robándole gallinas a un pobre gallinero y encima restregándoselo en forma de fotografías. Pero ésta vez has cogido al pollo equivocado, chaval. Entrégate ahora o prepárate para luchar.
El anfitrión y actual ladrón lo miró con una mirada empapada de odio y sorpresa, ¿quién se creía aquel muchacho infiltrándose en su casa y acusándole de algo que ni si quiera él sabía qué había cometido?
—¿Pero qué narices? ¿Quiénes sois vosotros y qué hacéis en mi casa? — Preguntó el hombre de negro. — Yo solo recogía a las pobres gallinas que me encontraba en la Costa y las traía aquí, si se me acusa por salvar a las gallinas que encontraba sueltas y darles casa y alimento, deténganme, por favor. — Indignado llevó las manos detrás de su cabeza, como si fuese una detención de verdad.
Eri frunció el ceño, sin dejarse hacer.
—¿Cómo puede ser que todas las gallinas de aquel hombre que vive de ellas hayan acabado aquí? Sí, sabemos que los animales terminaban escapándose, y me parece noble recogerlas y cuidarlas, pero si usted conoce de donde proceden, ¿por qué no devolverlas? — Habló la peliazul, aún a la defensiva por si ocurría cualquier accidente.
—¿Qué dices? ¿Qué hombre? ¡Las gallinas estaban sueltas! — Exclamó. —Y vosotros, ¿siendo ninjas y colándoos en casas ajenas? ¿No os da vergüenza? — Comenzó ahora él. —Haced el favor y marcharos de aquí.
— Tú, maleante, hemos sido testigos de tu hedionda actitud de ladronzuelo de poca monta. Robándole gallinas a un pobre gallinero y encima restregándoselo en forma de fotografías. Pero ésta vez has cogido al pollo equivocado, chaval. Entrégate ahora o prepárate para luchar.
El anfitrión y actual ladrón lo miró con una mirada empapada de odio y sorpresa, ¿quién se creía aquel muchacho infiltrándose en su casa y acusándole de algo que ni si quiera él sabía qué había cometido?
—¿Pero qué narices? ¿Quiénes sois vosotros y qué hacéis en mi casa? — Preguntó el hombre de negro. — Yo solo recogía a las pobres gallinas que me encontraba en la Costa y las traía aquí, si se me acusa por salvar a las gallinas que encontraba sueltas y darles casa y alimento, deténganme, por favor. — Indignado llevó las manos detrás de su cabeza, como si fuese una detención de verdad.
Eri frunció el ceño, sin dejarse hacer.
—¿Cómo puede ser que todas las gallinas de aquel hombre que vive de ellas hayan acabado aquí? Sí, sabemos que los animales terminaban escapándose, y me parece noble recogerlas y cuidarlas, pero si usted conoce de donde proceden, ¿por qué no devolverlas? — Habló la peliazul, aún a la defensiva por si ocurría cualquier accidente.
—¿Qué dices? ¿Qué hombre? ¡Las gallinas estaban sueltas! — Exclamó. —Y vosotros, ¿siendo ninjas y colándoos en casas ajenas? ¿No os da vergüenza? — Comenzó ahora él. —Haced el favor y marcharos de aquí.