10/08/2016, 15:28
¡Va a abrirse...!
Pensó inicialmente Mogura, pero rápidamente descartaría esa idea al ver que una fina cortina de polvo se desprendía de aquella puerta y cubría la parte superior de su paraguas, al contrario de la casa no había tanto polvo como para darse un segundo baño durante esa jornada.
¿Qué... sucede?
El terriblemente molesto e intranquilizador ruido de los cuervos se hizo presente cuando aquellos diez diablos tomaron el centro de la plaza como reclamándole al genin por su intento de invadir aquel lugar. Sus ojos que habían llegado a abrirse un poco a causa de la sorpresa se entrecerraron ligeramente para apreciar el detalle de que todos se posarían en la estatua.
No me iré a ningún lado sin un comprobante de que he hecho mi trabajo en este lugar.
Pensó para si mismo a la vez que buscaba con sus ojos a la Sarutobi, parecía que estaba ya casi tan agotada de la situación como él, aunque puede que en su caso la intervención de Len habría tenido mucho mas que ver.
Bien, vamos de nuevo...
Con su mano libre hizo un gesto que considero adecuado para el momento, estirando ligeramente su puño en dirección a la kunoichi alzó el pulgar asintiendo levemente con la cabeza. Giró sobre si mismo y encaró aquella barrera de madera cerrada por dentro, si hubiese tenido sus habilidades un poco mas pulidas podría haber hecho mano a algún pedazo de metal e intentar abrirla con mas cuidado, pero no había ni ganas ni tiempo y no sabía como hacer eso.
Déjamelo a mi.
Formó un puño con su mano libre y lo lanzó contra la puerta, si estaban atentos podrían pensar que iba a terminar rompiéndose la mano con lo que estaba por hacer, golpear semejante cacho de madera con la mano desnuda. Pero el joven médico estaba haciendo uso de una técnica de la que probablemente ninguno de sus compañeros estaban al tanto.
¡PUUM!
Mogura habría liberado en el instante adecuado la fuerza tremenda del Okasho, justo en el momento en que su puño tocaría la puerta.
¿Va a abrirse ahora?
Pensó inicialmente Mogura, pero rápidamente descartaría esa idea al ver que una fina cortina de polvo se desprendía de aquella puerta y cubría la parte superior de su paraguas, al contrario de la casa no había tanto polvo como para darse un segundo baño durante esa jornada.
¿Qué... sucede?
El terriblemente molesto e intranquilizador ruido de los cuervos se hizo presente cuando aquellos diez diablos tomaron el centro de la plaza como reclamándole al genin por su intento de invadir aquel lugar. Sus ojos que habían llegado a abrirse un poco a causa de la sorpresa se entrecerraron ligeramente para apreciar el detalle de que todos se posarían en la estatua.
No me iré a ningún lado sin un comprobante de que he hecho mi trabajo en este lugar.
Pensó para si mismo a la vez que buscaba con sus ojos a la Sarutobi, parecía que estaba ya casi tan agotada de la situación como él, aunque puede que en su caso la intervención de Len habría tenido mucho mas que ver.
Bien, vamos de nuevo...
Con su mano libre hizo un gesto que considero adecuado para el momento, estirando ligeramente su puño en dirección a la kunoichi alzó el pulgar asintiendo levemente con la cabeza. Giró sobre si mismo y encaró aquella barrera de madera cerrada por dentro, si hubiese tenido sus habilidades un poco mas pulidas podría haber hecho mano a algún pedazo de metal e intentar abrirla con mas cuidado, pero no había ni ganas ni tiempo y no sabía como hacer eso.
Déjamelo a mi.
Formó un puño con su mano libre y lo lanzó contra la puerta, si estaban atentos podrían pensar que iba a terminar rompiéndose la mano con lo que estaba por hacer, golpear semejante cacho de madera con la mano desnuda. Pero el joven médico estaba haciendo uso de una técnica de la que probablemente ninguno de sus compañeros estaban al tanto.
¡PUUM!
Mogura habría liberado en el instante adecuado la fuerza tremenda del Okasho, justo en el momento en que su puño tocaría la puerta.
¿Va a abrirse ahora?