14/08/2016, 15:10
La peliazul emprendió el camino como llevada por un guía celestial, o al menos, eso le parecía al rubio cada persona que era capaz de guiarse de vuelta a un sitio. ¡Era antinatural! Es decir, todos los caminos son iguales, ¿cómo demonios los diferencian? Tiene que ser obra de Dios o de Satan, preferentemente Satan.
—Oye... Ya sé que puede ser una bobada de pregunta pero... ¿Cómo es que se le escapan todas las gallinas?
—¡Ahí te has colado! ¿Cómo has sabido que se le escapan todas? ¡Lo sabías todo! ¡Ladrón!
Señaló como buenamente pudo sin que se le escapara ninguna de las gallinas, que no se estaban quietas. El dedo acusador dejaba en evidencia al malvado maleante.
—Porque sus vallas son tan antiguas y están en tan mal estado que las gallinas aprovechan cada despiste para salir por patas.
Minutos más tarde se encontraban de nuevo en la puerta de aquella casa-gallinero. La niña pequeña se asomó para recibirlos tras que Eri picara la puerta.
—¡Ya habéis vuelto! Anda, señor Hikaru, cuánto tiempo.
—¡Así que os conoceis! Confiesa ya, estuviste vigilando a la pobre familia esperando a que las gallinas se escaparan y entonces te las llevabas. Si no ¡¿por qué no viniste a preguntarles si eran suyas!?
—Oye... Ya sé que puede ser una bobada de pregunta pero... ¿Cómo es que se le escapan todas las gallinas?
—¡Ahí te has colado! ¿Cómo has sabido que se le escapan todas? ¡Lo sabías todo! ¡Ladrón!
Señaló como buenamente pudo sin que se le escapara ninguna de las gallinas, que no se estaban quietas. El dedo acusador dejaba en evidencia al malvado maleante.
—Porque sus vallas son tan antiguas y están en tan mal estado que las gallinas aprovechan cada despiste para salir por patas.
Minutos más tarde se encontraban de nuevo en la puerta de aquella casa-gallinero. La niña pequeña se asomó para recibirlos tras que Eri picara la puerta.
—¡Ya habéis vuelto! Anda, señor Hikaru, cuánto tiempo.
—¡Así que os conoceis! Confiesa ya, estuviste vigilando a la pobre familia esperando a que las gallinas se escaparan y entonces te las llevabas. Si no ¡¿por qué no viniste a preguntarles si eran suyas!?
—Nabi—