23/08/2016, 23:28
Bajo la lluvia, la chica permaneció con su imparcial sonrisa mientras se mantenía en perfecto equilibrio bajo su único pie calzado. La diana fue perfecta, solo le faltó un cartelito luminoso cambiando su información comercial a un alentador "Canasta de 3 puntos", por suerte o desgracia, eso no sucedería. En su lugar, recibió una mirada enrabiada por parte de la diana humana, así como un delirante comentario lleno de ira. La verdad, esperaba haber tenido que llegar a las manos, pero su antagonista y compañía decidieron tomar la retirada.
La chica, en respuesta a tal desdén, acentuó la sonrisa. La verdad, le hacía gracia lo predispuestos que habían estado, y a la vez lo cobardes que se habían vuelto al estar en condiciones menos ventajosas; numeralmente hablando. Para cuando se quiso dar cuenta, habían amenazado también al pobre moreno, y habían salido corriendo. Sin embargo, el chico permanecía tan armonioso y ajeno a la situación, que daba la sensación de que o bien no se había enterado, o bien le importaba todo un comino y medio. Quizás le importaba menos.
—Y no me devuelven el zapato...— Espetó por lo bajo la chica, temiendo que tendría que ensuciarse al final los pies sin ser por una pelea.
Antes de que tendiese su mente a lo inevitable, pudo observar que había alguien que sí escuchó su petición. El afectado por los matones de pacotilla, se agachó y tomo su geta, tras ello se acercó hasta Katomi y se la ofreció de vuelta. La kunoichi la aceptó sin pensarlo, y no perdió tiempo para calzarla. —Muchas gracias.
Su sincero agradecimiento quedó en el vacío mas profundo cuando quedó viendo los gestos del chico. Quedó helada, absolutamente en blanco. ¿Que diantres pretendía? ¿Qué clase de técnica preparaba? Un momento. Eso no eran sellos para realizar ningún tipo de técnica.
—Esto... ¿qué? No he entendido nada... jajaja.
Se reía, pero moría por dentro. Era tan estúpida que jamás le había dado por aprender el idioma de signos. Se había centrado tanto en sus metas, que no prestaba atención al resto de cosas. Por desgracia, no podría ni entender qué estaba diciendo el joven para agradecer o echar en cara. Era muy posible que hasta le estuviese recriminando que no debía haberlo ayudado, que le había empeorado las cosas. Aunque tampoco se le veía gesticulando enfadado...
La chica, en respuesta a tal desdén, acentuó la sonrisa. La verdad, le hacía gracia lo predispuestos que habían estado, y a la vez lo cobardes que se habían vuelto al estar en condiciones menos ventajosas; numeralmente hablando. Para cuando se quiso dar cuenta, habían amenazado también al pobre moreno, y habían salido corriendo. Sin embargo, el chico permanecía tan armonioso y ajeno a la situación, que daba la sensación de que o bien no se había enterado, o bien le importaba todo un comino y medio. Quizás le importaba menos.
—Y no me devuelven el zapato...— Espetó por lo bajo la chica, temiendo que tendría que ensuciarse al final los pies sin ser por una pelea.
Antes de que tendiese su mente a lo inevitable, pudo observar que había alguien que sí escuchó su petición. El afectado por los matones de pacotilla, se agachó y tomo su geta, tras ello se acercó hasta Katomi y se la ofreció de vuelta. La kunoichi la aceptó sin pensarlo, y no perdió tiempo para calzarla. —Muchas gracias.
Su sincero agradecimiento quedó en el vacío mas profundo cuando quedó viendo los gestos del chico. Quedó helada, absolutamente en blanco. ¿Que diantres pretendía? ¿Qué clase de técnica preparaba? Un momento. Eso no eran sellos para realizar ningún tipo de técnica.
—Esto... ¿qué? No he entendido nada... jajaja.
Se reía, pero moría por dentro. Era tan estúpida que jamás le había dado por aprender el idioma de signos. Se había centrado tanto en sus metas, que no prestaba atención al resto de cosas. Por desgracia, no podría ni entender qué estaba diciendo el joven para agradecer o echar en cara. Era muy posible que hasta le estuviese recriminando que no debía haberlo ayudado, que le había empeorado las cosas. Aunque tampoco se le veía gesticulando enfadado...