27/08/2016, 00:33
Despues de la tormenta no siempre llegaba la calma. O si lo hacia, no era para todos los públicos, tal vez solo para los mas afortunados. Despues de una tormenta venia otra tormenta, mas suave o mas fuerte, pero venia otra. Metafóricamente hablando, claro, por que en Amegakura no había un "Después de la tormenta", en el pais de la lluvia no dejaba de llover. Nunca.
El caso era que, la muchacha había aceptado la amabilidad de Reiji y había recuperado su prenda de manos de este. Ademas, no tardo en devolverla a su lugar de origen mientras le agradecía al muchacho por devolvérsela. Sin embargo el problema vino cuando fue Reiji el que quiso comunicarse. Tan solo queria darle las gracias por "salvarlo", al menos temporalmente, de aquellos matones. Sin embargo el como hacerlo sin meterse en su cabeza se convirtió en una odisea, pues la joven era otra de las muchas que no entendían el lenguaje de signos.
Si que dos personas llegaran a entenderse ya era un trabajo complicado, imaginate si una de las partes no podía usar su voz. Esa era una de las razones por las que al joven Yamanaka no le gustaba relacionarse con la gente. No podía comunicarse adecuadamente con ellos, sin violar su intimidad. Era mas complicado encontrar una persona que entendiera el lenguaje de signos que un arma de leyenda.
Al cabo de unos segundos meditando que hacer, el muchacho recordó que su madre le había dado un pergamino con algunas frases genéricas para que pudiera comunicarse con los tenderos, aunque claro, "Ponme un kilo de sardinas" tal vez no era una frase tan genérica. De todos modos aquello podía resultar mas útil de lo que parecía, si no estaba lo que buscaba, siempre podía rodear los kanjis o las palabras para formar otras palabras o frases.
Por suerte para el muchacho, la palabra "Gracias" se encontraba, así que simplemente la señalo con el dedo mientras le mostraba el papel a la chica.
"Deberia tatuarmela en algún sitio, como en el costado, y levantarme la camiseta y señalarme el tatuaje cuando quiera hablar... Podría tatuarme la lista kanjis... o tal vez sea suficiente con : Gracias, lo siento, hola, adiós y dejadme en paz... tendré que consultarlo con la almohada...
El caso era que, la muchacha había aceptado la amabilidad de Reiji y había recuperado su prenda de manos de este. Ademas, no tardo en devolverla a su lugar de origen mientras le agradecía al muchacho por devolvérsela. Sin embargo el problema vino cuando fue Reiji el que quiso comunicarse. Tan solo queria darle las gracias por "salvarlo", al menos temporalmente, de aquellos matones. Sin embargo el como hacerlo sin meterse en su cabeza se convirtió en una odisea, pues la joven era otra de las muchas que no entendían el lenguaje de signos.
Si que dos personas llegaran a entenderse ya era un trabajo complicado, imaginate si una de las partes no podía usar su voz. Esa era una de las razones por las que al joven Yamanaka no le gustaba relacionarse con la gente. No podía comunicarse adecuadamente con ellos, sin violar su intimidad. Era mas complicado encontrar una persona que entendiera el lenguaje de signos que un arma de leyenda.
Al cabo de unos segundos meditando que hacer, el muchacho recordó que su madre le había dado un pergamino con algunas frases genéricas para que pudiera comunicarse con los tenderos, aunque claro, "Ponme un kilo de sardinas" tal vez no era una frase tan genérica. De todos modos aquello podía resultar mas útil de lo que parecía, si no estaba lo que buscaba, siempre podía rodear los kanjis o las palabras para formar otras palabras o frases.
Por suerte para el muchacho, la palabra "Gracias" se encontraba, así que simplemente la señalo con el dedo mientras le mostraba el papel a la chica.
"Deberia tatuarmela en algún sitio, como en el costado, y levantarme la camiseta y señalarme el tatuaje cuando quiera hablar... Podría tatuarme la lista kanjis... o tal vez sea suficiente con : Gracias, lo siento, hola, adiós y dejadme en paz... tendré que consultarlo con la almohada...