27/08/2016, 19:20
El chico no soltó una sola palabra, y había intentado comunicarse a través de unos inidentificables gestos. Sin lugar a dudas, se trataba de un chico mudo. Había descartado la opción de que fuese sordo-mudo, puesto parecía haber entendido lo dicho por la chica y haber intentado responder. ¿O quizás le había leído los labios? Realmente las dudas abatían su cabeza, pero ante todo había una lamentación en su cabeza, el hecho de no poder entender al chico.
«Lo avanzada que está aquí la tecnología, y sin embargo no hay cura alguna para una anomalía así de sencilla en el cuerpo humano... me parece increíble. Y para colmo ni me leí el lenguaje de símbolos... con lo útil que puede llegar a ser en misiones de infiltración.»
Pero sin embargo, no todo quedó en ésta alocada conversación sin dirección. El chico era de ese tipo de gente que tenía recursos para todo, o al menos esa fue la sensación que le dio a la peliblanca. Sacó un pequeño pergamino, donde tenía una serie de frases y palabras sueltas; tenía tantas como posibles soluciones a una pequeña conversación en cualquier tipo de mercado. Ciertamente, una idea increíble. Bueno, increíble para la kunoichi, seguramente una idea mas que sencilla y necesaria para alguien que no podía pronunciar una sola palabra.
Ante ella, el chico señaló la palabra "gracias". La verdad, la chica tardó un pequeño lapso temporal en comprender el porqué. La trifulca, seguramente esa era la razón. Aunque realmente el favor se lo había hecho él devolviendole el calzado. Se habría tenido que manchar el pie de lo contrario.
—No hay de qué. Seguramente intentarán molestarte de nuevo... ¿Lo sabes, verdad? ¿Por qué no te defiendes? ¿Necesitas ayuda con ellos? Si es así, te puedo ofrecer un pequeño apoyo. De verdad, no me importa.... no soporto a los abusones.
Aunque aún sin haber terminado sus palabras, se dio cuenta de que difícilmente iba a disponer de una respuesta demasiado selectiva. Un kilo de pescado no iba a ser la mejor de las respuestas, o tomates que no estén maduros por favor. ¿Tendría aún así el chico la capacidad de responder a la pregunta de la chica?
«Mierda, no tengo un lápiz encima...»
La chica miró a su alrededor, y buscó rápidamente alguna tienda que pudiese tener útiles de escritura. Sin embargo, cerca no parecía haber ninguna de esas tiendas. ¿Por qué siempre faltan papelerías cuando mas las necesitas?
«Lo avanzada que está aquí la tecnología, y sin embargo no hay cura alguna para una anomalía así de sencilla en el cuerpo humano... me parece increíble. Y para colmo ni me leí el lenguaje de símbolos... con lo útil que puede llegar a ser en misiones de infiltración.»
Pero sin embargo, no todo quedó en ésta alocada conversación sin dirección. El chico era de ese tipo de gente que tenía recursos para todo, o al menos esa fue la sensación que le dio a la peliblanca. Sacó un pequeño pergamino, donde tenía una serie de frases y palabras sueltas; tenía tantas como posibles soluciones a una pequeña conversación en cualquier tipo de mercado. Ciertamente, una idea increíble. Bueno, increíble para la kunoichi, seguramente una idea mas que sencilla y necesaria para alguien que no podía pronunciar una sola palabra.
Ante ella, el chico señaló la palabra "gracias". La verdad, la chica tardó un pequeño lapso temporal en comprender el porqué. La trifulca, seguramente esa era la razón. Aunque realmente el favor se lo había hecho él devolviendole el calzado. Se habría tenido que manchar el pie de lo contrario.
—No hay de qué. Seguramente intentarán molestarte de nuevo... ¿Lo sabes, verdad? ¿Por qué no te defiendes? ¿Necesitas ayuda con ellos? Si es así, te puedo ofrecer un pequeño apoyo. De verdad, no me importa.... no soporto a los abusones.
Aunque aún sin haber terminado sus palabras, se dio cuenta de que difícilmente iba a disponer de una respuesta demasiado selectiva. Un kilo de pescado no iba a ser la mejor de las respuestas, o tomates que no estén maduros por favor. ¿Tendría aún así el chico la capacidad de responder a la pregunta de la chica?
«Mierda, no tengo un lápiz encima...»
La chica miró a su alrededor, y buscó rápidamente alguna tienda que pudiese tener útiles de escritura. Sin embargo, cerca no parecía haber ninguna de esas tiendas. ¿Por qué siempre faltan papelerías cuando mas las necesitas?