5/09/2016, 23:00
Yubiwa cogió el pergamino de Ritsuko con una mezcla de resignación y molestia: su verdadera presa estaba delante de él, y se estaba relamiendo. Aunque la tarea que les estaba encomendando no era nada sencilla y estaba todo lo lejos que podía estar de una broma.
—Yubiwa-sama. Sabe tan bien como yo que, tras aquel fatídico día en el Torneo, lucho día y noche por reestablecer mi honor y limpiar el nombre de Takigakure que tan vilmente manché… Si es una misión de rango S lo que me pedís, pongo al Árbol Sagrado por testigo que solo la muerte me alejará de cumplir con mi deber. Pero... ¿implicarlas a ellas? Lo siento, señor. Las conozco bien y... me temo que no están preparadas para una misión de tal magnitud. No puedo aceptar que mueran por mi culpa. Yo… jamás me lo perdonaría.
—Grandes palabras de tu parte considerando que te salvé el culo en el País de la Tierra... —escupió Noemi, al lado de Datsue.
¡Venga ya, fantasmón! No querrás que Kawakage-sama se entere del verdadero resultado de nuestra última... ejem, diferencia de opiniones, ¿verdad? —añadió Anzu.
—¡JAJAJAJA! ¡¡Qué bueno ha sido eso, joder!! —Yubiwa se recostó y se limpió una lágrima, pero tuvo que recuperar la formalidad cuando el maestro de Anzu hizo acto de presencia.
El hombre avanzó hasta la recepción y se inclinó para susurrarle unas palabras al oído. Yubiwa asintió, y se levantó del sillón.
—Bien, suficiente cháchara. Datsue, Noemi, Ritsuko. Acompañadme. —Obvió a Anzu e hizo un gesto. Esperó a que los muchachos comenzaran a subir las escaleras que llevaban a su despacho y comenzó a ascender.
—Ahora en serio. Esta misión va a ser muy peligrosa, pero no hay ninguna manera de que envíe otra cosa que no sean genin. Y tienen que ser jóvenes, preferiblemente. Quiero dejar claro que no haría esto si no hubiera una alternativa, pero no me queda otra. Sois los mejor preparados.
»Para esta misión váis a tener un acompañante. Vivió durante un tiempo en la región donde váis a llevarla a cabo, y os echará una mano con las direcciones y la... aclimatación. Bueno... Él ya está dentro.
Se paró frente a la puerta del despacho y puso la mano en el pomo. Abrió la puerta.
—Siento haberte hecho esperar, estos van a ser tus compañeros durante una temporada. Pasad, pasad. Ahora os doy más detalles.
Yubiwa avanzó a paso seguro por la habitación, y se sentó en el sillón.
—Discúlpame por no haberte dado aún ningún detalle sobre la misión, Akame, pero quería que estuviérais todos.
Off:
—Yubiwa-sama. Sabe tan bien como yo que, tras aquel fatídico día en el Torneo, lucho día y noche por reestablecer mi honor y limpiar el nombre de Takigakure que tan vilmente manché… Si es una misión de rango S lo que me pedís, pongo al Árbol Sagrado por testigo que solo la muerte me alejará de cumplir con mi deber. Pero... ¿implicarlas a ellas? Lo siento, señor. Las conozco bien y... me temo que no están preparadas para una misión de tal magnitud. No puedo aceptar que mueran por mi culpa. Yo… jamás me lo perdonaría.
—Grandes palabras de tu parte considerando que te salvé el culo en el País de la Tierra... —escupió Noemi, al lado de Datsue.
¡Venga ya, fantasmón! No querrás que Kawakage-sama se entere del verdadero resultado de nuestra última... ejem, diferencia de opiniones, ¿verdad? —añadió Anzu.
—¡JAJAJAJA! ¡¡Qué bueno ha sido eso, joder!! —Yubiwa se recostó y se limpió una lágrima, pero tuvo que recuperar la formalidad cuando el maestro de Anzu hizo acto de presencia.
El hombre avanzó hasta la recepción y se inclinó para susurrarle unas palabras al oído. Yubiwa asintió, y se levantó del sillón.
—Bien, suficiente cháchara. Datsue, Noemi, Ritsuko. Acompañadme. —Obvió a Anzu e hizo un gesto. Esperó a que los muchachos comenzaran a subir las escaleras que llevaban a su despacho y comenzó a ascender.
—Ahora en serio. Esta misión va a ser muy peligrosa, pero no hay ninguna manera de que envíe otra cosa que no sean genin. Y tienen que ser jóvenes, preferiblemente. Quiero dejar claro que no haría esto si no hubiera una alternativa, pero no me queda otra. Sois los mejor preparados.
»Para esta misión váis a tener un acompañante. Vivió durante un tiempo en la región donde váis a llevarla a cabo, y os echará una mano con las direcciones y la... aclimatación. Bueno... Él ya está dentro.
Se paró frente a la puerta del despacho y puso la mano en el pomo. Abrió la puerta.
—Siento haberte hecho esperar, estos van a ser tus compañeros durante una temporada. Pasad, pasad. Ahora os doy más detalles.
Yubiwa avanzó a paso seguro por la habitación, y se sentó en el sillón.
—Discúlpame por no haberte dado aún ningún detalle sobre la misión, Akame, pero quería que estuviérais todos.
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