7/09/2016, 17:37
El clima en el exterior seguía tan cálido y poco amigable como cuando habían entrado al local. Aquello incentivaba a que la despedida fuera pronta y concisa.
—Ha sido un placer conoceros, Ishimura-dono, Miyazaki-dono. Espero que la próxima vez que nos encontremos sea en circunstancias igual de pacíficas. Ahora debo partir a mi hospedaje y descansar un poco también.
—He decir que también me ha resultado grato, Mogura-don —aseguro, dispuesto a llevar aquel juego de actuar con etiqueta hasta el final—. Espero, que si los caminos de la vida vuelven a reunirnos, sea en condiciones igual de amenas.
Dio una despedida simple, pero sumamente cortes—. El placer ha sido nuestro, Mogura-san.
Ambos nativos de Uzushio realizaron una elegante y sincronizada reverencia para despedir a aquel joven nativo de Amegakure.
—Dime la verdad, ¿Qué te ha parecido? —preguntó, mientras su técnica de transformación comenzaba a deshacerse—. Me refiero a Mogura y al rato que hemos pasado.
Naomi suspiro con decoro mientras comenzaba su andar en dirección contraria—. Parece un buen chico, aunque es un tanto provinciano y falto de modales a la hora iniciar una presentación —el de cabellos blancos la miró con ansiedad, como esperando que tuviera algo más que decir, algo aparte de sus usuales críticas en materia de etiqueta—. Sin embargo… —Kazuma juraría que en aquel momento dejó escapar parte de su orgullo en un ligero rubor—. Consiguió que mi señor pudiera mantenerse conversando pacífica y civilizadamente, a la vez que logró mantener su mente alejada de su típica búsqueda de problemas.
»Sin duda, merece un poco de crédito por haber logrado que pasaramos un tiempo de calidad. —Aseguro con una tenue sonrisa, la típica que usaba cuando se sentía satisfecha con algún resultado.
—Yo pienso lo mismo, Naomi. «Es un alivio el que tu enojo se haya disipado un poco. Al final he conseguido mi objetivo principal y también he pasado un buen rato… Y pensar que conseguiría tanto con tan solo tomarme un… Momento de relajación.»
—Ha sido un placer conoceros, Ishimura-dono, Miyazaki-dono. Espero que la próxima vez que nos encontremos sea en circunstancias igual de pacíficas. Ahora debo partir a mi hospedaje y descansar un poco también.
—He decir que también me ha resultado grato, Mogura-don —aseguro, dispuesto a llevar aquel juego de actuar con etiqueta hasta el final—. Espero, que si los caminos de la vida vuelven a reunirnos, sea en condiciones igual de amenas.
Dio una despedida simple, pero sumamente cortes—. El placer ha sido nuestro, Mogura-san.
Ambos nativos de Uzushio realizaron una elegante y sincronizada reverencia para despedir a aquel joven nativo de Amegakure.
—Dime la verdad, ¿Qué te ha parecido? —preguntó, mientras su técnica de transformación comenzaba a deshacerse—. Me refiero a Mogura y al rato que hemos pasado.
Naomi suspiro con decoro mientras comenzaba su andar en dirección contraria—. Parece un buen chico, aunque es un tanto provinciano y falto de modales a la hora iniciar una presentación —el de cabellos blancos la miró con ansiedad, como esperando que tuviera algo más que decir, algo aparte de sus usuales críticas en materia de etiqueta—. Sin embargo… —Kazuma juraría que en aquel momento dejó escapar parte de su orgullo en un ligero rubor—. Consiguió que mi señor pudiera mantenerse conversando pacífica y civilizadamente, a la vez que logró mantener su mente alejada de su típica búsqueda de problemas.
»Sin duda, merece un poco de crédito por haber logrado que pasaramos un tiempo de calidad. —Aseguro con una tenue sonrisa, la típica que usaba cuando se sentía satisfecha con algún resultado.
—Yo pienso lo mismo, Naomi. «Es un alivio el que tu enojo se haya disipado un poco. Al final he conseguido mi objetivo principal y también he pasado un buen rato… Y pensar que conseguiría tanto con tan solo tomarme un… Momento de relajación.»