30/08/2016, 03:32
—Sin duda alguna la compañía ha superado con creces a la calidad de los postres, aunque una lástima que este encuentro tenga que llegar a un final tan pronto.
—Eso es decir bastante, tomando en cuenta que aquellos dulces estaban delicioso. —Dijo sonriente.
Como debía de ser, la joven se encargó por su cuenta de los trámites y pagos necesarios correspondientes a los servicios y alimentos recibidos. Se solía acostumbrar a que los señores que presumían de tener ayudantes se encargaban de mantener su imagen y presencia mientras su empleados se encargaban de seguir los protocolos para hacer que todo a su alrededor procediera y funcionase como debería. «No importa cuánto tiempo pase, jamás me acostumbro a que haga las cosas por mí.», pensó mientras la veía agradecer por la buena atención. Aunque le molestara un poco, no podía recriminarle nada. Naomi disfrutaba de su trabajo mucho más de lo que al Ishimura le molestaba. Y sabiendo aquello, él la dejaba hacer lo suyo… Al menos, la mayoría de las veces.
—No se sobre exija y descanse lo que su doctor le indique, Ishimura-dono.
—Más fácil el decirlo que el hacerlo, Mogura-dono —aseguro suspirando—, pero supongo que podría tomarme esta inactividad temporal como un momento de relajación.
Se levantó y le hizo un leve gesto al chico de Amegakure, para que le acompañara en su camino hacia la salida del local, lugar donde llegaría la despedida. Pronto, la Miyazaki se sumó a la procesión que les llevaría hasta afuera. Todo, mientras múltiples empleados del restaurante les deseaban buen día y un pronto retorno a su negocio.
—Eso es decir bastante, tomando en cuenta que aquellos dulces estaban delicioso. —Dijo sonriente.
Como debía de ser, la joven se encargó por su cuenta de los trámites y pagos necesarios correspondientes a los servicios y alimentos recibidos. Se solía acostumbrar a que los señores que presumían de tener ayudantes se encargaban de mantener su imagen y presencia mientras su empleados se encargaban de seguir los protocolos para hacer que todo a su alrededor procediera y funcionase como debería. «No importa cuánto tiempo pase, jamás me acostumbro a que haga las cosas por mí.», pensó mientras la veía agradecer por la buena atención. Aunque le molestara un poco, no podía recriminarle nada. Naomi disfrutaba de su trabajo mucho más de lo que al Ishimura le molestaba. Y sabiendo aquello, él la dejaba hacer lo suyo… Al menos, la mayoría de las veces.
—No se sobre exija y descanse lo que su doctor le indique, Ishimura-dono.
—Más fácil el decirlo que el hacerlo, Mogura-dono —aseguro suspirando—, pero supongo que podría tomarme esta inactividad temporal como un momento de relajación.
Se levantó y le hizo un leve gesto al chico de Amegakure, para que le acompañara en su camino hacia la salida del local, lugar donde llegaría la despedida. Pronto, la Miyazaki se sumó a la procesión que les llevaría hasta afuera. Todo, mientras múltiples empleados del restaurante les deseaban buen día y un pronto retorno a su negocio.