10/09/2016, 14:33
Dejando atrás las rencillas que el Uchiha y el chunnin estaban manteniendo sobre de verdad quién era el culpable de todo este asunto, la joven kunoichi se precipitó a comentárselo al dueño de la casa y, por ende, de las gallinas, cuando notó la presencia de su rubio amigo en su espalda, contestando antes de que lo pudiese hacer ella.
— No es problema, solo le quiero avisar que tenga cuidado, con nosotros viene el ladrón. Alega que no tenía conocimiento de que estas gallinas eran suyas, pero...
Eri suspiró, cansada.
— No ha sido gran cosa, y el chico que viene con nosotros no es el ladrón, por mucho que mi compañero aquí opine lo contrario. — Declaró lanzándole a Nabi un kunai con la mirada. — Hikaru, que así se llama; no es el ladrón, si no su hermana. Él las cuidaba de forma inocente pensando que se habían perdido, pero en símbolo de disculpa, nos ha ayudado a traer a las gallinas hasta aquí. — Explicó.
El hombre se quedó pensativo por unos segundos, luego los miró a ambos y sonrió.
— Bien, pues si eso es todo, al menos dejadme agradecéroslo de alguna forma, ¿queréis alguna gallina? Las quiero mucho pero... Si queréis una...
— ¡No se preocupe, señor! Nosotros estamos bien como estamos, para eso somos ninjas, ¡es nuestro deber ayudar! — Exclamó llevándose una mano a su bandana. — Nabi, ¿nos vamos? — Preguntó ahora mirando al rubio, dirigiéndose a la puerta.
— No es problema, solo le quiero avisar que tenga cuidado, con nosotros viene el ladrón. Alega que no tenía conocimiento de que estas gallinas eran suyas, pero...
Eri suspiró, cansada.
— No ha sido gran cosa, y el chico que viene con nosotros no es el ladrón, por mucho que mi compañero aquí opine lo contrario. — Declaró lanzándole a Nabi un kunai con la mirada. — Hikaru, que así se llama; no es el ladrón, si no su hermana. Él las cuidaba de forma inocente pensando que se habían perdido, pero en símbolo de disculpa, nos ha ayudado a traer a las gallinas hasta aquí. — Explicó.
El hombre se quedó pensativo por unos segundos, luego los miró a ambos y sonrió.
— Bien, pues si eso es todo, al menos dejadme agradecéroslo de alguna forma, ¿queréis alguna gallina? Las quiero mucho pero... Si queréis una...
— ¡No se preocupe, señor! Nosotros estamos bien como estamos, para eso somos ninjas, ¡es nuestro deber ayudar! — Exclamó llevándose una mano a su bandana. — Nabi, ¿nos vamos? — Preguntó ahora mirando al rubio, dirigiéndose a la puerta.