24/05/2015, 14:25
Algunas veces se nos toma por sorpresa, cuando pasan cosas mas allá de lo que uno considera posible. Esa cálida mañana de verano, era uno de esos días, en los que sucede algo tan inverosímil que te deja con la boca abierta. Cayendo en sucesos realmente paradójicos y extravagantes.
Aquel primer día en el programa de equipos, Nabi era ese suceso. Viendo que ya estaba en su sórdido mundo de ilusiones mundanas, Kazuma decidió que sería mejor seguir ese consejo que le habían dado años atrás; “No le lleves la contraria a un loco, y si quieres librarte de él, síguele la corriente”. Bueno al menos trataría de seguirlo.
—Cielos Nabi, que historia tan conmovedora, pensar que luego de ver un palo, seguramente abandonaste a tu amada en medio de la fría y solitaria noche —dijo mostrando toda la aflicción posible.
Luego de aquello, el chico pelirrubio empezó a sacar conclusiones acerca de que táctica podría aplicar el sensei para confundirlos. Algo así como si estuvieran en una guerra psicológica donde la demencia es ley, y Nabi es el comandante, una batalla donde la normalidad de Juro y Kazuma era fuertemente asediada por oleadas de incongruencias deductivas. Era como el libro que el Ishimura había leído hace poco; “La dimensión desconocida” donde la locura era la regla y el más deschavetado era rey. Rey que hacia inquisición a los cuerdos.
—¡Por todos los cielos¡ —dijo un poco exaltado—, Nabi tiene razón. Definidamente lo más seguro es que se haya transformado en uno de nosotros y este tratando de jugar con nuestras mentes.
Después de decir aquello el Peliblanco se levanto de su asiento y camino hasta acercarse al pelinegro, estando ya al lado de este, procedió a hablar con un tono de voz suficientemente alto como para que se escuchara en todo el salón.
—Juro-san, se que nos conocemos de poco, y que tal vez no tengamos confianza suficiente como para andar aliándonos o haciéndonos favores, pero creo que esta es una buena oportunidad para poner a prueba nuestro trabajo en equipo.
—Por lo que te propongo que le peguemos a Nabi entre los dos, al menos hasta estar seguros de que es quien dice ser, claro si es una transformación nivel jonin, podría llevarse un buen rato, pero al menos será un rato en que este callado.
—Así Qué ¿qué dices?... Por cierto empiezo a creer que por su comportamiento anómalo; Te llamo Kulo de forma adrede.
Parecía que el plan de seguirle la corriente no estaba funcionando.
Aquel primer día en el programa de equipos, Nabi era ese suceso. Viendo que ya estaba en su sórdido mundo de ilusiones mundanas, Kazuma decidió que sería mejor seguir ese consejo que le habían dado años atrás; “No le lleves la contraria a un loco, y si quieres librarte de él, síguele la corriente”. Bueno al menos trataría de seguirlo.
—Cielos Nabi, que historia tan conmovedora, pensar que luego de ver un palo, seguramente abandonaste a tu amada en medio de la fría y solitaria noche —dijo mostrando toda la aflicción posible.
Luego de aquello, el chico pelirrubio empezó a sacar conclusiones acerca de que táctica podría aplicar el sensei para confundirlos. Algo así como si estuvieran en una guerra psicológica donde la demencia es ley, y Nabi es el comandante, una batalla donde la normalidad de Juro y Kazuma era fuertemente asediada por oleadas de incongruencias deductivas. Era como el libro que el Ishimura había leído hace poco; “La dimensión desconocida” donde la locura era la regla y el más deschavetado era rey. Rey que hacia inquisición a los cuerdos.
—¡Por todos los cielos¡ —dijo un poco exaltado—, Nabi tiene razón. Definidamente lo más seguro es que se haya transformado en uno de nosotros y este tratando de jugar con nuestras mentes.
Después de decir aquello el Peliblanco se levanto de su asiento y camino hasta acercarse al pelinegro, estando ya al lado de este, procedió a hablar con un tono de voz suficientemente alto como para que se escuchara en todo el salón.
—Juro-san, se que nos conocemos de poco, y que tal vez no tengamos confianza suficiente como para andar aliándonos o haciéndonos favores, pero creo que esta es una buena oportunidad para poner a prueba nuestro trabajo en equipo.
—Por lo que te propongo que le peguemos a Nabi entre los dos, al menos hasta estar seguros de que es quien dice ser, claro si es una transformación nivel jonin, podría llevarse un buen rato, pero al menos será un rato en que este callado.
—Así Qué ¿qué dices?... Por cierto empiezo a creer que por su comportamiento anómalo; Te llamo Kulo de forma adrede.
Parecía que el plan de seguirle la corriente no estaba funcionando.