24/05/2015, 20:11
(Última modificación: 24/05/2015, 20:15 por Inuzuka Nabi.)
Kazuma empezó a seguirle la corriente de la forma más falsa que Nabi habia visto en su vida, incluso le sonaba a actuación cutre de un teatro de barrio de Amegakure. Primero con la estupidez del palo que no habia tenido ni pies ni cabeza y despues con lo del sensei transformandose en uno de ellos. Pero, ojo, que habia más. Tras esa actuación llena de vericidad y talento, se acercó a Juro y le propuso una alianza para darle una paliza al rubio. Este, por su parte, habia permanecido en silencio durante todo el rato pero ahí no aguantó más y empezó a reirse a carcajada limpia.
El marionetista estaba muy muy rallado. La inverosimilitud del momento y de todo el rato que habian estado hablando le estaba superando. La paranoia sobre que cualquiera podria ser el sensei, lo del taburete, todo. Podia ver en su cara que iba a explotar, y explotó. Mando a su pareja de equipo a la mierda y se separó de ellos. Por su parte, el Nabi se reia observando la escena, de como habia llegado hasta ese punto gracias a sus comentarios y a su delicado plan de sacarles de sus casillas. Hacía tiempo que no le salia tan bien algo así.
Poco le duro el jubilo, pues unos segundos despues, cuando ya lo único que se oia era el extraño silencio que habia quedado en el aire entró una mujer pelirroja de veintitantos años. Con el pelo recogido en una trenza y vestida con el chaleco oficial de ninjas de elite encima de una camiseta negra. Las vendas que llevaba en manos y pies así como la expresión de enfado que llevaba no le daban buenas vibraciones a Nabi, quien habia borrado la sonrisa burlesca que habia tenido todo el rato en el rostro.
La mujer se fue directa a la mesa del profesor y se plantó detras de esta. Paso la mirada por cada uno de sus alumnos que habian acabado cada uno en una mesa diferente de la misma hilera. Sin inmutar el rostro chasqueó los dedos y unos pequeños papeles salieron disparados hasta pararse justo en frente de cada genin encima de sus respectivas mesas. Nabi cogió el suyo y lo levantó lentamente. F-. Lo mismo ponia en el de Kazuma, en el de Juro ponia F+.
La sensei plantó su mirada en el moreno. En ese momento, Nabi se percató de que llevaba bastantes papeles encima.
Me han dado vuestros datos y el perfil psicotecnico de cada uno de vosotros, pero yo os he evaluado como equipo. Y dais pena.
Procedió a leer uno de los tres montones de papeles que habia dejado en la mesa.
Eikyu Juro, trece años, marionetista, huerfano de padres, vive con su hermana. Un control del chakra excelente, incapaz de sostener una espada de forma decente, ni siquiera una de madera. Y demás palabreria. En el rato que has estado aquí, has demostrado que eres un cobarde y que tu miedo a decidir podria costarnos la vida. Has visto y has sido consciente de que los otros componentes del equipo estaban enfrentandose y has preferido no tomar parte. Sabias que lo que estaban haciendo estaba mal, que esto era algo serio y ellos estaban tomandoselo a broma y que no deberia ser así. Pero les has dejado hacer y has dejado que te arrastraran en su vortice de paranoia. Tienes mejor nota porque al menos no has participado activamente en destruir el espiritu de equipo.
Ishimura Kazuma, trece años, especializado en Kenjutsu, huerfano, vive con su tutor y maestro. Un dominio sin igual de la espada, tremenda dificultad para entender y aprender el arte del Genjutsu. Tú al comienzo parecias el más sensato. Pero has tardado muy poco en caer en las estupideces y en el sinsentido que ha tenido lugar aqui. Te has convertido en un participe principal de ello. Pero es más, has instado a un compañero de equipo de hacer una alianza para pegarle al tercero. Eso ha sido la gota que ha colmado el vaso.
Nabi Nabi, catorce años, del clan Nabi, huerfano, vives solo en la mansión de tu abuelo. Un manejo de dos elementos a pesar de ser apenas un Gennin, incapaz de llevar a cabo el sellado más simple a pesar de vivir en la villa emblematica de los Uzumaki. Tú... TÚ. No tengo palabras para describir lo que has hecho aqui. El buen rollo acaba donde empieza mi autoridad y te advierto que mi autoridad es muy grande. Y no te pienso pasar ni una. Te has salvado porque tenias razón, yo queria que dudarais, de ahí el taburete, pero tú fuiste más allá y lo tergiversaste para tu propia diversión.
Todos y cada uno de vosotros habeis fallado, habeis suspendido esta prueba como equipo. No toleraré ninguna replica ni ninguna estupidez en mi presencia y en cuanto estamos reunidos, aunque yo no haya llegado consideradlo ya como mi presencia.
Escribió algo en unos papeles y los volvió a recoger y se dirigió a la puerta.
Seguidme.
Y se fue. Sin siquiera esperar a que la siguieran y sin intención de hacerlo. Nabi fue el primero en seguirla. Con una pequeña sonrisa que habia pintado en su rostro en cuanto la sensei se habia dado la vuelta. El dia no paraba de ir a mejor.
El marionetista estaba muy muy rallado. La inverosimilitud del momento y de todo el rato que habian estado hablando le estaba superando. La paranoia sobre que cualquiera podria ser el sensei, lo del taburete, todo. Podia ver en su cara que iba a explotar, y explotó. Mando a su pareja de equipo a la mierda y se separó de ellos. Por su parte, el Nabi se reia observando la escena, de como habia llegado hasta ese punto gracias a sus comentarios y a su delicado plan de sacarles de sus casillas. Hacía tiempo que no le salia tan bien algo así.
Poco le duro el jubilo, pues unos segundos despues, cuando ya lo único que se oia era el extraño silencio que habia quedado en el aire entró una mujer pelirroja de veintitantos años. Con el pelo recogido en una trenza y vestida con el chaleco oficial de ninjas de elite encima de una camiseta negra. Las vendas que llevaba en manos y pies así como la expresión de enfado que llevaba no le daban buenas vibraciones a Nabi, quien habia borrado la sonrisa burlesca que habia tenido todo el rato en el rostro.
La mujer se fue directa a la mesa del profesor y se plantó detras de esta. Paso la mirada por cada uno de sus alumnos que habian acabado cada uno en una mesa diferente de la misma hilera. Sin inmutar el rostro chasqueó los dedos y unos pequeños papeles salieron disparados hasta pararse justo en frente de cada genin encima de sus respectivas mesas. Nabi cogió el suyo y lo levantó lentamente. F-. Lo mismo ponia en el de Kazuma, en el de Juro ponia F+.
La sensei plantó su mirada en el moreno. En ese momento, Nabi se percató de que llevaba bastantes papeles encima.
Me han dado vuestros datos y el perfil psicotecnico de cada uno de vosotros, pero yo os he evaluado como equipo. Y dais pena.
Procedió a leer uno de los tres montones de papeles que habia dejado en la mesa.
Eikyu Juro, trece años, marionetista, huerfano de padres, vive con su hermana. Un control del chakra excelente, incapaz de sostener una espada de forma decente, ni siquiera una de madera. Y demás palabreria. En el rato que has estado aquí, has demostrado que eres un cobarde y que tu miedo a decidir podria costarnos la vida. Has visto y has sido consciente de que los otros componentes del equipo estaban enfrentandose y has preferido no tomar parte. Sabias que lo que estaban haciendo estaba mal, que esto era algo serio y ellos estaban tomandoselo a broma y que no deberia ser así. Pero les has dejado hacer y has dejado que te arrastraran en su vortice de paranoia. Tienes mejor nota porque al menos no has participado activamente en destruir el espiritu de equipo.
Ishimura Kazuma, trece años, especializado en Kenjutsu, huerfano, vive con su tutor y maestro. Un dominio sin igual de la espada, tremenda dificultad para entender y aprender el arte del Genjutsu. Tú al comienzo parecias el más sensato. Pero has tardado muy poco en caer en las estupideces y en el sinsentido que ha tenido lugar aqui. Te has convertido en un participe principal de ello. Pero es más, has instado a un compañero de equipo de hacer una alianza para pegarle al tercero. Eso ha sido la gota que ha colmado el vaso.
Nabi Nabi, catorce años, del clan Nabi, huerfano, vives solo en la mansión de tu abuelo. Un manejo de dos elementos a pesar de ser apenas un Gennin, incapaz de llevar a cabo el sellado más simple a pesar de vivir en la villa emblematica de los Uzumaki. Tú... TÚ. No tengo palabras para describir lo que has hecho aqui. El buen rollo acaba donde empieza mi autoridad y te advierto que mi autoridad es muy grande. Y no te pienso pasar ni una. Te has salvado porque tenias razón, yo queria que dudarais, de ahí el taburete, pero tú fuiste más allá y lo tergiversaste para tu propia diversión.
Todos y cada uno de vosotros habeis fallado, habeis suspendido esta prueba como equipo. No toleraré ninguna replica ni ninguna estupidez en mi presencia y en cuanto estamos reunidos, aunque yo no haya llegado consideradlo ya como mi presencia.
Escribió algo en unos papeles y los volvió a recoger y se dirigió a la puerta.
Seguidme.
Y se fue. Sin siquiera esperar a que la siguieran y sin intención de hacerlo. Nabi fue el primero en seguirla. Con una pequeña sonrisa que habia pintado en su rostro en cuanto la sensei se habia dado la vuelta. El dia no paraba de ir a mejor.
—Nabi—