18/09/2016, 17:17
— No ha sido gran cosa, y el chico que viene con nosotros no es el ladrón, por mucho que mi compañero aquí opine lo contrario. Hikaru, que así se llama; no es el ladrón, si no su hermana. Él las cuidaba de forma inocente pensando que se habían perdido, pero en símbolo de disculpa, nos ha ayudado a traer a las gallinas hasta aquí.
Eri le lanzó un cuchillazo, que impactó de lleno... en su corazón. No solo no le creía y lo tachaba de inútil sino que lo hacía repetidamente. La opinión de la peliazul respecto al rubio no podía ser más clara ni más directa, su credibilidad ante ella era cero. Pero un cero, patatero. Vale que con el resto de gente era menos veinte, eso le daba igual, la gente era la gente, una muchedumbre de estúpidodos y desconocidos, en cambio, que Eri no creyera una sola de sus palabras...
Su corazón se hizo pedazos. Otra vez.
Su expresión se desencajó. Por suerte, en los segundos que el hombre tardó en contestar a la muchacha, Nabi consiguió recomponerse.
— Bien, pues si eso es todo, al menos dejadme agradecéroslo de alguna forma, ¿queréis alguna gallina? Las quiero mucho pero... Si queréis una...
Su hilo de pensamiento se centró en la gallina, una gallina... con sus alitas de pollo, sus muslos de pollo, su cabeza de pollo, su pechuga de pollo y sus huevos de gallina. El hilo de pensamiento se convirtió rápidamente en hilo de baba que sobresalía lentamente de la boca del rubio mientras se acercaba a uno de los animales tan sabrosos y rebozables.
— Mmmhh... Gallina...
Sin embargo, él mismo se recompuso al oír lo que tenía que decir Eri. Que no contenta con quitarle su teoría perfecta, también le quería quitar su gallina.
— ¡No se preocupe, señor! Nosotros estamos bien como estamos, para eso somos ninjas, ¡es nuestro deber ayudar! Nabi, ¿nos vamos?
— Exactamente, como bien ha dicho mi compañera, lo único que nos mueve es el deber de proteger y servir al ciudadano. Aunque es algo obvio que si usted insiste tan fervientemente no podemos rechazar su hospitalidad y su contribución a las fuerzas del orden. Así pues, le agradecemos de corazón su cooperación y hasta más ver.
Y así, marchó detrás de Eri hacia un brillante futuro lleno de huevos con una gallina bajo el brazo.
Eri le lanzó un cuchillazo, que impactó de lleno... en su corazón. No solo no le creía y lo tachaba de inútil sino que lo hacía repetidamente. La opinión de la peliazul respecto al rubio no podía ser más clara ni más directa, su credibilidad ante ella era cero. Pero un cero, patatero. Vale que con el resto de gente era menos veinte, eso le daba igual, la gente era la gente, una muchedumbre de estúpidodos y desconocidos, en cambio, que Eri no creyera una sola de sus palabras...
Su corazón se hizo pedazos. Otra vez.
Su expresión se desencajó. Por suerte, en los segundos que el hombre tardó en contestar a la muchacha, Nabi consiguió recomponerse.
— Bien, pues si eso es todo, al menos dejadme agradecéroslo de alguna forma, ¿queréis alguna gallina? Las quiero mucho pero... Si queréis una...
Su hilo de pensamiento se centró en la gallina, una gallina... con sus alitas de pollo, sus muslos de pollo, su cabeza de pollo, su pechuga de pollo y sus huevos de gallina. El hilo de pensamiento se convirtió rápidamente en hilo de baba que sobresalía lentamente de la boca del rubio mientras se acercaba a uno de los animales tan sabrosos y rebozables.
— Mmmhh... Gallina...
Sin embargo, él mismo se recompuso al oír lo que tenía que decir Eri. Que no contenta con quitarle su teoría perfecta, también le quería quitar su gallina.
— ¡No se preocupe, señor! Nosotros estamos bien como estamos, para eso somos ninjas, ¡es nuestro deber ayudar! Nabi, ¿nos vamos?
— Exactamente, como bien ha dicho mi compañera, lo único que nos mueve es el deber de proteger y servir al ciudadano. Aunque es algo obvio que si usted insiste tan fervientemente no podemos rechazar su hospitalidad y su contribución a las fuerzas del orden. Así pues, le agradecemos de corazón su cooperación y hasta más ver.
Y así, marchó detrás de Eri hacia un brillante futuro lleno de huevos con una gallina bajo el brazo.
—Nabi—