21/09/2016, 14:13
Todo transcurría con el típico nerviosismo de cuando deseas algo con todas tus fuerzas. La gente estaba empezando a cabrearse y, o el tal Rokuro Hei complacía a sus fieles pronto o se armaría una buena. Desde mi tribuna en forma de taburete lo veía todo perfectamente desde una distancia prudencial, además, ya tenía mis dangos. Todo iba a pedir de boca para mí. Hablando de boca, no tardé en meter la primera bolita en la susodicha para empezar a saborear aquel pequeño manjar.
Al cabo de unos pocos minutos apareció encima del escenario, tras aquellas cortinas un hombre tan alto como ancho, junto con su instrumento, dispuesto a complacer a todos los presentes. Y con su presencia el grito de sus fanaticas adolescentes.
— ¡Hostia puta! Socio, la juventud de hoy en día no hay quien la entienda..
No esperé una respuesta, simplemente pensé en voz alta. De hecho no estaba hablando con nadie, simplemente salió de mi interior. El músico empezó su show y de alguna manera logró transmitirme cierta paz. Aquella melodía había valido la pena, aquello me hizo entender de su fama y reputación.
Poco después pude escuchar un insulto. Provenía de la entrada, la cual tenía cerca de mi posición y pude ver como su emisora era una muchacha de cabellos rojizos como el el fuego más puro, como el mío, vamos. Su cabreo provino de los empujones de unos hombres que avanzaban hasta el centro del local. Me los quedé mirando con cierta rabia. No había ninguna necesidad de ir empujando a la gente, si llegaban tarde no era el problema de los demás. Pero de nuevo, la melodía de Hei me calmó, devolviendome la sonrisa y mi mano agarro otro de los dangos, dispuesto a montar una fiesta en mi paladar.
Miré a la chica de los quejidos y le hice un ademán para que se acercase, indicándole el taburete que aún estaba libre a mi lado.
Al cabo de unos pocos minutos apareció encima del escenario, tras aquellas cortinas un hombre tan alto como ancho, junto con su instrumento, dispuesto a complacer a todos los presentes. Y con su presencia el grito de sus fanaticas adolescentes.
— ¡Hostia puta! Socio, la juventud de hoy en día no hay quien la entienda..
No esperé una respuesta, simplemente pensé en voz alta. De hecho no estaba hablando con nadie, simplemente salió de mi interior. El músico empezó su show y de alguna manera logró transmitirme cierta paz. Aquella melodía había valido la pena, aquello me hizo entender de su fama y reputación.
Poco después pude escuchar un insulto. Provenía de la entrada, la cual tenía cerca de mi posición y pude ver como su emisora era una muchacha de cabellos rojizos como el el fuego más puro, como el mío, vamos. Su cabreo provino de los empujones de unos hombres que avanzaban hasta el centro del local. Me los quedé mirando con cierta rabia. No había ninguna necesidad de ir empujando a la gente, si llegaban tarde no era el problema de los demás. Pero de nuevo, la melodía de Hei me calmó, devolviendome la sonrisa y mi mano agarro otro de los dangos, dispuesto a montar una fiesta en mi paladar.
Miré a la chica de los quejidos y le hice un ademán para que se acercase, indicándole el taburete que aún estaba libre a mi lado.
![[Imagen: K1lxG4r.png]](https://i.imgur.com/K1lxG4r.png)
![[Imagen: dlinHLO.png]](https://i.imgur.com/dlinHLO.png)
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