26/05/2015, 04:33
Kazuma había contado su historia, y expuesto su pregunta. Por lo que solo le quedaba esperar una respuesta.
Luego de pensarlo por unos minutos, la sensei respondió a su interrogante de una manera formal, clara y estricta. Shiori aseguro que las cosas que más le molestaban eran: La soberbia, la insubordinación, la desobediencia y la maleducación. Aquello fue poca información, sin embargo era algo muy a tener en cuenta. Primero porque ya sabían que no debían hacer si querían estar en buenos términos con ella, y segundo que aquella mujer valoraba muchísimo lo que era la disciplina y el respeto que se le debía mostrar.
«Es bueno saber eso, así podre evitar meter la pata» —pensó con cierto alivio.
Habiendo terminado con el Ishimura, la jonin se dirigió a juro, indicándole que era su turno para contarle a los presentes su historia. Básicamente resulto ser similar a como habían sido la de Nabi y la de Kazuma. Lo perdieron casi todo, pero aun así estaban ahí enfrentado la vida y superando las vicisitudes diarias. Quizás fueran sucesos bastante lamentables, pero por lo menos debieron comprender que tenían algo en común, posiblemente eso les ayudara a entenderse mejor, y tal vez, solo tal vez ese era el plan de Kureji.
Concluida su historia Juro realizo la pregunta que le correspondia, la cual era sobre la facultad que la sensei había usado para poder controlar los papales a voluntad. La respuesta que los chicos recibieron fue bastante didáctica, ya que les explico el cómo y el por qué de la técnica, con demostraciones y todo. Habiendo terminado su micro clase, procedió a repartir unos papelitos con notas. Esta vez eran mayores que las anteriores, aunque seguían sin ser buenas.
Luego de lo que pareció ser una forma primitiva de elogio, seguida de una moderna critica técnica, se aventuraron en lo que sería la siguiente prueba. Se alejo caminando hasta quedar frente a la pared del patio, y luego espero a que los genin le siguieran.
De repente, como si se le hubiera ocurrido en el momento; Decidió que los chicos se batieran en combate, dicho aquello, se tomo su tiempo para explicar claramente el formato de los enfrentamientos y como se llevarían a cabo, la cuestión en si era sencilla, el contrincante y el método de combate se escogería al azar, como eran tres chicos, dos pelearían y el otro observaría. En ese momento el peliblanco esperaba ser el que observara, después de todo recordaba su pequeño problema con los combates; había ocasiones en las que se dejaba llevar por la curiosidad de que tanto y que tan lejos podía llegar combatiendo, ello causaba que a veces una simple pelea de práctica pudiera escalar a algo más.
Y como si el karma quisiera fastidiarle el día, su nombre salió de los labios de Shiori. Puesto en una oración que indicaba que debía escoger unos números, dando a entender que era seguro que el combatiera. Miro con un poco de preocupación a sus dos compañeros y se resigno a hablar.
—Escojo el número uno y el numero tres sensei.
«Demonios, definitivamente hoy mi karma se llama Kureji Shiori»
Luego de pensarlo por unos minutos, la sensei respondió a su interrogante de una manera formal, clara y estricta. Shiori aseguro que las cosas que más le molestaban eran: La soberbia, la insubordinación, la desobediencia y la maleducación. Aquello fue poca información, sin embargo era algo muy a tener en cuenta. Primero porque ya sabían que no debían hacer si querían estar en buenos términos con ella, y segundo que aquella mujer valoraba muchísimo lo que era la disciplina y el respeto que se le debía mostrar.
«Es bueno saber eso, así podre evitar meter la pata» —pensó con cierto alivio.
Habiendo terminado con el Ishimura, la jonin se dirigió a juro, indicándole que era su turno para contarle a los presentes su historia. Básicamente resulto ser similar a como habían sido la de Nabi y la de Kazuma. Lo perdieron casi todo, pero aun así estaban ahí enfrentado la vida y superando las vicisitudes diarias. Quizás fueran sucesos bastante lamentables, pero por lo menos debieron comprender que tenían algo en común, posiblemente eso les ayudara a entenderse mejor, y tal vez, solo tal vez ese era el plan de Kureji.
Concluida su historia Juro realizo la pregunta que le correspondia, la cual era sobre la facultad que la sensei había usado para poder controlar los papales a voluntad. La respuesta que los chicos recibieron fue bastante didáctica, ya que les explico el cómo y el por qué de la técnica, con demostraciones y todo. Habiendo terminado su micro clase, procedió a repartir unos papelitos con notas. Esta vez eran mayores que las anteriores, aunque seguían sin ser buenas.
Luego de lo que pareció ser una forma primitiva de elogio, seguida de una moderna critica técnica, se aventuraron en lo que sería la siguiente prueba. Se alejo caminando hasta quedar frente a la pared del patio, y luego espero a que los genin le siguieran.
De repente, como si se le hubiera ocurrido en el momento; Decidió que los chicos se batieran en combate, dicho aquello, se tomo su tiempo para explicar claramente el formato de los enfrentamientos y como se llevarían a cabo, la cuestión en si era sencilla, el contrincante y el método de combate se escogería al azar, como eran tres chicos, dos pelearían y el otro observaría. En ese momento el peliblanco esperaba ser el que observara, después de todo recordaba su pequeño problema con los combates; había ocasiones en las que se dejaba llevar por la curiosidad de que tanto y que tan lejos podía llegar combatiendo, ello causaba que a veces una simple pelea de práctica pudiera escalar a algo más.
Y como si el karma quisiera fastidiarle el día, su nombre salió de los labios de Shiori. Puesto en una oración que indicaba que debía escoger unos números, dando a entender que era seguro que el combatiera. Miro con un poco de preocupación a sus dos compañeros y se resigno a hablar.
—Escojo el número uno y el numero tres sensei.
«Demonios, definitivamente hoy mi karma se llama Kureji Shiori»