4/10/2016, 00:06
(Última modificación: 4/10/2016, 00:20 por Sasaki Reiji.)
«Bueno... creo que lo entiendo... mas o menos... Mas bien menos que mas, pero lo intentaré.» Pensó a modo de respuesta. «Una pregunta... ¿Por qué no les plantas cara a esos chicos? ¿De veras vives a gusto siendo un saco de boxeo? Sé que me meto donde no me llaman... pero solo hace falta que mires la de cicatrices que llevo en la piel para que comprendas que sé de lo que hablo....»
Reiji nunca había dicho que viviera a gusto siendo el saco de boxeo de nadie. Su indiferencia se debía mas bien a que no podía hacer nada, o mejor dicho, a que cuanto mas hiciera, peor seria el castigo. No es que le gustara ser el saco de boxeo, es que ser el saco de boxeo era lo menos perjudicial para él y solo tendría que soportarlo un poco mas. No es como si fuera a quedarse quieto para siempre, pero no él no era un shinobi de los que envían a primera linea de combate, aunque si conocía las nociones básicas.
—El acero mas fuerte se forja en las llamas del infierno —Si podías soportar el dolor y el sufrimiento, tu alma sera inquebrantable. Fue lo único que supo decir sobre las cicatrices de la chica —Yo no puedo enseñarte las mías, por que no están grabadas en mi piel, sino que las marcaron a fuego sobre mi alma. Jamas dije que me sintiera a gusto siendo un saco de boxeo, pero mírame, mírame bien
Era un enclenque. Su musculatura era prácticamente nula. No es que descuidara su entrenamiento, es que no era capaz de ganar musculo y hacia tiempo que se había rendido en conseguirlo. De todas formas sus habilidades tampoco estaban hechas para combatir, así que ¿Para que necesitaba los músculos? Obviamente seguía saliendo a correr bajo la lluvia, y por supuesto hacia ejercicio físico, pero mas en pos de mantener su resistencia que de conseguir mas fuerza.
—Mientras que ellos no solo son fuertes, sino que ademas son expertos en artes marciales, yo solo conozco las nociones básicas del combate y toda la teoría que pude aprender, por que como puedes comprobar soy el tipo de shinobi que se dedica a recolectar información ¿Crees que jamas he intentado defenderme? Estas equivocada, pero solo ha terminado peor para mi. Piernas o brazos rotos, ojos morados hasta el punto que casi no puedes abrirlos, incluso llegaron a arrancarme el pelo, con sus manos, nada de tijeras ni cuchillos, solo fuerza bruta ¿crees que puedo hacer algo? y entonces ¿Que pasara conmigo? mientras que si me quedo quieto y les ignoro solo son empujones, insultos y puñetazos, si me atrevo a defenderme acabare en hospital, puede que tu puedas enfrentar a tu enemigo de frente, pero no todos nacemos para combatir, ni siquiera todos nacemos con algo tan simple como la capacidad para hablar y esa, katomi, es la peor de las cicatrices. Y no hablo del hecho de ser mudo
Por que ser mudo no era un problema para él. El problema eran los demás. La crueldad había sido su pan de cada día, por que había muy pocas personas que lo trataran como uno mas y no como un ser inferior del que había que burlarse, reírse, o utilizar de cualquier modo para divertirse. Como quitarle el papel y la tinta para ver como se las apañaba para hablar con los demas, o cosas por él estilo. Para el resto del mundo solo era un juguete. Y lo peor de todo...
—Lo peor de todo es la soledad, es ver como los demas te hacen sentir que la culpa es tuya por haber nacido así
Reiji nunca había dicho que viviera a gusto siendo el saco de boxeo de nadie. Su indiferencia se debía mas bien a que no podía hacer nada, o mejor dicho, a que cuanto mas hiciera, peor seria el castigo. No es que le gustara ser el saco de boxeo, es que ser el saco de boxeo era lo menos perjudicial para él y solo tendría que soportarlo un poco mas. No es como si fuera a quedarse quieto para siempre, pero no él no era un shinobi de los que envían a primera linea de combate, aunque si conocía las nociones básicas.
—El acero mas fuerte se forja en las llamas del infierno —Si podías soportar el dolor y el sufrimiento, tu alma sera inquebrantable. Fue lo único que supo decir sobre las cicatrices de la chica —Yo no puedo enseñarte las mías, por que no están grabadas en mi piel, sino que las marcaron a fuego sobre mi alma. Jamas dije que me sintiera a gusto siendo un saco de boxeo, pero mírame, mírame bien
Era un enclenque. Su musculatura era prácticamente nula. No es que descuidara su entrenamiento, es que no era capaz de ganar musculo y hacia tiempo que se había rendido en conseguirlo. De todas formas sus habilidades tampoco estaban hechas para combatir, así que ¿Para que necesitaba los músculos? Obviamente seguía saliendo a correr bajo la lluvia, y por supuesto hacia ejercicio físico, pero mas en pos de mantener su resistencia que de conseguir mas fuerza.
—Mientras que ellos no solo son fuertes, sino que ademas son expertos en artes marciales, yo solo conozco las nociones básicas del combate y toda la teoría que pude aprender, por que como puedes comprobar soy el tipo de shinobi que se dedica a recolectar información ¿Crees que jamas he intentado defenderme? Estas equivocada, pero solo ha terminado peor para mi. Piernas o brazos rotos, ojos morados hasta el punto que casi no puedes abrirlos, incluso llegaron a arrancarme el pelo, con sus manos, nada de tijeras ni cuchillos, solo fuerza bruta ¿crees que puedo hacer algo? y entonces ¿Que pasara conmigo? mientras que si me quedo quieto y les ignoro solo son empujones, insultos y puñetazos, si me atrevo a defenderme acabare en hospital, puede que tu puedas enfrentar a tu enemigo de frente, pero no todos nacemos para combatir, ni siquiera todos nacemos con algo tan simple como la capacidad para hablar y esa, katomi, es la peor de las cicatrices. Y no hablo del hecho de ser mudo
Por que ser mudo no era un problema para él. El problema eran los demás. La crueldad había sido su pan de cada día, por que había muy pocas personas que lo trataran como uno mas y no como un ser inferior del que había que burlarse, reírse, o utilizar de cualquier modo para divertirse. Como quitarle el papel y la tinta para ver como se las apañaba para hablar con los demas, o cosas por él estilo. Para el resto del mundo solo era un juguete. Y lo peor de todo...
—Lo peor de todo es la soledad, es ver como los demas te hacen sentir que la culpa es tuya por haber nacido así