6/10/2016, 20:45
Pagadas las cuentas los tres shinobi se separaban de la barra. Karamaru seguía al Uchiha de pelo más largo hacia la puerta de entrada, para ellos salida. Datsue se separaba por la natural necesidad que ningún ninja podía evitar, y que nadie podía ayudar. Preparado para taparse con la mano el golpe del Sol repentino el calvo se llevo una desilusión. No recordaba que afuera había niebla y esperaba ver una iluminación que le hiciese cerrar los ojos. Trató de bajar la mano lo antes posible para que nadie notase su estupidez y se encontraba nuevamente con ese clima tan desolador.
«Niebla.... Creo que nunca la vi tan densa, esta al nivel de las playas de Amenokami sin duda alguna»
Se frenó junto a Akame y comenzó a revolear los ojos de aquí para allá tratando de ubicarse. La plaza no estaba lejos, y ese era el punto de partida para ir a la residencia. Pero había que esperar al otro morocho y Karamaru no lo haría en silencio. Puso sus manos en los bolsillos del pantalón y comenzó a silbar unas lindas y lentas melodías que recordaba de su abuelo. Era una de las tantas cosas que le relajaban la mente.
«¿Qué andarás haciendo en el templo?»
Aunque esos minutos pasaron y las puertas de madera volvieron a sonar y tras ellas apareció la persona que esperaban, y fue en ese momento en el que Akame comenzó a trazar la hoja de ruta.
Este asunto apesta.
Una casa maldita, unos muertos de los que nadie quiere hablar y un dueño desesperado por ganar dinero. Si queremos llegar al fondo de este asunto, está claro que no lo vamos a tener fácil... ¿Qué os parece si le hacemos una visita a ese alguacil?
Me parece buena idea. ¿Sabéis dónde está su casa? Con toda esta jodida niebla no veo a dos palmos de mi cara...
Soy más de experiencias, si es por mi me internaría en esa casa pero son dos contra uno así que yo los sigo.
Supongo que podemos ir a la plaza central, debe de estar cerca de ahí y si no tal vez nos encontramos a alguien ¿No?
«Niebla.... Creo que nunca la vi tan densa, esta al nivel de las playas de Amenokami sin duda alguna»
Se frenó junto a Akame y comenzó a revolear los ojos de aquí para allá tratando de ubicarse. La plaza no estaba lejos, y ese era el punto de partida para ir a la residencia. Pero había que esperar al otro morocho y Karamaru no lo haría en silencio. Puso sus manos en los bolsillos del pantalón y comenzó a silbar unas lindas y lentas melodías que recordaba de su abuelo. Era una de las tantas cosas que le relajaban la mente.
«¿Qué andarás haciendo en el templo?»
Aunque esos minutos pasaron y las puertas de madera volvieron a sonar y tras ellas apareció la persona que esperaban, y fue en ese momento en el que Akame comenzó a trazar la hoja de ruta.
Este asunto apesta.
Una casa maldita, unos muertos de los que nadie quiere hablar y un dueño desesperado por ganar dinero. Si queremos llegar al fondo de este asunto, está claro que no lo vamos a tener fácil... ¿Qué os parece si le hacemos una visita a ese alguacil?
Me parece buena idea. ¿Sabéis dónde está su casa? Con toda esta jodida niebla no veo a dos palmos de mi cara...
Soy más de experiencias, si es por mi me internaría en esa casa pero son dos contra uno así que yo los sigo.
Supongo que podemos ir a la plaza central, debe de estar cerca de ahí y si no tal vez nos encontramos a alguien ¿No?
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘