El chico que había aparecido de entre las sombras, con ojos mas oscuros que la propia noche que les acogía en pleno invierno, afirmó que el espasmo post mortem del individuo había sido de lo mas raro; no era médico según decía, pero recorrer casi tres metros mientras escupía sangre y llamaba a todo pulmón a alguien, quizás a su padre, no era de lo mas normal. En fin, la chica tampoco es que fuese una experta en el tema, pero si que había sido un poco mas denso de lo que había de ser habitual. Ni tan siquiera en sus películas de serie B los actores eran tan malos interpretando la muerte...
—Bueno, si... supongo... —¿Qué mas decir? ¿Qué mas añadir si no tenía ni la menor idea de lo que era una vida menos salvo lo que había visto por televisión? La televisión siempre había sido una buena tutora y mentora en ausencia de sus padres, pero siempre había escuchado que no todo lo que sale por sus imágenes es cierto. Igualmente, podía ser por envidia que dijesen eso. No hay mejor mentora que un banco indomable de información, por muy manipulada que pudiere estar.
Con el comentario de la chica en el aire acerca de que ese lugar no era el mas propio para entablar una conversación, su antagonista respondió raudo y veloz. El chico inquirió que fuesen a una posada "bastante acogedora" en la que se alojaba, en la cuál podrían resguardarse del frío, de la noche, así como tomar un té bien caliente y hablar de lo sucedido. «¿Será éste chico el causante de esa muerte...? Es un poco extraña ésta invitación... ¿y porqué me invita a esa posada? Lo mas normal del mundo sería que se intentase escaquear... Si dije de no quedarnos aquí hablando, era precisamente por evitarlo, al menos en parte...»
La peliblanca miró antes de tomar ninguna decisión a ambos lados. Se aseguró, por su propia seguridad, de que no había nadie mas por el lugar —Obviamente, un asesino raramente actúa en solitario— en éste acontecimiento tan llamativo, actuar en solitario era como un gran espectáculo, cuyo final estaba eclipsado en suicidio. ¿Estaría la kunoichi frente a un asesino? De nuevo llevó sus orbes color carmín hacia los de tono azabache. —De acuerdo, vayamos a esa posada.
»Por cierto, mi nombre es Katomi. ¿el tuyo es..? —Descaradamente, buscó descubrir algo de información acerca de su antagonista. No sabía nada de él, salvo que había estado en el escenario del crimen. Pero ésto último también le daba un dato a tener en cuenta. Ella estaba bajo igual circunstancia... ¿Era también sospechosa a ojos del verdugo que tenía a su lado?
—Bueno, si... supongo... —¿Qué mas decir? ¿Qué mas añadir si no tenía ni la menor idea de lo que era una vida menos salvo lo que había visto por televisión? La televisión siempre había sido una buena tutora y mentora en ausencia de sus padres, pero siempre había escuchado que no todo lo que sale por sus imágenes es cierto. Igualmente, podía ser por envidia que dijesen eso. No hay mejor mentora que un banco indomable de información, por muy manipulada que pudiere estar.
Con el comentario de la chica en el aire acerca de que ese lugar no era el mas propio para entablar una conversación, su antagonista respondió raudo y veloz. El chico inquirió que fuesen a una posada "bastante acogedora" en la que se alojaba, en la cuál podrían resguardarse del frío, de la noche, así como tomar un té bien caliente y hablar de lo sucedido. «¿Será éste chico el causante de esa muerte...? Es un poco extraña ésta invitación... ¿y porqué me invita a esa posada? Lo mas normal del mundo sería que se intentase escaquear... Si dije de no quedarnos aquí hablando, era precisamente por evitarlo, al menos en parte...»
La peliblanca miró antes de tomar ninguna decisión a ambos lados. Se aseguró, por su propia seguridad, de que no había nadie mas por el lugar —Obviamente, un asesino raramente actúa en solitario— en éste acontecimiento tan llamativo, actuar en solitario era como un gran espectáculo, cuyo final estaba eclipsado en suicidio. ¿Estaría la kunoichi frente a un asesino? De nuevo llevó sus orbes color carmín hacia los de tono azabache. —De acuerdo, vayamos a esa posada.
»Por cierto, mi nombre es Katomi. ¿el tuyo es..? —Descaradamente, buscó descubrir algo de información acerca de su antagonista. No sabía nada de él, salvo que había estado en el escenario del crimen. Pero ésto último también le daba un dato a tener en cuenta. Ella estaba bajo igual circunstancia... ¿Era también sospechosa a ojos del verdugo que tenía a su lado?