15/10/2016, 23:22
(Última modificación: 15/10/2016, 23:23 por Amedama Daruu.)
Yubiwa aguardó, muy serio, a que sus shinobi expusieran, uno a uno, sus ideas. No reaccionó con ninguna de ellas excepto con la de Datsue, en la que más de una vez no pudo evitar abrir mucho los ojos, o levantar una de sus enormes cejas, o las dos, o parpadear perplejo.
—Ahora ya no me convence lo de las dos hermanas, de modo que Noemi, Ritsuko, ceñíos a lo que os acabo de decir. Os he mandado de espionaje, os han pillado.
»Akame, tu papel en esto es evitar, precisamente, que maten a los otros tres. Eres originario de Inaka, como tú dices, y esa excusa... me convence. Tira de tu labia y tal vez... tal vez consigáis entrar todos dentro.
Suspiró, dejó pasar unos tensos segundos, y anunció:
—Partid, pues. Akame, Ritsuko y Noemi, primero. Esperad a Datsue abajo, él se queda conmigo un momento.
Aguardó a que los muchachos cerraran la puerta detrás de sí y se acercó a la ventana. Se aseguró de abrirla bien abierta, para que todo el mundo que hubiera cerca le escuchase gritar:
—¡ESTOY HARTO DE TU OSADÍA! ¿¡CÓMO SE TE OCURRE DECIR TODO ESO DE TU PROPIA VILLA!? ¡SEGURO QUE LO PIENSAS DE VERDAD, MALDITO MOCOSO! ¡¡DIANTRE, SEGURO QUE AQUÉL DÍA ME VOMITASTE A LOS PIES CON GUSTO, HIJO DE PUTA!!
Yubiwa le guiño un ojo.
—¡¡No contento con deshonrar a la villa varias veces, quieres deshonrar a la Alianza ofreciéndole al enemigo un importante recurso!! ¡¡Mocoso, cuando vuelvas de esta misión, si es que vuelves, te espera una temporadita en el calabozo!!
A mitad de su discurso, el Kawakage arrojó un pergamino a Datsue. En él, rezaba:
Yubiwa le hizo un signo para que le devolviese el pergamino.
¡¡¡Y ahora, largo de aquí antes de que te pegue tal somanta de palos que... que... vamos, tira!!!
Se acercaría a él, abriría la puerta del despacho y lo empujaría fuera. Después, cerraría de un portazo.
—Ahora ya no me convence lo de las dos hermanas, de modo que Noemi, Ritsuko, ceñíos a lo que os acabo de decir. Os he mandado de espionaje, os han pillado.
»Akame, tu papel en esto es evitar, precisamente, que maten a los otros tres. Eres originario de Inaka, como tú dices, y esa excusa... me convence. Tira de tu labia y tal vez... tal vez consigáis entrar todos dentro.
Suspiró, dejó pasar unos tensos segundos, y anunció:
—Partid, pues. Akame, Ritsuko y Noemi, primero. Esperad a Datsue abajo, él se queda conmigo un momento.
Aguardó a que los muchachos cerraran la puerta detrás de sí y se acercó a la ventana. Se aseguró de abrirla bien abierta, para que todo el mundo que hubiera cerca le escuchase gritar:
—¡ESTOY HARTO DE TU OSADÍA! ¿¡CÓMO SE TE OCURRE DECIR TODO ESO DE TU PROPIA VILLA!? ¡SEGURO QUE LO PIENSAS DE VERDAD, MALDITO MOCOSO! ¡¡DIANTRE, SEGURO QUE AQUÉL DÍA ME VOMITASTE A LOS PIES CON GUSTO, HIJO DE PUTA!!
Yubiwa le guiño un ojo.
—¡¡No contento con deshonrar a la villa varias veces, quieres deshonrar a la Alianza ofreciéndole al enemigo un importante recurso!! ¡¡Mocoso, cuando vuelvas de esta misión, si es que vuelves, te espera una temporadita en el calabozo!!
A mitad de su discurso, el Kawakage arrojó un pergamino a Datsue. En él, rezaba:
Vigila a Uchiha Akame. Creemos que puede estar involucrado con la organización como doble espía. Intenta averiguar todo lo que puedas sobre él y sobre su auténtica afiliación.
Yubiwa le hizo un signo para que le devolviese el pergamino.
¡¡¡Y ahora, largo de aquí antes de que te pegue tal somanta de palos que... que... vamos, tira!!!
Se acercaría a él, abriría la puerta del despacho y lo empujaría fuera. Después, cerraría de un portazo.