17/10/2016, 00:03
—Espero que no esperes que me contenga —replicó él, y Ayame respondió a su decidida sonrisa con una algo más trémula.
El viento soplaba, removiendo los cabellos y los ropajes de los dos muchachos que estaban a punto de batirse en duelo. Las olas rompían contra el inamovible cemento de la plataforma sobre la que se sostenían y el agua invadía por momentos su superficie. Pero nada de eso les importaba. Cada uno tenía la mirada clavada en el otro, estudiándolo, analizándolo, estudiando las múltiples posibilidades que tenían para asestar el primer golpe. Finalmente, fue Daruu el que se decidió.
Ayame tensó todos los músculos de su cuerpo cuando le vio entrelazar las manos en una secuencia de sellos, y juntó las suyas propias para preparar una defensa. Inesperadamente, una masa de madera brotó de manera directa del pecho de Daruu, se desprendió con un sonoro crujido de él y, ante los estupefactos ojos de Ayame, formó una réplica totalmente exacta a él.
«Un clon... de madera.» Y no le hizo falta asegurarse de si tenía sombra para darse cuenta de que aquella réplica era tan real como su creador. No era algo tan insólito, después de todo, ella misma era capaz de crear réplicas a partir de agua.
Sin embargo, lo que le preocupaba realmente era que aquel combate se acababa de convertir en un dos contra uno.
—¿Sorprendida? —preguntó el clon.
—Pues claro que está sorprendida, ¡somos la caña! —respondió el real, antes de que se le ocurriera una ingeniosa respuesta, con un par de palmaditas en la espalda de su nuevo aliado.
«Esto no me gusta...» Pensaba una asustada Ayame, que no dejaba de maldecir su mala suerte.
—¡Vamos allá! —exclamaron al unísono, y Ayame se obligó a volver a concentrarse.
Los dos arremetieron contra ella, y Ayame flexionó ligeramente las rodillas en consecuencia. A mitad de camino, el Daruu original se apoyó sobre la espalda de su clon y saltó por encima de él. El peligro vino desde el brillo metálico en su manga derecha, donde tres cuchillas se habían desplegado desde su mano y se dirigían peligrosamente contra ella. Pero Ayame tampoco había perdido el tiempo como un blanco inútil.
—Suiton: Ryūjin no Suitoge —exclamó.
En el momento en el que Daruu saltó por encima de su clon sus manos se entrelazaron en dos sencillos sellos. Ayame se encogió ligeramente sobre sí misma cuando cuatro largas espinas de agua se elongaron súbitamente a partir de sus brazos y sus piernas y se abalanzaron, dos y dos, contra el Daruu real en el aire y su clon en tierra.
• PV:–
• CK:– – (-24 CK)
Objetos: Arco pequeño y flechas (x15), Hilo shinobi (3 usos), Kunai, Shuriken x5
Daño recibido
Daño causado
Técnicas utilizadas
El viento soplaba, removiendo los cabellos y los ropajes de los dos muchachos que estaban a punto de batirse en duelo. Las olas rompían contra el inamovible cemento de la plataforma sobre la que se sostenían y el agua invadía por momentos su superficie. Pero nada de eso les importaba. Cada uno tenía la mirada clavada en el otro, estudiándolo, analizándolo, estudiando las múltiples posibilidades que tenían para asestar el primer golpe. Finalmente, fue Daruu el que se decidió.
Ayame tensó todos los músculos de su cuerpo cuando le vio entrelazar las manos en una secuencia de sellos, y juntó las suyas propias para preparar una defensa. Inesperadamente, una masa de madera brotó de manera directa del pecho de Daruu, se desprendió con un sonoro crujido de él y, ante los estupefactos ojos de Ayame, formó una réplica totalmente exacta a él.
«Un clon... de madera.» Y no le hizo falta asegurarse de si tenía sombra para darse cuenta de que aquella réplica era tan real como su creador. No era algo tan insólito, después de todo, ella misma era capaz de crear réplicas a partir de agua.
Sin embargo, lo que le preocupaba realmente era que aquel combate se acababa de convertir en un dos contra uno.
—¿Sorprendida? —preguntó el clon.
—Pues claro que está sorprendida, ¡somos la caña! —respondió el real, antes de que se le ocurriera una ingeniosa respuesta, con un par de palmaditas en la espalda de su nuevo aliado.
«Esto no me gusta...» Pensaba una asustada Ayame, que no dejaba de maldecir su mala suerte.
—¡Vamos allá! —exclamaron al unísono, y Ayame se obligó a volver a concentrarse.
Los dos arremetieron contra ella, y Ayame flexionó ligeramente las rodillas en consecuencia. A mitad de camino, el Daruu original se apoyó sobre la espalda de su clon y saltó por encima de él. El peligro vino desde el brillo metálico en su manga derecha, donde tres cuchillas se habían desplegado desde su mano y se dirigían peligrosamente contra ella. Pero Ayame tampoco había perdido el tiempo como un blanco inútil.
—Suiton: Ryūjin no Suitoge —exclamó.
En el momento en el que Daruu saltó por encima de su clon sus manos se entrelazaron en dos sencillos sellos. Ayame se encogió ligeramente sobre sí misma cuando cuatro largas espinas de agua se elongaron súbitamente a partir de sus brazos y sus piernas y se abalanzaron, dos y dos, contra el Daruu real en el aire y su clon en tierra.
Estado de Ayame
• PV:
165/165
• CK:
161/185
100/100
Objetos: Arco pequeño y flechas (x15), Hilo shinobi (3 usos), Kunai, Shuriken x5
Daño recibido