20/10/2016, 16:56
La chica había expresado claramente lo que pensaba, literalmente. No había manera mas dramática y literal de hacerlo que ésta que estaba experimentando, pero pese a estar haciéndolo, el chico parecía estar pensando y leyendo pensamientos en otro idioma. Los argumento datados por la chica no parecieron ser mas que aceite sobre la calzada, algo que evades y miras con asco o quizás mera repulsión. ¿Por qué pisarlo si puedes evadirlo? Pues básicamente lo mismo, aunque no tan gráficamente.
Comenzó con una pregunta simple y sencilla. ¿A quién no habían tirado alguna vez del pelo? Pero rápidamente tergiversó el sentido de la misma, buscando su verdadero sentido. Una cosa era tirar de los pelos, y otra bien distinta arrancar toda una cabellera, pelo a pelo. Según continuó, el gladiador que se mantenía en pié sobre la arena, si sabía que siendo humillado sobreviviría terminaría dejándose avasallar con tal de vivir un día mas. Fortalecerse era su prioridad, y algún día los árboles dejarían saborear sus frutos.
«No creo lo que dices...» Pensó deliberadamente, sin ser consciente de que ese pensamiento tan primitivo y fuerte llegaría a oídos de su antagonista. Pero rápidamente intentó dejar la mente en blanco, obviamente no quería interrumpir al chico. Sería una falta de respeto, aunque éste parecía no merecer respeto alguno según relataba su actitud y pensamiento. Para ello, la chica recurrió a un acto de lo mas recurrente. Torció la piel de su pierna en un pellizco fugaz, que terminó con un síntoma no demasiado inesperado, un intenso dolor que recorrió todo su muslo. «Yiiaay!»
Reiji sin embargo sacó valor de algún lado de su humilde cascarón vacío, al cuál normalmente la gente llamaba cuerpo. Afirmó que sus vanos intentos de venganza, los cuáles nunca habían tenido éxito, no cesarían pese a todo. Que cuando creciese, se hiciese suficientemente fuerte, entonces los plantaría cara. No quemaría quizás sus casas, ni les mataría por la espalda, pues según decía eso era traición —¿Traición?— realmente algo no cuadraba. De nuevo, sucumbió a su característico entusiasmo, finalizando con que eso realmente no le serviría de nada, pues acabaría solo de nuevo.
«Desde luego... un pesimista cualquiera es todo un optimista a tu lado, Reiji. De veras, es increíble, tienes un talento nato para eso. Si hubiese una competición de pesimistas, no te dejarían participar por jugar en la liga profesional. ¿De veras piensas así?» ¿Cómo podía ser cierto? La chica comenzó a andar de nuevo, buscando de nuevo flanquear al chico en un ligero paseo bajo la lluvia. «Somos asesinos, además de defensores de unos ideales. Si ellos están faltando a éstos ideales jodiendo la vida de alguien de su propia aldea, lo mínimo que merecen es un escarmiento. ¿Les fue la vida en ello? Pues eso le servirá de ejemplo a los que le sigan. La vida es dura, pero lo es mas contra los que abusan y machacan al resto, a quienes usan todo lo que tienen a su disposición para joder a otro. Lo que no puede ser es que pienses que por madurar, crecer, y entrenar ellos van a plantarse en esa situación. El tiempo pasa para todos, y ellos también crecerán. Los abusos serán mas duros, y... ¿Quién te garantiza que no te usen de diana para entrenar el lanzamiento de shurikens algún día? Quien no lucha, muere. ¿Acaso no escuchaste los rumores de la Arashikage? ¿A cuantos mató antes de conseguir su puesto? ¿Crees que ella fue un gladiador que esperó y esperó? NO, ella tomó todo a la fuerza... no le importó edades, género, o que estuviesen durmiendo. Hizo justicia de la manera que tenía a mano. Sin dudarlo un segundo, yo actuaría igual.»
La chica de nuevo paró su oscilante caminar, y dejó caer un suspiro. Miró fijamente al chico, hincando sus orbes color carmín en los de éste. —Quizás el problema de tu soledad sea que tú eres el que quiere estar solo... piénsalo.
¿Brusca? Bueno... seguramente un poco. Pero pura sinceridad, de eso no se podía quejar el chico. Lo que pensaba y decía, lo sentía de verdad.
Comenzó con una pregunta simple y sencilla. ¿A quién no habían tirado alguna vez del pelo? Pero rápidamente tergiversó el sentido de la misma, buscando su verdadero sentido. Una cosa era tirar de los pelos, y otra bien distinta arrancar toda una cabellera, pelo a pelo. Según continuó, el gladiador que se mantenía en pié sobre la arena, si sabía que siendo humillado sobreviviría terminaría dejándose avasallar con tal de vivir un día mas. Fortalecerse era su prioridad, y algún día los árboles dejarían saborear sus frutos.
«No creo lo que dices...» Pensó deliberadamente, sin ser consciente de que ese pensamiento tan primitivo y fuerte llegaría a oídos de su antagonista. Pero rápidamente intentó dejar la mente en blanco, obviamente no quería interrumpir al chico. Sería una falta de respeto, aunque éste parecía no merecer respeto alguno según relataba su actitud y pensamiento. Para ello, la chica recurrió a un acto de lo mas recurrente. Torció la piel de su pierna en un pellizco fugaz, que terminó con un síntoma no demasiado inesperado, un intenso dolor que recorrió todo su muslo. «Yiiaay!»
Reiji sin embargo sacó valor de algún lado de su humilde cascarón vacío, al cuál normalmente la gente llamaba cuerpo. Afirmó que sus vanos intentos de venganza, los cuáles nunca habían tenido éxito, no cesarían pese a todo. Que cuando creciese, se hiciese suficientemente fuerte, entonces los plantaría cara. No quemaría quizás sus casas, ni les mataría por la espalda, pues según decía eso era traición —¿Traición?— realmente algo no cuadraba. De nuevo, sucumbió a su característico entusiasmo, finalizando con que eso realmente no le serviría de nada, pues acabaría solo de nuevo.
«Desde luego... un pesimista cualquiera es todo un optimista a tu lado, Reiji. De veras, es increíble, tienes un talento nato para eso. Si hubiese una competición de pesimistas, no te dejarían participar por jugar en la liga profesional. ¿De veras piensas así?» ¿Cómo podía ser cierto? La chica comenzó a andar de nuevo, buscando de nuevo flanquear al chico en un ligero paseo bajo la lluvia. «Somos asesinos, además de defensores de unos ideales. Si ellos están faltando a éstos ideales jodiendo la vida de alguien de su propia aldea, lo mínimo que merecen es un escarmiento. ¿Les fue la vida en ello? Pues eso le servirá de ejemplo a los que le sigan. La vida es dura, pero lo es mas contra los que abusan y machacan al resto, a quienes usan todo lo que tienen a su disposición para joder a otro. Lo que no puede ser es que pienses que por madurar, crecer, y entrenar ellos van a plantarse en esa situación. El tiempo pasa para todos, y ellos también crecerán. Los abusos serán mas duros, y... ¿Quién te garantiza que no te usen de diana para entrenar el lanzamiento de shurikens algún día? Quien no lucha, muere. ¿Acaso no escuchaste los rumores de la Arashikage? ¿A cuantos mató antes de conseguir su puesto? ¿Crees que ella fue un gladiador que esperó y esperó? NO, ella tomó todo a la fuerza... no le importó edades, género, o que estuviesen durmiendo. Hizo justicia de la manera que tenía a mano. Sin dudarlo un segundo, yo actuaría igual.»
La chica de nuevo paró su oscilante caminar, y dejó caer un suspiro. Miró fijamente al chico, hincando sus orbes color carmín en los de éste. —Quizás el problema de tu soledad sea que tú eres el que quiere estar solo... piénsalo.
¿Brusca? Bueno... seguramente un poco. Pero pura sinceridad, de eso no se podía quejar el chico. Lo que pensaba y decía, lo sentía de verdad.