28/05/2015, 11:21
—No, no, no —Replique sin pensarlo cuando dijo que no me daría su sangre —No te he preguntado por tu sangre, pensaba que siendo nuestro sensei estarias informado sobre mis condiciones medicas, y llevarías encima alguna bolsita de sangre por si me daba un yu yu
Pero mientras Kori hablaba una enorme sombra se levanto a su espalda. Una persona que era dos veces mas grande que Kori había aparecido por el marco de la puerta. Si, mi padre otra vez, justo a tiempo para salvarme la vida. O tal vez para molestarme otra vez.
—Disculpa chaval —Dijo mientras apartaba a Kori a un lado y se plantaba frente a Reiji —Te has dejado la comida en casa... —dijo entregándole una neverita a Reiji —Toma y deja de molestar a tu profesor, idiota
—Pero que dices, me has arrastrado fuera, no me ha dado tiempo a cogerla, es tu culpa
—YO?! —Exclamó con una falsa sorpresa —Como puedes decir eso de tu padre? yo solo te he acompañado hasta el cole por que decías que te hacia ilusión, como en los viejos tiempos, cuando eras chiquitin
—Papa! —Exclame avergonzado por su falsa afirmación— Anda, vete a casa, por favor, estas molestando a Kori-sensei... —Dije mientras intentaba empujar sin éxito a mi padre fuera del aula.
—Bueno... —Dijo ignorando a su propio hijo —Mucha suerte chavalote —Le dio una fuerte palmada en la espalda a kori como despedida —Te va a hacer falta para aguantarle...
No sabia si prefería que me tragara la tierra o que me partiera un rayo. El caso es que en ese momento ignore por completo ese sentimiento y abrace la neverita que llevaba mis reservas de sangre diarias. Ignore por completo como mi padre desaparecía por el marco de la puerta tal como haba llegado y me senté en el pupitre en el que estaba antes. Ya había dado bastante el espectáculo por culpa del barbudo de papa y ahora tocaba comer.
Sin prestar atención a nada mas, abrí la neverita, extraje una bolsa de aquel delicioso liquido carmesí y empece a beber tranquilamente para aliviar a mi cuerpo.
Pero mientras Kori hablaba una enorme sombra se levanto a su espalda. Una persona que era dos veces mas grande que Kori había aparecido por el marco de la puerta. Si, mi padre otra vez, justo a tiempo para salvarme la vida. O tal vez para molestarme otra vez.
—Disculpa chaval —Dijo mientras apartaba a Kori a un lado y se plantaba frente a Reiji —Te has dejado la comida en casa... —dijo entregándole una neverita a Reiji —Toma y deja de molestar a tu profesor, idiota
—Pero que dices, me has arrastrado fuera, no me ha dado tiempo a cogerla, es tu culpa
—YO?! —Exclamó con una falsa sorpresa —Como puedes decir eso de tu padre? yo solo te he acompañado hasta el cole por que decías que te hacia ilusión, como en los viejos tiempos, cuando eras chiquitin
—Papa! —Exclame avergonzado por su falsa afirmación— Anda, vete a casa, por favor, estas molestando a Kori-sensei... —Dije mientras intentaba empujar sin éxito a mi padre fuera del aula.
—Bueno... —Dijo ignorando a su propio hijo —Mucha suerte chavalote —Le dio una fuerte palmada en la espalda a kori como despedida —Te va a hacer falta para aguantarle...
No sabia si prefería que me tragara la tierra o que me partiera un rayo. El caso es que en ese momento ignore por completo ese sentimiento y abrace la neverita que llevaba mis reservas de sangre diarias. Ignore por completo como mi padre desaparecía por el marco de la puerta tal como haba llegado y me senté en el pupitre en el que estaba antes. Ya había dado bastante el espectáculo por culpa del barbudo de papa y ahora tocaba comer.
Sin prestar atención a nada mas, abrí la neverita, extraje una bolsa de aquel delicioso liquido carmesí y empece a beber tranquilamente para aliviar a mi cuerpo.