25/10/2016, 00:12
(Última modificación: 25/10/2016, 01:14 por Uchiha Datsue.)
—Auch… —el Uchiha entrecerró los ojos ante las palabras de Karamaru, que sonaron para sus oídos como el chirrido de unas uñas arañando la pizarra. Por Izanami, Karamaru. Una cosa es tensar un poco la cuerda y otra muy distinta entrar a cañón machete en mano. Estos de Ame, desde luego, no se caracterizan por su sutileza.
—Fuera... —musitó el alguacil, mientras su mirada iracunda iba pasando de uno a otro gennin—. Largo. Largo de aquí. ¡Largo de aquí! —A Datsue le faltó tiempo para retroceder un paso, y casi se trastabilla en el proceso—. ¿Pensáis que podéis venir aquí a mofaros de mí? ¿A insultarme, delante de todo el pueblo? ¿¡Pensáis que soy estúpido!?
El alguacil dio un par de pasos al frente, cual toro, encarándose con los tres shinobis… o con dos, al menos, pues Datsue había retrocedido otro paso para mantenerse fuera de su alcance. Solo por precaución, por supuesto. El miedo no tenía nada que ver con aquello.
—¿¡Es que no he sido lo suficientemente claro!? Si vuelvo a toparme con vosotros, os haré arrestar. No quiero volver a veros por mí pueblo.
Datsue, precavido, se hizo a un lado para que Karamaru estuviese justo en medio entre él y el alguacil. Una forma elegante —o quizá no tan elegante— de usarlo como escudo. La precaución primero y siempre, como diría cualquier Uzureño de buena cuna.
—¡Ahora entiendo los rumores! —exclamó, a sabiendas de que había público observando—. ¡La gente de este honrado pueblo muriéndose y usted preocupándose de echar a unos pobres shinobis que tan solo querían ayudar! —Por si acaso, se pegó a la espalda de Karamaru, e incluso le empujó levemente para que fuese él quien se encarase con Hisagi—. No se preocupe que ya nos vamos —añadió, temeroso de que hubiese tensado demasiado la cuerda como instantes antes había hecho el propio calvo—. Vámonos, chicos. Y sujetadme porque ante actitudes como ésta no respondo —Al Uchiha le había sobrado tiempo para encontrarse ya a diez metros cuando había soltado su última frase—. ¡No respondo!
Fiuu… Ha faltado poco para que le arranque la cabeza de un bocado, al muy malnacido. Pero, ¿quién se creerá? Menos mal que estaban Karamaru y Akame para sujetarme. Datsue siguió alejándose, justo en la dirección opuesta a la casa de Hisagi. Sí, menos mal. Debe ser la sangre Uchiha, que me pone agresivo.
Cuando creyó que ya estaba a salvo, se detuvo y esperó a que llegasen sus dos compañeros. Era obvio que necesitarían un cambio de táctica, visto lo visto. Quizá sea el momento de separarme de estos dos e ir en busca del señor Iwata...
—Fuera... —musitó el alguacil, mientras su mirada iracunda iba pasando de uno a otro gennin—. Largo. Largo de aquí. ¡Largo de aquí! —A Datsue le faltó tiempo para retroceder un paso, y casi se trastabilla en el proceso—. ¿Pensáis que podéis venir aquí a mofaros de mí? ¿A insultarme, delante de todo el pueblo? ¿¡Pensáis que soy estúpido!?
El alguacil dio un par de pasos al frente, cual toro, encarándose con los tres shinobis… o con dos, al menos, pues Datsue había retrocedido otro paso para mantenerse fuera de su alcance. Solo por precaución, por supuesto. El miedo no tenía nada que ver con aquello.
—¿¡Es que no he sido lo suficientemente claro!? Si vuelvo a toparme con vosotros, os haré arrestar. No quiero volver a veros por mí pueblo.
Datsue, precavido, se hizo a un lado para que Karamaru estuviese justo en medio entre él y el alguacil. Una forma elegante —o quizá no tan elegante— de usarlo como escudo. La precaución primero y siempre, como diría cualquier Uzureño de buena cuna.
—¡Ahora entiendo los rumores! —exclamó, a sabiendas de que había público observando—. ¡La gente de este honrado pueblo muriéndose y usted preocupándose de echar a unos pobres shinobis que tan solo querían ayudar! —Por si acaso, se pegó a la espalda de Karamaru, e incluso le empujó levemente para que fuese él quien se encarase con Hisagi—. No se preocupe que ya nos vamos —añadió, temeroso de que hubiese tensado demasiado la cuerda como instantes antes había hecho el propio calvo—. Vámonos, chicos. Y sujetadme porque ante actitudes como ésta no respondo —Al Uchiha le había sobrado tiempo para encontrarse ya a diez metros cuando había soltado su última frase—. ¡No respondo!
Fiuu… Ha faltado poco para que le arranque la cabeza de un bocado, al muy malnacido. Pero, ¿quién se creerá? Menos mal que estaban Karamaru y Akame para sujetarme. Datsue siguió alejándose, justo en la dirección opuesta a la casa de Hisagi. Sí, menos mal. Debe ser la sangre Uchiha, que me pone agresivo.
Cuando creyó que ya estaba a salvo, se detuvo y esperó a que llegasen sus dos compañeros. Era obvio que necesitarían un cambio de táctica, visto lo visto. Quizá sea el momento de separarme de estos dos e ir en busca del señor Iwata...
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado