27/10/2016, 23:02
(Última modificación: 27/10/2016, 23:08 por Uchiha Datsue.)
—¿Y pa' qué quieres saber eso, mozo? ¿Eh'que le vas a ir a faltar al respeto tamié?
El cerebro de Datsue tardó unos segundos en procesar las palabras del aldeano, tan cargadas de acento como estaban. Cuando al fin logró entenderlo, alzó las cejas de forma exagerada y se llevó las manos al pecho:
—¿Ir a faltarle al respeto? ¿Yo? Por Izanagi, ¡no! —exclamó, indignado—. Verá, conozco a su primo, Donhomar —¿Donhomar? ¿En serio? ¿Es que no se me había podido ocurrir un nombre más… normal?—, y me pidió que le diese recuerdos y me interesase por su salud. El pobre trabaja más duro que un burro de carga y hace años que no lo ve —le confesó, con voz triste, al tiempo que volvía a girar la cabeza para percatarse del movimiento de Akame. Y es que Akame, para sorpresa de Datsue, acababa de aplicar un golpe quirúrgico a la nuca de Karamaru, acallando sus bravuconadas y, de paso, su mente, pues se desplomó como un saco de patatas.
No pudo evitar sonreír.
—Fiuu… Parece que mi compañero ya resolvió el pequeño problema —comentó, esperando que aquella acción apaciguase los ánimos del aldeano—. Ahora podré visitar al señor Iwata sin preocupaciones… ¿Dónde decía que se encontraba su casa?
Unos pasos se escucharon a la espalda de Akame. Eran los pasos de Datsue, quien, pese a haberse entretenido hablando con el pescador, sí había seguido finalmente a sus dos compañeros.
—Así que este es tu plan, ¿eh? Comprarle un par de bolitas de arroz y esperar que por ello te perdone por haberle atacado por la espalda… —sonrió—. Se ve que eres un tipo optimista, Akame.
Recortó la distancia que todavía los separaba con un par de zancadas y se acostó a su lado, boca arriba y con la cabeza al borde de la ribera. Entonces entrelazó las manos bajo la nuca y estiró los músculos de las piernas, que aquel día habían recorrido más kilómetros de los acostumbrados.
—Personalmente, yo hubiese dejado que se enfrentase al alguacil —echó una mirada de soslayo a Karamaru, solo para asegurarse de que seguía dormido, y por si acaso bajó la voz hasta convertirla en un suave susurro:—. Porque ahora, cuando se despierte, apuesto mi riñón a que se enfadará por lo sucedido y te pedirá explicaciones… En vez de darte las gracias por haber evitado que la cosa fuese a mayores —criticó, cual maruja redomada—. Pero bueno —Datsue había vuelto a elevar la voz, a la vez que dejaba que sus ojos se perdiesen en la bóveda celeste—, supongo que eso te convierte en mejor persona que yo.
El cerebro de Datsue tardó unos segundos en procesar las palabras del aldeano, tan cargadas de acento como estaban. Cuando al fin logró entenderlo, alzó las cejas de forma exagerada y se llevó las manos al pecho:
—¿Ir a faltarle al respeto? ¿Yo? Por Izanagi, ¡no! —exclamó, indignado—. Verá, conozco a su primo, Donhomar —¿Donhomar? ¿En serio? ¿Es que no se me había podido ocurrir un nombre más… normal?—, y me pidió que le diese recuerdos y me interesase por su salud. El pobre trabaja más duro que un burro de carga y hace años que no lo ve —le confesó, con voz triste, al tiempo que volvía a girar la cabeza para percatarse del movimiento de Akame. Y es que Akame, para sorpresa de Datsue, acababa de aplicar un golpe quirúrgico a la nuca de Karamaru, acallando sus bravuconadas y, de paso, su mente, pues se desplomó como un saco de patatas.
No pudo evitar sonreír.
—Fiuu… Parece que mi compañero ya resolvió el pequeño problema —comentó, esperando que aquella acción apaciguase los ánimos del aldeano—. Ahora podré visitar al señor Iwata sin preocupaciones… ¿Dónde decía que se encontraba su casa?
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Unos pasos se escucharon a la espalda de Akame. Eran los pasos de Datsue, quien, pese a haberse entretenido hablando con el pescador, sí había seguido finalmente a sus dos compañeros.
—Así que este es tu plan, ¿eh? Comprarle un par de bolitas de arroz y esperar que por ello te perdone por haberle atacado por la espalda… —sonrió—. Se ve que eres un tipo optimista, Akame.
Recortó la distancia que todavía los separaba con un par de zancadas y se acostó a su lado, boca arriba y con la cabeza al borde de la ribera. Entonces entrelazó las manos bajo la nuca y estiró los músculos de las piernas, que aquel día habían recorrido más kilómetros de los acostumbrados.
—Personalmente, yo hubiese dejado que se enfrentase al alguacil —echó una mirada de soslayo a Karamaru, solo para asegurarse de que seguía dormido, y por si acaso bajó la voz hasta convertirla en un suave susurro:—. Porque ahora, cuando se despierte, apuesto mi riñón a que se enfadará por lo sucedido y te pedirá explicaciones… En vez de darte las gracias por haber evitado que la cosa fuese a mayores —criticó, cual maruja redomada—. Pero bueno —Datsue había vuelto a elevar la voz, a la vez que dejaba que sus ojos se perdiesen en la bóveda celeste—, supongo que eso te convierte en mejor persona que yo.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado