En la mano del alguacil la espada y en la del calvo el kunai. Estaban a punto de hacer un alboroto en el medio del lugar librando un combate que lo único que se ponía en disputa era el orgullo. Era completamente incorrecto para un el monje y sus enseñanzas hacer una cosa de ese estilo, pero uno siempre tiene la etapa de joven e inexperto.
«Que te voy a reventar, que vas a pasar verguenza, vas a ver, vas a ver...»
El calvo acumulaba bronca por la actitud del contrario que en parecía apretar con fuerza la espada, dispuesto a desenvainar en segundos. El calvo vio el movimiento ascendente de su brazo, uno de milimetros, pero lo había visto claramente y estaba por sacar su kunai cuando sintió un frío y duro golpe en la nuca.
Abrió los ojos como platos para después cerrarlos y dejarse caer para un costado, perdiendo toda el respeto que podría haber sacado con la intimidación a Hisagi. Dio duro contra el piso y sus recuerdos no pudieron seguir más de ese momento en el que le miraba los pies armados al alguacil.
Se escuchaba agua. Sí, agua correr cerca de él. Como un.... como un río o como un lago o como.... agua. De repente se sentía mojado y pegajoso. Tocaba el suelo y sentía pasto empapado al tacto. Notó como el viento movía lentamente su ropa y olió con la ayuda de este un fuerte sabor a té. Té y silbidos era lo que traía el aire y lo que lo haría despertar de una buena vez.
«¿TÉ?»
Abrió los ojos y se vio a si mismo en la orilla de una ribera con sus dos compañeros de Taki cerca de él. Se apoyo sobre sus codos, levantando un poco su torso. Había arroz y agua a su lado y todo parecía que estaban hechos especialmente para el monje.
Pero qué...
Karamaru pasó su derecha por la nuca sintiendo el dolor y dándose cuenta del chichón que tenía. Se acordó de aquel golpe y supo instantáneamente quien había sido. El Uchiha, pero no el parlachín.
Pasó del agua y la comida y se acercó a sus compañeros para sentarse junto a ellos.
Frío. Eres frío para atacar a un compañero por la espalda pero lo entiendo.
No cumplí con mi código personal, todavía no me sale naturalmente, y me cuesta seguir las enseñanzas que me dieron. Gracias. Sé que debo ser útil para mis compañeros y antes no lo fui.
Karamaru silenció y se quedó escuchando el ruido del agua, el placentero y calmo ruido del agua. Por primera vez se abstenía de pedir té, guardaba sus gustos para momentos en los que no tuviera que estar disculpándose arrepentido por sus acciones.
«Que te voy a reventar, que vas a pasar verguenza, vas a ver, vas a ver...»
El calvo acumulaba bronca por la actitud del contrario que en parecía apretar con fuerza la espada, dispuesto a desenvainar en segundos. El calvo vio el movimiento ascendente de su brazo, uno de milimetros, pero lo había visto claramente y estaba por sacar su kunai cuando sintió un frío y duro golpe en la nuca.
Abrió los ojos como platos para después cerrarlos y dejarse caer para un costado, perdiendo toda el respeto que podría haber sacado con la intimidación a Hisagi. Dio duro contra el piso y sus recuerdos no pudieron seguir más de ese momento en el que le miraba los pies armados al alguacil.
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Se escuchaba agua. Sí, agua correr cerca de él. Como un.... como un río o como un lago o como.... agua. De repente se sentía mojado y pegajoso. Tocaba el suelo y sentía pasto empapado al tacto. Notó como el viento movía lentamente su ropa y olió con la ayuda de este un fuerte sabor a té. Té y silbidos era lo que traía el aire y lo que lo haría despertar de una buena vez.
«¿TÉ?»
Abrió los ojos y se vio a si mismo en la orilla de una ribera con sus dos compañeros de Taki cerca de él. Se apoyo sobre sus codos, levantando un poco su torso. Había arroz y agua a su lado y todo parecía que estaban hechos especialmente para el monje.
Pero qué...
Karamaru pasó su derecha por la nuca sintiendo el dolor y dándose cuenta del chichón que tenía. Se acordó de aquel golpe y supo instantáneamente quien había sido. El Uchiha, pero no el parlachín.
Pasó del agua y la comida y se acercó a sus compañeros para sentarse junto a ellos.
Frío. Eres frío para atacar a un compañero por la espalda pero lo entiendo.
No cumplí con mi código personal, todavía no me sale naturalmente, y me cuesta seguir las enseñanzas que me dieron. Gracias. Sé que debo ser útil para mis compañeros y antes no lo fui.
Karamaru silenció y se quedó escuchando el ruido del agua, el placentero y calmo ruido del agua. Por primera vez se abstenía de pedir té, guardaba sus gustos para momentos en los que no tuviera que estar disculpándose arrepentido por sus acciones.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘