31/10/2016, 11:55
— Ahhh... —Articuló, y sonó un poco confuso, así que Eri solo pudo atinar a sacar la lengua de forma vergonzosa. — Bueno, pues al Valle del Fin.
Y después de unas bastantes horas de saltos, movimientos y agarres a la bestia de tinta para no caerse, ambos llegaron al lugar mencionado por Yoshimitsu. La verdad es que la pequeña nunca había estado allí, y si lo había estado, pues tampoco se acordaba mucho. Ahogó un suspiro al ver a lo lejos las grandes estatuas, y recordó de golpe toda la historia que había aprendido en su villa.
Su ensimismamiento era tal, que ni se inmutó cuando el león de tinta paró, o cuando el de Takigakure bajó de él para posicionarse en frente de la joven con cara sonriente.
— ¿Te a gustado eh? Te llevaría conmigo a Takigakure, pero eso sería demasiado...¿Verdad?
— ¿Uhm? — Preguntó ella, saliendo de su trance para mirar al joven a los ojos. — ¡Me ha encantado! — Exclamó, un par de segundos atrasada; aunque eso no quitaba que lo hubiese disfrutado. — Y no te preocupes, algo me dice que nos volveremos a ver, y puede que sea en Takigakure, ¿quién sabe? — Preguntó guiñándole un ojo, luego, con cuidado, se desmontó del león y dejó caer sus pies sobre tierra firme.
Comenzó a estirarse para recuperar el movimiento de todas sus extremidades, y es que varias horas de viaje son muchas horas para su cuerpo.
— ¿Entonces... Ya te vas? — Preguntó, cuando mencionó a su villa. — Bueno, quizás yo también debería ir a donde se supone que estaba yendo... — Soltó una risa nerviosa, aún sin acordarse de dónde iba con exactitud.
Suponía que eso era un hasta luego.
Y después de unas bastantes horas de saltos, movimientos y agarres a la bestia de tinta para no caerse, ambos llegaron al lugar mencionado por Yoshimitsu. La verdad es que la pequeña nunca había estado allí, y si lo había estado, pues tampoco se acordaba mucho. Ahogó un suspiro al ver a lo lejos las grandes estatuas, y recordó de golpe toda la historia que había aprendido en su villa.
Su ensimismamiento era tal, que ni se inmutó cuando el león de tinta paró, o cuando el de Takigakure bajó de él para posicionarse en frente de la joven con cara sonriente.
— ¿Te a gustado eh? Te llevaría conmigo a Takigakure, pero eso sería demasiado...¿Verdad?
— ¿Uhm? — Preguntó ella, saliendo de su trance para mirar al joven a los ojos. — ¡Me ha encantado! — Exclamó, un par de segundos atrasada; aunque eso no quitaba que lo hubiese disfrutado. — Y no te preocupes, algo me dice que nos volveremos a ver, y puede que sea en Takigakure, ¿quién sabe? — Preguntó guiñándole un ojo, luego, con cuidado, se desmontó del león y dejó caer sus pies sobre tierra firme.
Comenzó a estirarse para recuperar el movimiento de todas sus extremidades, y es que varias horas de viaje son muchas horas para su cuerpo.
— ¿Entonces... Ya te vas? — Preguntó, cuando mencionó a su villa. — Bueno, quizás yo también debería ir a donde se supone que estaba yendo... — Soltó una risa nerviosa, aún sin acordarse de dónde iba con exactitud.
Suponía que eso era un hasta luego.