1/11/2016, 18:42
Sin embargo, cuando Datsue y Karamaru —una vez llegado a su destino común— se dieran la media vuelta para interpelar al segundo Uchiha, se darían cuenta de que Akame no estaba allí. El de Inaka había emprendido la marcha en último lugar, con aire pensativo, y probablemente les había perdido en algún punto del camino entre la ribera del río y la casa del señor Iwata.
Sea como fuere, allí estaban ellos dos. La casa era bastante vieja —como casi todas las de aquella aldea—, construida enteramente con madera y de un sólo piso. Unas escaleras no muy altas daban acceso al rellano que franqueaba la puerta principal. Estaba situada en una calle poco transitada, cercana al río, donde no había demasiadas viviendas y todas estaban un tanto alejadas unas de otras. La del señor Iwata, en concreto, parecía más vieja todavía que las demás, como si incluso el propio edificio quisiera confirmar la idea de que su inquilino era la persona más anciana de Kawabe.
Por detrás tenía un pequeño huerto con cuatro carriles labrados en la tierra y en los que —estando como estaban en pleno Invierno— no parecía estar creciendo nada. Había un par de ventanas a cada lado, pero la permanente capa de niebla que lo envolvía todo no permitía ver el interior.
Sea como fuere, allí estaban ellos dos. La casa era bastante vieja —como casi todas las de aquella aldea—, construida enteramente con madera y de un sólo piso. Unas escaleras no muy altas daban acceso al rellano que franqueaba la puerta principal. Estaba situada en una calle poco transitada, cercana al río, donde no había demasiadas viviendas y todas estaban un tanto alejadas unas de otras. La del señor Iwata, en concreto, parecía más vieja todavía que las demás, como si incluso el propio edificio quisiera confirmar la idea de que su inquilino era la persona más anciana de Kawabe.
Por detrás tenía un pequeño huerto con cuatro carriles labrados en la tierra y en los que —estando como estaban en pleno Invierno— no parecía estar creciendo nada. Había un par de ventanas a cada lado, pero la permanente capa de niebla que lo envolvía todo no permitía ver el interior.