4/11/2016, 23:12
Por muy pesimista que se encontrase Datsue, la imagen que se presentó ante él provocó que aún así la decepción le invadiera. Se trataba de un anciano que no parecía gozar de buena salud, más calvo que Karamaru —que ya era decir—, y cuya casa desprendía un olor ciertamente desagradable, como a verdura podrida o té pasado.
El anciano clavó su mirada oscura en los ojos de Datsue, quién, incómodo, miró hacia atrás para escudarse en Karamaru…
… solo que el muy malnacido también se había ido.
Pero, ¿qué cojones…? El Uchiha hizo amago de olerse los sobacos, a ver si resultaba que había olvidado ducharse y esa era la causa de tanta desaparición, pero se detuvo a tiempo al percatarse que quizá no fuese la mejor acción para causar una buena impresión en aquel anciano. Y las primeras impresiones siempre eran importantes.
Rápidamente, se llevó una mano a la boca y carraspeó.
—Perdone, discúlpeme que le interrumpa de… —Datsue echó una mirada rápida a las espaldas del anciano. Una mesa vacía, dos sillas y una estantería con libros. Fuese lo que fuese que estuviese haciendo, no parecía haber interrumpido nada importante—. Bueno, de esta agradable y tranquila tarde de otoño —esbozó la mejor sonrisa de vendedor ambulante—. Verá, soy un shinobi de Takigakure —pese a que ni siquiera le había mostrado la bandana al alguacil, hizo surgir su placa metálica del cuello, donde últimamente solía sellarla, para que el anciano pudiese verla con claridad—, y tras oír los trágicos rumores sobre la Finca Makoto, he decidido venir personalmente a ayudar a este tan venerable y honorable pueblo…
Datsue dejó unos segundos para que el anciano asimilase la información, consciente de que las mentes viejas no siempre conservaban la agilidad de antaño. Entonces, terminó la frase:
—…y me han dicho que usted es la persona indicada para ayudarme en semejante empresa.
El anciano clavó su mirada oscura en los ojos de Datsue, quién, incómodo, miró hacia atrás para escudarse en Karamaru…
… solo que el muy malnacido también se había ido.
Pero, ¿qué cojones…? El Uchiha hizo amago de olerse los sobacos, a ver si resultaba que había olvidado ducharse y esa era la causa de tanta desaparición, pero se detuvo a tiempo al percatarse que quizá no fuese la mejor acción para causar una buena impresión en aquel anciano. Y las primeras impresiones siempre eran importantes.
Rápidamente, se llevó una mano a la boca y carraspeó.
—Perdone, discúlpeme que le interrumpa de… —Datsue echó una mirada rápida a las espaldas del anciano. Una mesa vacía, dos sillas y una estantería con libros. Fuese lo que fuese que estuviese haciendo, no parecía haber interrumpido nada importante—. Bueno, de esta agradable y tranquila tarde de otoño —esbozó la mejor sonrisa de vendedor ambulante—. Verá, soy un shinobi de Takigakure —pese a que ni siquiera le había mostrado la bandana al alguacil, hizo surgir su placa metálica del cuello, donde últimamente solía sellarla, para que el anciano pudiese verla con claridad—, y tras oír los trágicos rumores sobre la Finca Makoto, he decidido venir personalmente a ayudar a este tan venerable y honorable pueblo…
Datsue dejó unos segundos para que el anciano asimilase la información, consciente de que las mentes viejas no siempre conservaban la agilidad de antaño. Entonces, terminó la frase:
—…y me han dicho que usted es la persona indicada para ayudarme en semejante empresa.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado