5/11/2016, 20:46
Ajena al pequeño gran detalle del cambio de color en los orbes de su anterior sospechoso, los orbes del mismo tono procedentes de la Sarutobi se hincaban en una víctima que poco podía excusar. Primero aparecía de la nada, disfrazada, y ahora pretendía hacerse pasar por inocente —Imposible— no había nadie en los lares mas sospechoso que ella. Obviamente, la peliblanca no pudo pasar por desapercibido ese detalle.
Un gran sabio dijo una vez "Una vez que eliminas todas las posibilidades imposibles, solo queda la verdad", lamentablemente ese hombre murió cuando resolvía un crimen, dentro de la boca de una serpiente de mas de veinte metros. Por suerte o desgracia, la chica no seguía al pie de la letra los consejos del mencionado sabio... bueno, mas que sabio se podría decir que era el prota de una serie policíaca que echaban en tele-ame.
Maldita telebasura...
Pero oye, ya no podía retractarse. No había modo de hacerlo, fuese o no la juez, ya había otra acusada. Si, sin duda alguna los juicios ficticios se le estaban acumulando. Primero el chico, y ahora ella. Ambos negaban ser los actores de ésta escena, y sendos chicos tenían excusas, que no coartadas.
Su "compañero" por su parte tampoco dudó en acusar a la chica de que les estaba siguiendo. Además, negó conocerla. «Está negando que la conoce... sospechoso...» Pensó la chica mientras esperaba la respuesta de la susodicha acusada. Ésta sin embargo respondió realizando un sello, y transformándose en un chico bastante alto y de piel casi mas blanca que la de la Sarutobi. Según excusó, había conseguido escabullirse por la ventana, y desde allí observó cómo un tercer sospechoso con una aclamada bufanda roja salía corriendo, huyendo del lugar. Sin embargo, su argumento fallaba en diversos puntos. Para entonces, la chica insistió en que el sospechoso había salido en la dirección que había tomado, y volvió a preguntar si lo habían visto pasar. Evidentemente, la peliblanca no pudo callarse la respuesta. No era capaz de mentir, por bueno o malo que eso fuese.
—¿Me estás diciendo que te escabulliste por una ventana que tiene rejas, y seguiste a una persona que desapareció por las buenas? O bien tus dotes de rastreadora son las peores del mundo shinobi, o bien te estás quedando con nosotros... Por aquí no ha pasado nadie, salvo tú.
No mentía en absoluto, por allí no había pasado ni tan siquiera un gato. No había pasado nada ni nadie, algo de lo que decía la chica no tenía sentido, y casi podía afirmar que era el 80% de sus palabras.
Un gran sabio dijo una vez "Una vez que eliminas todas las posibilidades imposibles, solo queda la verdad", lamentablemente ese hombre murió cuando resolvía un crimen, dentro de la boca de una serpiente de mas de veinte metros. Por suerte o desgracia, la chica no seguía al pie de la letra los consejos del mencionado sabio... bueno, mas que sabio se podría decir que era el prota de una serie policíaca que echaban en tele-ame.
Maldita telebasura...
Pero oye, ya no podía retractarse. No había modo de hacerlo, fuese o no la juez, ya había otra acusada. Si, sin duda alguna los juicios ficticios se le estaban acumulando. Primero el chico, y ahora ella. Ambos negaban ser los actores de ésta escena, y sendos chicos tenían excusas, que no coartadas.
Su "compañero" por su parte tampoco dudó en acusar a la chica de que les estaba siguiendo. Además, negó conocerla. «Está negando que la conoce... sospechoso...» Pensó la chica mientras esperaba la respuesta de la susodicha acusada. Ésta sin embargo respondió realizando un sello, y transformándose en un chico bastante alto y de piel casi mas blanca que la de la Sarutobi. Según excusó, había conseguido escabullirse por la ventana, y desde allí observó cómo un tercer sospechoso con una aclamada bufanda roja salía corriendo, huyendo del lugar. Sin embargo, su argumento fallaba en diversos puntos. Para entonces, la chica insistió en que el sospechoso había salido en la dirección que había tomado, y volvió a preguntar si lo habían visto pasar. Evidentemente, la peliblanca no pudo callarse la respuesta. No era capaz de mentir, por bueno o malo que eso fuese.
—¿Me estás diciendo que te escabulliste por una ventana que tiene rejas, y seguiste a una persona que desapareció por las buenas? O bien tus dotes de rastreadora son las peores del mundo shinobi, o bien te estás quedando con nosotros... Por aquí no ha pasado nadie, salvo tú.
No mentía en absoluto, por allí no había pasado ni tan siquiera un gato. No había pasado nada ni nadie, algo de lo que decía la chica no tenía sentido, y casi podía afirmar que era el 80% de sus palabras.