8/11/2016, 23:55
Cuando más pensaba a chica que todo había acabado, que ya no habían mas palabras o pensamientos que intercambiar, el chico demostró que tenía pensamientos y palabras de sobra. Toda una redundancia refiriéndose a un chico que carecía de éstas últimas mencionadas. Para ser shinobi, tenía grandes cualidades que bien podría haber aprovechado como abogado, o asesor jurídico a secas. Sin duda alguna, pese a su silencio, bien que se las guardaba.
Inquirió sin mas que no lo metiese a él en el mismo saco, que no podía meter a todo el conjunto de shinobis en un único saco. Según quería representar, su estatus era meramente el de un shinobi de recopilación de información. Para él, la chica era del tipo de shinobis que mataban, golpeaban, quemaban y tales atrocidades; y él era un hijo de las sombras, un shinobi de los que únicamente recopilan información. Su labor a su parecer era cientos de veces mas importante.
Le chica quedó anonadada ante tal contra argumento, obviamente no se sostenía por ningún lado. ¿Acaso era mas importante el permanecer en las sombras que el defender su aldea de un ataque? Y eso por poner tan solo un ejemplo de los más básicos. La verdad es que ni por asomo. Por mucho que la información les previniese, la confrontación es más que necesaria para salvar a los que no pueden dejar atrás la aldea por A o por B. ¿Acaso no era así?
Pero no todo quedó en eso, para nada, el juez y verdugo quería mas.
Sin escrúpulo o tacto, afirmó que la peliblanca no sabía siquiera el significado de eso que defendía —Justicia— y que de hecho no sabía determinar los límites de la misma. No dudó en aclarar que si ella era capaz de quemar una casa en pos de reclamar su aclamada justicia, los familiares afectados relativamente eran inocentes. Razón no le faltaba, pero la justicia es una palabra relativa también en significado, por qué negarlo.
«¿Crees que no sé que es la justicia? Si mirases en un diccionarios, a saber qué pone. En la mente de cualquier persona que imagine un concepto sobre la justicia podrás escuchar que es la manera en que cada uno obra y juzga, dando a cada cual lo que le corresponde. Es algo sencillo, pero que para cada persona es diferente en conceptos. Mi justicia termina donde empieza la tuya, porque tu tienes tu propia justicia. Si yo quemo la casa de unos cabrones, para los familiares quizás fuese justo quemarme a mi en respuesta. Eso NO quiere decir que yo actúe de manera injusta, o que los familiares no deban tomar una justa reprimenda, ahí ya estamos pasando a otro asunto llamado venganza y semejantes...»
Evidentemente, sobre éste tipo de cosas la chica también tenía tanta salida y razón como su antagonista. Eran dos visiones diferentes sobre un mismo asunto, pero que a fin de cuentas no daba la verdad absoluta a ninguno de los dos. Para que haya sombra, tiene que haber una luz; pero también un obstáculo entre ambas.
Pero todo ésto no tenía mas sentido del que debía buscarle la chica. Todo estaba mas que dicho, o pensado. Para cuando ésta achacó el motivo de su soledad a su propia conducta, éste no titubeo en admitirlo. Con excusas y más excusas, pero una que realmente destacaba, que lo hacía por culpa de ésta sociedad.
«Te equivocas. Te equivocas, y mucho. Eres el primero en decir que te meto en un saco, cuando no eres como otros, o no debo catalogarlos como iguales a todos los ninjas; pero ahora mismo eres tú quien mete en un mismo saco a toda la basura que te ha fastidiado por no tener huevos de ser fuerte. Y no, no me refiero a fuerza física, me refiero a fuerza mental. Quien algo quiere, algo le cuesta. Así de simple, así ha sido y siempre será. Si no te esfuerzas por hablar con el resto, pillas y te automarginas, te dejas avasallar, y pasas de los demás como de la mierda... pues conseguirás lo que tu quieres, ser un alma errática y solitaria. La sociedad no hace al monstruo, es éste el que se dedica a comer niños y echarles las culpas a la sociedad por una mala infancia...»
Inquirió sin mas que no lo metiese a él en el mismo saco, que no podía meter a todo el conjunto de shinobis en un único saco. Según quería representar, su estatus era meramente el de un shinobi de recopilación de información. Para él, la chica era del tipo de shinobis que mataban, golpeaban, quemaban y tales atrocidades; y él era un hijo de las sombras, un shinobi de los que únicamente recopilan información. Su labor a su parecer era cientos de veces mas importante.
Le chica quedó anonadada ante tal contra argumento, obviamente no se sostenía por ningún lado. ¿Acaso era mas importante el permanecer en las sombras que el defender su aldea de un ataque? Y eso por poner tan solo un ejemplo de los más básicos. La verdad es que ni por asomo. Por mucho que la información les previniese, la confrontación es más que necesaria para salvar a los que no pueden dejar atrás la aldea por A o por B. ¿Acaso no era así?
Pero no todo quedó en eso, para nada, el juez y verdugo quería mas.
Sin escrúpulo o tacto, afirmó que la peliblanca no sabía siquiera el significado de eso que defendía —Justicia— y que de hecho no sabía determinar los límites de la misma. No dudó en aclarar que si ella era capaz de quemar una casa en pos de reclamar su aclamada justicia, los familiares afectados relativamente eran inocentes. Razón no le faltaba, pero la justicia es una palabra relativa también en significado, por qué negarlo.
«¿Crees que no sé que es la justicia? Si mirases en un diccionarios, a saber qué pone. En la mente de cualquier persona que imagine un concepto sobre la justicia podrás escuchar que es la manera en que cada uno obra y juzga, dando a cada cual lo que le corresponde. Es algo sencillo, pero que para cada persona es diferente en conceptos. Mi justicia termina donde empieza la tuya, porque tu tienes tu propia justicia. Si yo quemo la casa de unos cabrones, para los familiares quizás fuese justo quemarme a mi en respuesta. Eso NO quiere decir que yo actúe de manera injusta, o que los familiares no deban tomar una justa reprimenda, ahí ya estamos pasando a otro asunto llamado venganza y semejantes...»
Evidentemente, sobre éste tipo de cosas la chica también tenía tanta salida y razón como su antagonista. Eran dos visiones diferentes sobre un mismo asunto, pero que a fin de cuentas no daba la verdad absoluta a ninguno de los dos. Para que haya sombra, tiene que haber una luz; pero también un obstáculo entre ambas.
Pero todo ésto no tenía mas sentido del que debía buscarle la chica. Todo estaba mas que dicho, o pensado. Para cuando ésta achacó el motivo de su soledad a su propia conducta, éste no titubeo en admitirlo. Con excusas y más excusas, pero una que realmente destacaba, que lo hacía por culpa de ésta sociedad.
«Te equivocas. Te equivocas, y mucho. Eres el primero en decir que te meto en un saco, cuando no eres como otros, o no debo catalogarlos como iguales a todos los ninjas; pero ahora mismo eres tú quien mete en un mismo saco a toda la basura que te ha fastidiado por no tener huevos de ser fuerte. Y no, no me refiero a fuerza física, me refiero a fuerza mental. Quien algo quiere, algo le cuesta. Así de simple, así ha sido y siempre será. Si no te esfuerzas por hablar con el resto, pillas y te automarginas, te dejas avasallar, y pasas de los demás como de la mierda... pues conseguirás lo que tu quieres, ser un alma errática y solitaria. La sociedad no hace al monstruo, es éste el que se dedica a comer niños y echarles las culpas a la sociedad por una mala infancia...»