11/11/2016, 01:23
Daruu creía que había acertado, pero era imposible de descifrar aquella expresión tan carente de... ehm... expresión. Creyó definitivamente que así era cuando el hermano de Ayame la miró y ella, tan inocente como siempre chocó el puño con los jóvenes con todo el entusiasmo del mundo.
«De verdad que es única...»
Se descubrió mirándola demasiado rato con una sonrisa estúpida, se sonrojó y desvió la mirada.
¡Entonces estamos todos de acuerdo! —exclamó, y los tres bajaron los brazos—. Entonces... yo debería llamarte también... "-sensei"
Kori asintió. Puede que Daruu quisiese sentirse integrado en el grupo como un igual, pero la verdad es que aquello se le hacía raro. Se puso en la piel de Ayame, e imaginó que sería bastante difícil para ella corregir el hábito.
—¿Creíais que sólo actuaba como juez en vuestro combate? Os estaba evaluando a ambos. Padre ya conocía mis planes al respecto —explicó Kori, aunque a Daruu la cara de Zetsuo en el combate no le parecía de "este combate ha cambiado, ahora Kori les evaluará", sino más bien de "vamos, pártele la puta cabeza a ese crío insolente"—. En cuanto os recuperéis llevaremos a cabo nuestra primera misión como equipo, así que más os vale estar preparados para entonces. Hace tiempo que habéis dejado atrás las misiones de rango D.
--¡Estoy deseándolo! —exclamó, sinceramente. Hacía mucho que no hacían una misión, y Daruu no había participado en otras misiones que no fueran de rango D. Las misiones de rango C eran encargos de verdad, y honestamente, teniendo en cuenta los peligros a los que ya se habían expuesto, seguro que estaban preparados.
...o eso quería pensar.
Kori se alejó hacia la puerta, y en el último instante se dio la vuelta.
—Si no me necesitáis para nada más...
Daruu negó con la cabeza, y esperó a que Kori saliera de la habitación.
—¿Sabes qué? —dijo Daruu—. Te quiero. No importa que tengamos que llevarlo con discrección, para mí no es nada malo. Somos shinobis al fin y al cabo, ¿no? La discrección es nuestra especialidad. —Rió.
»Estoy muy contento. Admiro a tu hermano, es un ninja muy guay. ¡Seguro que nos volvermos super fuertes a su lado!
El niño que llevaba dentro estaba floreciendo otra vez ante las perspectivas de futuro.
—Bueno... Me hubiera gustado invitarte a pasear en otro sitio más romántico, pero si no nos recuperamos cuanto antes no podremos ir a hacer esa misión... Ya nos han dicho que tenemos que caminar. ¿Vamos?
Se levantó con dificultad y le ofreció la mano a Ayame.
«De verdad que es única...»
Se descubrió mirándola demasiado rato con una sonrisa estúpida, se sonrojó y desvió la mirada.
¡Entonces estamos todos de acuerdo! —exclamó, y los tres bajaron los brazos—. Entonces... yo debería llamarte también... "-sensei"
Kori asintió. Puede que Daruu quisiese sentirse integrado en el grupo como un igual, pero la verdad es que aquello se le hacía raro. Se puso en la piel de Ayame, e imaginó que sería bastante difícil para ella corregir el hábito.
—¿Creíais que sólo actuaba como juez en vuestro combate? Os estaba evaluando a ambos. Padre ya conocía mis planes al respecto —explicó Kori, aunque a Daruu la cara de Zetsuo en el combate no le parecía de "este combate ha cambiado, ahora Kori les evaluará", sino más bien de "vamos, pártele la puta cabeza a ese crío insolente"—. En cuanto os recuperéis llevaremos a cabo nuestra primera misión como equipo, así que más os vale estar preparados para entonces. Hace tiempo que habéis dejado atrás las misiones de rango D.
--¡Estoy deseándolo! —exclamó, sinceramente. Hacía mucho que no hacían una misión, y Daruu no había participado en otras misiones que no fueran de rango D. Las misiones de rango C eran encargos de verdad, y honestamente, teniendo en cuenta los peligros a los que ya se habían expuesto, seguro que estaban preparados.
...o eso quería pensar.
Kori se alejó hacia la puerta, y en el último instante se dio la vuelta.
—Si no me necesitáis para nada más...
Daruu negó con la cabeza, y esperó a que Kori saliera de la habitación.
—¿Sabes qué? —dijo Daruu—. Te quiero. No importa que tengamos que llevarlo con discrección, para mí no es nada malo. Somos shinobis al fin y al cabo, ¿no? La discrección es nuestra especialidad. —Rió.
»Estoy muy contento. Admiro a tu hermano, es un ninja muy guay. ¡Seguro que nos volvermos super fuertes a su lado!
El niño que llevaba dentro estaba floreciendo otra vez ante las perspectivas de futuro.
—Bueno... Me hubiera gustado invitarte a pasear en otro sitio más romántico, pero si no nos recuperamos cuanto antes no podremos ir a hacer esa misión... Ya nos han dicho que tenemos que caminar. ¿Vamos?
Se levantó con dificultad y le ofreció la mano a Ayame.