12/11/2016, 16:33
Iwata aspiró con ansia el humo de su cigarrillo mientras Datsue se explayaba en contarle por qué aquella hierba era una mierda y cómo la suya era mucho mejor. Claro, no había duda de que el cultivo de aquella planta era más fructífero al Norte, donde hacía un Sol radiante casi todo el año y mucha menos humedad. Sin embargo, a un lugareño no tenía por qué sentarle bien que un forastero llegase allí diciéndole qué debía fumar. Y, a juzgar por el ceño fruncido del anciano, él no era la excepción.
Su rostro se arrugó todavía más cuando el Uchiha se permitió llamarle de '-san', pero aun así, no dijo nada.
Cuando el joven gennin le tendió su pitillo, Iwata dejó sobre la mesa el que había estado fumando y lo tomó entre los dedos huesudos de su mano diestra. Lo observó durante un momento antes de sacar una caja de cerillas de uno de los bolsillos de su yukata y prender una. Dió fuego al cigarro, aspiró una honda calada y su rostro se relajó visiblemente. Estaba claro que esa mierda era buena.
El anciano siguió fumando durante un rato, hasta casi acabarse el cigarrillo, sin parar de observar fijamente a Datsue. Era como si quisiera leerle con la mirada. Cuando casi quedaba sólo el filtro, lo dejó sobre la mesa y cogió el suyo, ofreciéndoselo al Uchiha.
Las palabras directas y sin rodeos de Karamaru fueron tomadas por el pescador como malos modos y falta de cortesía. Apretando los dientes y arrugando el ceño, el tipo alzó un puño amenazador.
—Mira zagal, yo no jé de dónde viene' tú, pero por aquí zomo' gente educá, mentiende'? —resopló como un caballo enfurecido—. Azinque si no quiere' terminá en er río, más te vale que...
—¡Karamaru-kun!
Una voz sorprendió a muchacho y hombre. Akame acababa de aparecer detrás de su compañero, y al ver la situación no tardó en alzar ambas manos en gesto conciliador.
—Tranquilo, buen hombre. Mi compañero es un poco brusco, pero ya nos vamos.
El pescador pareció satisfecho con la disculpa, aun sin quitar aquella expresión rabiosa de su rostro, y dándose la media vuelta echó a andar en dirección contraria a donde estaban los ninjas. Akame esperó a que el tipo estuviese a una distancia prudencial antes de abordar a su compañero de profesión.
—¿No habías ido con Datsue-kun a interrogar a ese tal Iwata?
Su rostro se arrugó todavía más cuando el Uchiha se permitió llamarle de '-san', pero aun así, no dijo nada.
Cuando el joven gennin le tendió su pitillo, Iwata dejó sobre la mesa el que había estado fumando y lo tomó entre los dedos huesudos de su mano diestra. Lo observó durante un momento antes de sacar una caja de cerillas de uno de los bolsillos de su yukata y prender una. Dió fuego al cigarro, aspiró una honda calada y su rostro se relajó visiblemente. Estaba claro que esa mierda era buena.
El anciano siguió fumando durante un rato, hasta casi acabarse el cigarrillo, sin parar de observar fijamente a Datsue. Era como si quisiera leerle con la mirada. Cuando casi quedaba sólo el filtro, lo dejó sobre la mesa y cogió el suyo, ofreciéndoselo al Uchiha.
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Las palabras directas y sin rodeos de Karamaru fueron tomadas por el pescador como malos modos y falta de cortesía. Apretando los dientes y arrugando el ceño, el tipo alzó un puño amenazador.
—Mira zagal, yo no jé de dónde viene' tú, pero por aquí zomo' gente educá, mentiende'? —resopló como un caballo enfurecido—. Azinque si no quiere' terminá en er río, más te vale que...
—¡Karamaru-kun!
Una voz sorprendió a muchacho y hombre. Akame acababa de aparecer detrás de su compañero, y al ver la situación no tardó en alzar ambas manos en gesto conciliador.
—Tranquilo, buen hombre. Mi compañero es un poco brusco, pero ya nos vamos.
El pescador pareció satisfecho con la disculpa, aun sin quitar aquella expresión rabiosa de su rostro, y dándose la media vuelta echó a andar en dirección contraria a donde estaban los ninjas. Akame esperó a que el tipo estuviese a una distancia prudencial antes de abordar a su compañero de profesión.
—¿No habías ido con Datsue-kun a interrogar a ese tal Iwata?