17/11/2016, 04:19
«¿Hanaiko Daruu?». Aquel nombre le sonaba de algo al igual que aquella apariencia le hacía recordar una vaga descripción.
—Creo que es importante que sepáis lo máximo posible sobre él, por si nos lo encontramos como enemigo en algún momento… Su nombre era Hanaiko Daruu —le había contando su compañero rubio hacía tiempo.
«Ya veo… Interesante, y problemático», pensó, mientras recordaba lo dicho por Nabi en aquella época del torneo de los dojos.
El joven de ojos grises le observó con una mirada calmada mientras que su plato, recién servido, humeaba, apetitoso justo frente a él. Se imaginó varias maneras de contestar, algunas eran similares a como le hablaba a Nabi cuando le daban sus episodios de “reglas y responsabilidades”, pero pronto recordó que sus comentarios liberales siempre le causaban conflictos con el Uchiha. Su expresión no daba señal alguna de que siquiera estuviese pensando en algo, pero tampoco parecía ser indiferente a lo que se le estaba preguntando.
Al final, un suspiro escapó de sus labios mientras sus ojos se cerraban con tranquilidad. Era su forma de demostrar paciencia ante las situaciones incómodas.
—Demasiadas preguntas, Hanaiko —dijo, con voz neutra—. “¿Qué hacen aquí? ¿Quiénes son? ¿De dónde vienen?”. Me haces dudar sobre si quieres socializar con nosotros o interrogarnos bajo alguna sospecha.
En general el joven de ojos grises no era de los que buscaban problemas, pero se llevaba demasiado mal con los agentes de la ley y con su multitud de preguntas incómodas y su actitud inquisitiva. Claro, bien podría ser que aquel chico estuviera de servicio, patrullando el tren mientras que va de una estación a otra, solo cumpliendo con su trabajo, pero el Ishimura ni siquiera se detuvo a pensar en ello, al igual que no pensaba en las incomodidades que podía llegar a causar.
—Creo que es importante que sepáis lo máximo posible sobre él, por si nos lo encontramos como enemigo en algún momento… Su nombre era Hanaiko Daruu —le había contando su compañero rubio hacía tiempo.
«Ya veo… Interesante, y problemático», pensó, mientras recordaba lo dicho por Nabi en aquella época del torneo de los dojos.
El joven de ojos grises le observó con una mirada calmada mientras que su plato, recién servido, humeaba, apetitoso justo frente a él. Se imaginó varias maneras de contestar, algunas eran similares a como le hablaba a Nabi cuando le daban sus episodios de “reglas y responsabilidades”, pero pronto recordó que sus comentarios liberales siempre le causaban conflictos con el Uchiha. Su expresión no daba señal alguna de que siquiera estuviese pensando en algo, pero tampoco parecía ser indiferente a lo que se le estaba preguntando.
Al final, un suspiro escapó de sus labios mientras sus ojos se cerraban con tranquilidad. Era su forma de demostrar paciencia ante las situaciones incómodas.
—Demasiadas preguntas, Hanaiko —dijo, con voz neutra—. “¿Qué hacen aquí? ¿Quiénes son? ¿De dónde vienen?”. Me haces dudar sobre si quieres socializar con nosotros o interrogarnos bajo alguna sospecha.
En general el joven de ojos grises no era de los que buscaban problemas, pero se llevaba demasiado mal con los agentes de la ley y con su multitud de preguntas incómodas y su actitud inquisitiva. Claro, bien podría ser que aquel chico estuviera de servicio, patrullando el tren mientras que va de una estación a otra, solo cumpliendo con su trabajo, pero el Ishimura ni siquiera se detuvo a pensar en ello, al igual que no pensaba en las incomodidades que podía llegar a causar.