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Se seguía sintiendo incómodo, cómo si el fuera un sobrante en la conversación que previamente habían armado. De haberlo sabido mejor se hubiera quedado en el baño donde no importunaría nadie, además la charla había parecido tomar un rumbo no muy agradable, ya que aparentemente el recién llegado de Amegakure les inquirió sobre el propósito de su viaje. Por otro lado estaba el señor que ni al cuento con los shinobis, es más, todos parecían simplemente seguirle la corriente para salir del paso o ignorarlo directamente.
"No me parece correcto esto, es una falta de educación. Bueno, veré si lo arreglo, además así me safo de las hostilidades."
Volteó a ver al señor, para demostrarle que le estaba poniendo atención.
—Se podría decir que es una media verdad, Kuchiro-san— No estaba acostumbrado a tratar a los mayores con confianza aunque estos se la dieran —Si hay ciertos... Como decirlo, "trucos" que hacen aparentar que un ninja puede desaparecer así de la nada.— Era una respuesta muy vaga, pero eso era lo que quería. Con suerte, el señor se interesaría más y le preguntaría más cosas y así seguir charlando aunque sin dar demasiada información.
Entre tanto seguía parando oreja, estudiando la discusión que llevaban su compañero de armas y el recién llegado.
"¿Otra vez con eso?, vamos Kazuma-san. Sí hace ratos el desconfiado eras tú. Al final de cuentas no debemos descuidarnos, pero la verdad no es para nada agradable andarse amargando."
El Takanashi trató de contenerse, pero en vista de la situación suspiró, tomando aire para dirigirse a todos los presentes.
—Justamente hace poco estábamos conversando sobre lo protocolarios y cuidadosos que debemos comportarnos los shinobis ante los extraños— Dijo haciendo una breve pausa —Tú en especial, siendo tu tierra debes estar extrañado de la presencia de extranjeros, Daruu-kun, pero he de decir que al menos yo solo ando de paso mientras arreglo asuntos personales.