5/12/2016, 19:19
—Bueno', contarme. ¿Eh' verdá que los ninja' podéi dezaparecé por arte de magia?
—Se podría decir que es una media verdad, Kuchiro-san. Si hay ciertos... Como decirlo, "trucos" que hacen aparentar que un ninja puede desaparecer así de la nada.
El jornalero que se sentaba a comer junto a ellos se había afanado en liarse un cigarrillo. En cuanto lo encendió y dio la primera calada, Daruu arrugó la nariz, molesto por el olor del humo. Pero no dijo nada. Estaba concentrado en otra cosa.
—Demasiadas preguntas, Hanaiko —dijo, con voz neutra—. “¿Qué hacen aquí? ¿Quiénes son? ¿De dónde vienen?”. Me haces dudar sobre si quieres socializar con nosotros o interrogarnos bajo alguna sospecha.
Daruu arrugó la nariz aún más que si le hubieran exhalado una humareda de tabaco directamente en la cara.
—Cuidado con lo que dices, viajero en país ajeno —espetó, elevando el tono de voz—. Puede que sea sólo un simple genin, pero los shinobi tienen que velar por la seguridad y los intereses de su aldea y de su país. Tú estás en mi país. Yo sólo cumplo mi deber.
»Es evidente que quería interrogaros. Tampoco es que lo haya escondido. La actitud de vuestras respuestas, sean sinceras o me estéis mintiendo sin duda decidirá si acabamos socializando o no.
—Justamente hace poco estábamos conversando sobre lo protocolarios y cuidadosos que debemos comportarnos los shinobis ante los extraños. Tú en especial, siendo tu tierra debes estar extrañado de la presencia de extranjeros, Daruu-kun, pero he de decir que al menos yo solo ando de paso mientras arreglo asuntos personales.
—...y ese es un buen ejemplo. Si no tienes nada que esconder, no tienes motivos para decir quién eres y de donde vienes. La reluctancia sólo hace que las sospechas incrementen. Yo te he dicho mi nombre, me he presentado, me he disculpado por interesarme por vuestros motivos y destinos. Tú me has mirado desde arriba, me has llamado por el apellido y has tratado de decirme cómo tengo o no tengo que actuar de acuerdo a mi deber.
»Déjame darte un consejo ahora a mí, Kazuma-san. Sigue así y tú y yo acabaremos mal. Corrige tu actitud y tal vez lleguemos a... "socializar".
—Se podría decir que es una media verdad, Kuchiro-san. Si hay ciertos... Como decirlo, "trucos" que hacen aparentar que un ninja puede desaparecer así de la nada.
El jornalero que se sentaba a comer junto a ellos se había afanado en liarse un cigarrillo. En cuanto lo encendió y dio la primera calada, Daruu arrugó la nariz, molesto por el olor del humo. Pero no dijo nada. Estaba concentrado en otra cosa.
—Demasiadas preguntas, Hanaiko —dijo, con voz neutra—. “¿Qué hacen aquí? ¿Quiénes son? ¿De dónde vienen?”. Me haces dudar sobre si quieres socializar con nosotros o interrogarnos bajo alguna sospecha.
Daruu arrugó la nariz aún más que si le hubieran exhalado una humareda de tabaco directamente en la cara.
—Cuidado con lo que dices, viajero en país ajeno —espetó, elevando el tono de voz—. Puede que sea sólo un simple genin, pero los shinobi tienen que velar por la seguridad y los intereses de su aldea y de su país. Tú estás en mi país. Yo sólo cumplo mi deber.
»Es evidente que quería interrogaros. Tampoco es que lo haya escondido. La actitud de vuestras respuestas, sean sinceras o me estéis mintiendo sin duda decidirá si acabamos socializando o no.
—Justamente hace poco estábamos conversando sobre lo protocolarios y cuidadosos que debemos comportarnos los shinobis ante los extraños. Tú en especial, siendo tu tierra debes estar extrañado de la presencia de extranjeros, Daruu-kun, pero he de decir que al menos yo solo ando de paso mientras arreglo asuntos personales.
—...y ese es un buen ejemplo. Si no tienes nada que esconder, no tienes motivos para decir quién eres y de donde vienes. La reluctancia sólo hace que las sospechas incrementen. Yo te he dicho mi nombre, me he presentado, me he disculpado por interesarme por vuestros motivos y destinos. Tú me has mirado desde arriba, me has llamado por el apellido y has tratado de decirme cómo tengo o no tengo que actuar de acuerdo a mi deber.
»Déjame darte un consejo ahora a mí, Kazuma-san. Sigue así y tú y yo acabaremos mal. Corrige tu actitud y tal vez lleguemos a... "socializar".