12/12/2016, 22:55
«¿A qué se refiere?» Se preguntó una curiosa Ayame, ante la súbita invitación de Kōri.
Sin embargo Daruu, súbitamente alarmado, se inclinó sobre su asiento para poder acercarse más a su sensei:
—¿En serio, Kōri-sensei? —susurró, y el joven de los cabellos albos ladeó ligeramente la cabeza hacia él—. ¿Pero tú has visto cómo nos miraban cuando Ayame estaba pidiendo el ramen? No creo que a esta gente le apetezca mucho socializar. Y si les apetece, la verdad es que a mi no.
Ayame palideció al escucharle, pero al mirar a su hermano, este sacudió la cabeza.
—No, Daruu-kun. En ningún momento he tenido la intención de socializar con esta gente —respondió, y Ayame suspiró aliviada—. Me refería a nosotros tres —aclaró, señalando con el dedo índice a Daruu, después a Ayame y después a sí mismo.
—Pero... si tú y yo somos hermanos. Y hemos vivido al lado de Daruu-kun desde siempre —intervino Ayame, extrañada.
—Puede que tú y yo nos conozcamos más de lo que conocemos a Daruu-kun. Pero siempre queda algo en el tintero. Y estoy seguro de que estás sobreestimando tus conocimientos sobre tus allegados.
En ese momento llegó el camarero con los tres platos, y con su habitual cara arrugada como una bola de papel los dejó frente a cada uno de los comensales antes de volver a marcharse sin mediar palabra alguna. Cuando Ayame fijó la mirada en su plato se dio cuenta de lo mucho que distaba aquel ramen de otros que había probado en otros establecimientos más acogedores. Se veía desde tres leguas que aquellos fideos no estaban recién hechos, sino que provenían de una porción anteriormente congelada y recalentada para ser servida. Torció ligeramente el gesto cuando hundió los palillos y notó el caldo más espeso de lo que sería normal y por un momento se vio tentada de no comer. Pero sabía que no encontrarían nada mejor en los alrededores y el camino que les aguardaba era largo y duro...
—Entonces, ¿en qué consiste esta "socialización"? —le preguntó a su hermano, en tal de apartar sus pensamientos del plato que aguardaba frente a ella.
—Qué os gusta... qué os disgusta... cuáles son vuestras perspectivas de futuro... Cosas como esas. Empieza, Daruu-kun.
Tras remover el caldo un par de veces, Ayame se decidió y se llevó una tira de fideos a la boca.
Maldita sea, ni siquiera estaban calientes...
Sin embargo Daruu, súbitamente alarmado, se inclinó sobre su asiento para poder acercarse más a su sensei:
—¿En serio, Kōri-sensei? —susurró, y el joven de los cabellos albos ladeó ligeramente la cabeza hacia él—. ¿Pero tú has visto cómo nos miraban cuando Ayame estaba pidiendo el ramen? No creo que a esta gente le apetezca mucho socializar. Y si les apetece, la verdad es que a mi no.
Ayame palideció al escucharle, pero al mirar a su hermano, este sacudió la cabeza.
—No, Daruu-kun. En ningún momento he tenido la intención de socializar con esta gente —respondió, y Ayame suspiró aliviada—. Me refería a nosotros tres —aclaró, señalando con el dedo índice a Daruu, después a Ayame y después a sí mismo.
—Pero... si tú y yo somos hermanos. Y hemos vivido al lado de Daruu-kun desde siempre —intervino Ayame, extrañada.
—Puede que tú y yo nos conozcamos más de lo que conocemos a Daruu-kun. Pero siempre queda algo en el tintero. Y estoy seguro de que estás sobreestimando tus conocimientos sobre tus allegados.
En ese momento llegó el camarero con los tres platos, y con su habitual cara arrugada como una bola de papel los dejó frente a cada uno de los comensales antes de volver a marcharse sin mediar palabra alguna. Cuando Ayame fijó la mirada en su plato se dio cuenta de lo mucho que distaba aquel ramen de otros que había probado en otros establecimientos más acogedores. Se veía desde tres leguas que aquellos fideos no estaban recién hechos, sino que provenían de una porción anteriormente congelada y recalentada para ser servida. Torció ligeramente el gesto cuando hundió los palillos y notó el caldo más espeso de lo que sería normal y por un momento se vio tentada de no comer. Pero sabía que no encontrarían nada mejor en los alrededores y el camino que les aguardaba era largo y duro...
—Entonces, ¿en qué consiste esta "socialización"? —le preguntó a su hermano, en tal de apartar sus pensamientos del plato que aguardaba frente a ella.
—Qué os gusta... qué os disgusta... cuáles son vuestras perspectivas de futuro... Cosas como esas. Empieza, Daruu-kun.
Tras remover el caldo un par de veces, Ayame se decidió y se llevó una tira de fideos a la boca.
Maldita sea, ni siquiera estaban calientes...